Blog De la Calle: La rehén de Hitler (y la mujer que era hombre)
Hitler se negó a colgar una medalla a ningún judío alemán y Gretel Bergmann fue excluida del equipo por la extraña aparición de una desconocida: Dora Ratjen.
Adolf Hitler dejó claro que no entregaría una medalla de oro a ningún atleta judío, y menos alemán, en los Juegos Olímpicos de Berlín. Algo que le costó ser excluida de la convocatoria de la selección alemana de atletismo pocos días del inicio.
La saltadora, nacida al sur de Alemania en la pequeña localidad de Laupheim en abril de 1914, era miembro de una familia judía. Destacó practicando el salto de altura, disciplina en la que llegó a superar el 1,51 en los campeonatos del año 31. Dos años más tarde, al llegar al poder los nazis y ser expulsados de los clubes deportivos los judíos, Bergman emigró a Inglaterra con su familia. En 1934, tras saltar 1,55, fue presionada para regresar a Alemania y competir bajo la bandera de su país. A escasos días de la celebración de los Juegos, el 27 de junio de 1936, igualó el récord nacional de 1,60 que ostentaba Elfriede Kaun.
Sin embargo, al acercarse los Juegos comenzaron a ocurrir cosas extrañas. El 11 de julio una saltadora desconocida llamada ‘Dora’ Ratjen igualó el 1,60 de Kaun y Bergmann. Cinco días después se notificaba a Gretel a través de una carta que era excluida del equipo que representaría a Alemania en la cita olímpica. El 1 de agosto arrancaban los Juegos Olímpicos nazis con Hitler presente en el estadio y Bergmann en su casa castigada por su condición de judía. La final se resolvió en el desempate, después de que la alemana Elfriede Kaun, la británica Dorothy Odam y la húngara Ibolya Csak empatasen al saltar 1,60. Finalmente la tercera se colgó al oro, tras pasar el listón en 1,62, siendo Kaun bronce mientras la inglesa subía al escalón intermedio del podio.
Gretel BergmannEurosport
Una vez excluida, Gretel decidió exiliarse a los Estados Unidos donde se proclamó campeona de altura en los campeonatos de la Amateur Athletic Union (AAU) en 1937 y 1938. Casada con el sprinter Bruno Lambert, pasó a llamarse Margaret Lambert y recibió la ciudadanía estadounidense en 1942. Desde ese momento luchó incansablemente por denunciar el maltrato de los deportistas judíos motivo por el que escribió una autobiografía By leaps and bounds (A pasos agigantados). En 2004 su historia fue llevada al cine con el documental Hitler’s pawn. The Margaret Lambert Story (El rehén de Hitler), narrada por la israelí Natalie Portman.
No pisó Alemania hasta 1999 y hasta 2009 no fue restaurado su récord de altura e incluido en el palmarés de plusmarcas. Posteriormente se renombró una de las principales avenidas del Estadio Olímpico de Berlín como Gretel-Bergmann-Weg. Preguntada por su historia, se limitó a afirmar: “Hubiera ganado el oro, no había otra posibilidad”. Gretel Bergmann, como la conocían los alemanes, Margaret Lamber, como era conocida en Estados Unidos como una reconocida activista judía, o la Rehén de Htiler, como la bautizó aquel imprescindible documental falleció hace unas horas a los 103 años.
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