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La primera edición de los juegos olímpicos tuvo lugar en Atenas, capital de Grecia en 1896, y desde allí se llevan a cabo cada cuatro años siendo, esta la competición multidisciplinaria más importante a nivel mundial.
Berlín, buscaba ser sede de los juegos olímpicos en 1916, cosa que no se dio por el estallido de la primera Guerra Mundial. Esto no sucedió, sino hasta 20 años más tarde, en 1936, momento en el cual Adolf Hitler ya había llegado al poder.
“Participar en aquellos juegos implicaba a apoyar a Hitler”; muchos de los países no querían asistir, tal vez, porque su presencia implicaba estar de acuerdo con las ideologías e imposiciones del régimen nazi.
La propaganda nazi usó los juegos olímpicos
Joseph Goebbels (Ministro de propaganda Nazi) y el Führer, vieron en los juegos una oportunidad perfecta para mostrar al mundo el régimen Nazi. Desde el momento en que iniciaron, se dieron a la tarea de usar cada evento como una oportunidad de hacerse propaganda, tanto así que la ceremonia de inauguración contó con una concentración de masas como solían hacerlo los nazis.
Las competiciones fueron el plato fuerte, el ideal, era imponerse en cada una de las disciplinas que allí se disputaron. Varios de los títulos que los alemanes obtuvieron iba a generar controversia años más tarde.
Los procedimientos a lo largo del certamen no fueron los adecuados e incluso no tenían fundamento alguno. Si bien es cierto que los Naciz buscaban el primer lugar en la tabla de medallería también es cierto que excedieron los límites.
La historia de varios deportistas dejaron al descubierto que, más que un tema deportivo, se trataba de una muestra de poder al mundo, donde no importaba los métodos, y que siempre había una manera de ganar. Aunque también estaba dispuesto a que su tan anhelada raza aria fuera la protagonista. Asistieron 49 en ese enonces, para un total de 4066, en suma de todas las delegaciones, cifra que superó los juegos que se habían celebrado en años anteriores.
Se mencionan varias historias que marcaron aquellas olimpiadas. Una de ellas fue la de Dora Ratjen, hombre que fue obligado a participar como una mujer en salto alto y Jesse Owen un estadounidense afrodescendiente que ganó cuatro medallas de oro, opacando la participación de su contrario alemán, Luz Long. Hecho que a Hitler no le vino nada bien llegando al punto de no querer entregar las preseas.
La Alemania Nazi obtuvo el objetivo con el que había empezado los juegos olímpicos, quedando en primer lugar en la tabla de medallería pasando por encima de Estados Unidos que había ganado las anteriores.
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