Por Carlos Baez.
El ‘’Boquechivo’’ de hoy 23 de febrero, la verdad que nos ha sorprendido de manera no grata. Hemos sido siempre un gran admirador de las ocurrencias y genialidades que se expresan en la caricatura de esa columna de humor, desde su origen por su creador ido a destiempo Harold Priego, y luego por las que realiza su hijo, quien heredo el talento de su padre. En ellas casi siempre se refleja el sentir de la sociedad en el momento, y se comunican críticas válidas, por lo que tiene una influencia indudable en este pueblo, que lamentablemente luego del dictador Trujillo dejar más de un 75% de analfabetismo, y a casi a cincuenta y seis años después de la decapitación de esa dictadura, ningún gobierno ha invertido en educación, considerando que construir escuelas todavía no es cambiar el escenario del pan de la enseñanza que se necesita en nuestro país.
En la caricatura de hoy se expresa la diferencia de la dictadura y la democracia, desde una perspectiva que no es válida, y dada la influencia de esa columna pensamos es nociva, más en este momento que la democracia pasa quizás por uno de esos momentos de más imperfección que hemos tenido dado los últimos escándalos y la impunidad que es el cáncer de este sistema.
La dictadura no es solo ‘’robar uno’’. La dictadura no es solo dolo, es sangre y sombra. La dictadura es tortura, es asesinato, es monopolio comercial, es no libertad de asociación, de acción, ni de filiación política. La dictadura es no libertad de expresión, esa misma que ha hecho que ‘’Boquechivo y Diogenes’’ se comuniquen a través de imágenes y diálogos para poner el dedo en la llaga de forma graciosa en cantidad de acciones criticables en esta sociedad.
Nuestra democracia es imperfecta, sumamente imperfecta, últimamente se están notando mucho más dichas
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