El año 1988 puede quedar muy lejos para algunos, pero quizás no tanto en Turquía, donde las imágenes en baja definición, formato de cuatro tercios y colores deslavazados del Chile de aquella época han vuelto a ponerse de moda. Todo ha sido a raíz del referéndum que el próximo mes de abril celebrará el país euroasiático para que sus ciudadanos decidan si dan el visto bueno a un cambio constitucional que transformará su actual sistema parlamentario en un régimen presidencialista bajo la batuta del polémico Recep Tayyip Erdogan.
La oposición turca, debilitada por casi 15 años de gobierno islamista y sucesivas derrotas electorales, ha rescatado la historia del plebiscito que desbancó al dictador chileno Augusto Pinochet del poder en 1988 y sueña con asestarle un golpe parecido al cada vez más autoritario presidente turco.
A decir verdad, más que la propia campaña del referéndum chileno, lo que ha inspirado a los turcos, por quedar más cercana en el tiempo, ha sido la película No (2012) dirigida por Pablo Larraín y cuyo reparto encabeza Gael García Bernal. La web Oda TV se hace eco de cómo el filme chileno se ha popularizado en Turquía durante los dos últimos meses y, de hecho, se han organizado pases en diferentes lugares. La canción “No lo quiero, no” grabada por Isabel, Javiera y Tita Parra para la campaña de la oposición chilena ha sido subtitulada al turco; y variados artículos en los medios opositores y las redes sociales han explicado cómo los chilenos consiguieron, contra todo pronóstico, hacer que triunfará el No a Pinochet y tratan de sacar conclusiones que poder aplicar a la campaña del referéndum turco.
En caso de que venza el Sí en Turquía, Erdogan podría optar a presentarse a las elecciones presidenciales de 2019 y posteriormente renovar su cargo en 2024 durante otros cinco años
El presidente de la cámara de arquitectos de Ankara, Tezcan Karakus Candan, por ejemplo, escribe en el medio online Gazete Duvar que la campaña electoral hacia la consulta chilena se inició, del mismo modo que la turca, en un ambiente de pesimismo para la oposición en el que se creía que “el poder tendría todo bajo control” y recurriría “al fraude electoral” si era necesario para garantizar una victoria del Sí y, con ello, la permanencia de Pinochet ocho años más en el poder (en caso de que venza el Sí en Turquía, Erdogan podría optar a presentarse a las elecciones presidenciales de 2019 y posteriormente renovar su cargo en 2024 durante otros cinco años).
Por eso, Candan insta a que los divididos partidos de la oposición que se oponen al sistema presidencialista en Turquía —socialdemócratas, izquierda prokurda, diversos partidos marxistas, una pequeña formación islamista y algunas facciones de la derecha— hagan como la Concertación chilena y apuesten por una campaña “en positivo”, que “ilusione”, “una a la oposición” y “venza al miedo”.
Uno de los éxitos de la campaña por el No de 1988 fue alejarse de la visión negativa que pretendía imprimir el oficialismo a la oposición y, aplicando estrategias de márketing moderno, lograr la confianza de la gente pese al absoluto dominio gubernamental de los medios de comunicación. Y ahí es donde los opositores turcos tratan de establecer paralelismos: si bien Erdogan ha llegado al poder no mediante el golpe de Estado como hizo Pinochet sino imponiéndose elección tras elección en comicios libres desde 2002, su control de los medios de comunicación ha llegado a ser casi absoluto, a excepción de un puñado de cabeceras y medios digitales que continúan resistiendo (en el último año más de 3.500 periodistas críticos han sido despedidos y 151 informadores se encuentran entre rejas).
Del mismo modo, el Gobierno turco ha tratado de dinamitar la campaña de la oposición equiparando a los partidos que defienden el No con grupos “terroristas” y “separatistas” que, según el primer ministro, Binali Yildirim, también son contrarios al cambio de la Constitución y al sistema presidencialista.
Las encuestas de cara al referéndum de abril no se ponen de acuerdo en qué opción ganará por lo que se prevé un resultado ajustado, algo que da cierta esperanza a la oposición. En cambio, Aykan Sever, de la web opositora Bianet llama a no hacerse ilusiones con los parecidos respecto al plebiscito de 1988, ya que “la coyuntura es diferente”.
Por ejemplo, mientras en Chile la campaña de la oposición aunaba a toda una colección de partidos que iban desde el socialismo marxista a la democracia cristiana, en Turquía el hecho de que la reforma haya sido aprobada por los islamistas con apoyo de la derecha nacionalista y la oposición esté liderada por formaciones de izquierda empuja al votante conservador y al progresista a situarse en opciones contrarias. Igualmente, recuerda Sever, el régimen militar chileno estaba “fuertemente presionado” por la comunidad internacional para garantizar una consulta transparente y limpia, mientras que las autoridades turcas cada vez conceden menor importancia a las críticas que le llegan del extranjero.
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