Ruddy German Perez
Cuando el jueves 29 de abril de 1965, el periodista polaco-estadounidense Tad Szulc, viajaba desde Puerto Rico hacia Santo Domingo, en el buque de guerra de los Estados Unidos, Wood County, algunos pensaron que éste escribiría en el New York Times una serie de reportajes que sirvieran de sello de confirmación a la invasión de Norteamérica.
Pero no ocurrió así. Szulc, nacido en Varsovia, Polonia en 1926, escribió los reportajes, pero desveló las reales intenciones de los marines norteamericanos, de impedir a toda costa que los constitucionalistas tomaran nuevamente el poder con el profesor Juan Bosch a la cabeza.
Sacó de la alcantarilla política las verdaderas intenciones de los ocupantes de la Casa Blanca, de no permitir la instalación de una nueva Cuba en el Caribe, como alegaban para intervenir por segunda vez en Santo Domingo..
Szulc estaba acostumbrado a escribir sus impresiones sin tomar en cuenta a quien beneficiaba o a quien perjudicaba, tal como hizo en la década de 1950 cuando cubrió las revueltas contra Juan Domingo Perón, en La Argentina; o el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, o las interioridades de la invasión a Bahía de Cochinos.
Este comunicador, que en los 74 años de vida escribió 74 libros, anotó todas las situaciones que le parecían fuera de lo normal durante la Guerra de Abril de 1965, dejando muy claro que el ex embajador norteamericano en el país John Bartlow Martin no tenía idea de lo que ocurría en Santo domingo, y que todas las decisiones tomadas por el Tío Sam, eran sugeridas por el encargado de negocios Bill Connet.
Hizo un brillante ejercicio periodístico hasta que fue virtualmente desterrado hacia Portugal, el miércoles 26 de mayo en medio del fragor de la lucha en Santo Domingo.
Tad Szulc nunca se confabuló con el Poder, nunca buscó recibir sobornos a cambio de sus escritos, nunca contemporizó con ningún sector económico, ni político. Nunca vendió su pluma ni sus pensamientos.
Ojalá que algunos periodistas de hoy intenten hacer una labor creíble como la que llevó a cabo el comunicador polaco-norteamericano, fallecido el 21 de mayo del 2001 en Washington a causa de cáncer del páncreas y de los pulmones.
Su norte fue decir siempre la verdad, aunque el muerto fuera norteamericano.
Su norte fue decir siempre la verdad, aunque el muerto fuera norteamericano.
Estas reflexiones surgen con motivo del panorama periodístico que actualmente exhibe la República Dominicana, donde algunos grupos de comunicadores actúan de forma similar a los carteles de las drogas de América del Sur.
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