El pasado jueves, la chilena Marcela Gabler detuvo su vehículo en medio de una manifestación contra Nicolás Maduro en Venezuela, para ayudar a un grupo de jóvenes que estaba siendo golpeado. Allí fue detenida y estuvo tres días presa sin tener contacto con familiares y amigos, tras ser acusada por insultar a un policía.
“Nos vinimos por la dictadura de Pinochet. Mi padrastro era un perseguido político (…) Es la primera vez que me pasa algo así“, contó a El Mercurio.
“Me pusieron unas amarras como si fuesen unas esposas, que me dejaron las muñecas moradas; marcadas. Yo más bien decía que era chilena, que tenía lupus, que cómo hacían eso. En ningún momento los agredí. Se me fueron encima unos seis, y armados… Cuando llegamos al comando les pedía que me dijeran por qué me habían detenido, pero no respondían. Pedí prestar una llamada, y le avisé a mi hermana”, agregó.
Su estadía tras las rejas no fue agradable: dormían en el suelo o en sillas, revela. Ella lo hizo en este último y les daban comida que les llevaban organizaciones de derechos humanos o familiares de detenidos. “Las celdas tienen manchas con excremento y sangre. Me descompensé y me subió la presión. Como soy chilena, llamaron a un médico. Tenía una crisis hipertensiva. El médico extendió un informe, se lo llevaron al juez, y el juez me dejó libre“, afirmó.
“La crisis hospitalaria y de salud es gravísima. Se están muriendo muchos niños, porque se los comen los parásitos (…) Por lo que recuerdo, esto está peor que la dictadura de Pinochet. Es mucho peor”, sostuvo.
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