A propósito de abusos de poder, corrupción, latrocinio y cuanta injusticia pueda citarse pareciera que el tiempo de la justicia se ha desvanecido, dando paso a la idea que la impunidad, que se regodea burlonamente de quienes quieren que la justicia impere, se erigirá como vencedora final en un país que reclama la restitución de todos sus derechos.
¿Interesante no? Comento: Hitler y Mussolini eran los grandes vencedores. Constructores de grandes obras materiales de desarrollo contra la destrucción de la espiritualidad de sus naciones a las que inocularon con su odio, sus banderas, eslóganes y toda la parafernalia amedrentadora de las pobres almas de naciones que querían un futuro mejor, soñadoras y embelesadas en megaobras, que al final del camino quedaron tan solo como referentes de una época que pretendió ser la de los mil años para devenir en holocaustos, muerte, dolor y sufrimiento del planeta en su totalidad.
¿Los recordamos con aprecio, con amor?
Obviamente Nicaragua no es ni la Alemania del Tercer Reich ni la Italia del Duce Mussolini.
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