Por Adriano Miguel Tejada.
La gente está observando el caso Odebrecht y el manejo que le están dando las autoridades, con un dejo de resignación. La gente entiende que, al igual que con otros casos en el pasado reciente, no va a pasar nada.
Esa carga emocional, de frustración, que se va acumulando, sin embargo, puede ser el detonante de una crisis muy seria que puede terminar con los partidos tradicionales como los conocemos.
Por eso, aunque los dirigentes de esas agrupaciones, comenzando por el Partido de la Liberación Dominicana, quieren poner buena cara y aplaudir las tímidas y tardías medidas de las autoridades, el pueblo está opuesto a esa actitud, aunque parezca resignado.
Los dirigentes del partido de gobierno y los de la oposición saben que el caso Odebrecht es un caso distinto a los anteriores. La investigación local no tiene importancia. Ya la investigación está hecha y en el acuerdo firmado en los Estados Unidos, la empresa se compromete a colaborar, al igual que los propios Estados Unidos.
No hay forma de escapar sin sacarle la lengua al pueblo con todo lo que ello significa.
Si nuestra política fuese ejercida con criterios de Estado, hace tiempo que las complicidades hubiesen salido a flote. El mantenimiento del clima democrático y el poder es más importante que tres o cuatro individuos, algunos de los cuales son, además, insignificantes, aunque tengan dinero.
Pero si el espíritu de cuerpo mal entendido, o el amiguismo produjeran el resultado que la gente entiende va a ocurrir, que luego no lloren ni busquen refugio.
De mi parte, yo creo firmemente que algo tiene que pasar, o pasará lo que nadie sensato quiere que pase...
atejada@diariolibre.com
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