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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

viernes, 24 de febrero de 2017

Franco era socio de la Sociedad de derecho autoral de España.


La SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) contaba, el pasado lunes día 20, con 120.842 miembros, incluyendo los herederos de los socios fallecidos. Con 110.447, ateniéndonos estrictamente a los vivos. El socio número 5.672 nació en Ferrol el 4 de diciembre de 1892 y murió en Madrid el 20 de noviembre de 1975.
Esos datos coinciden con alguien llamado... Francisco Franco Bahamonde. ¿Coinciden?... No. Corresponden al mismísimo Caudillo, quien, con fecha del 26 de febrero de 1964 (hará pasado mañana 53 años), envió una carta al presidente de la SGAE, el dramaturgo Joaquín Calvo Sotelo. Remitida desde El Pardo, escrita a máquina, firmada de su puño y letra, y conservada en los archivos históricos de la SGAE, decía así:
«Muy Sr. mío:
Ruego a usted se acepte mi solicitud de ingreso en esa Sociedad, participándole que, a tal efecto, acato las normas por las que se rigen las distintas modalidades del derecho de autor administradas por la entidad, así como las disposiciones que en el futuro acuerde su Consejo de Administración, y confiero a la misma los poderes necesarios para que se administren los derechos de mis obras en cualquiera de sus aspectos (Gran Derecho de Representación; Ejecución, Variedades y Reproducción Mecánica; música y texto de las películas o derecho de proyección o presentación cinematográfica en los locales; derechos de edición; publicación en prensa, radio y televisión; derechos de traducción, adaptación, etc., etc.) y ostente con carácter de exclusiva mi representación legal y administrativa en todos los países y en todos los casos.
Mi filiación es la siguiente:
Apellidos: Franco Bahamonde.
Nombre: Francisco.
Seudónimo: «Jaime de Andrade».
Fecha y lugar de nacimiento: 4-12-1892. El Ferrol.
Estado civil: Casado.
(1) Escritor de.
(2) Compositor de.
(3) Autor de libros.
Domicilio: Palacio Nacional de El Pardo (Madrid)».
Resulta asombroso, casi fascinante, leer de un Franco en, todavía, la cumbre de su poder verbos como «rogar» y «acatar» dirigidos a la consideración rectora de otros. Quizás revele el respeto, a su modo, del Generalísimo por una actividad, la cultural, la intelectual, a la que él, frustrado, no pertenecía. O, en todo caso, sólo de modo marginal, tras haber publicado en 1922, cuando era comandante en Marruecos, la novela Diario de una bandera.
Ya como Jaime de Andrade escribió Raza, unas páginas ambientadas en la Guerra Civil y protagonizadas por una familia gallega de abolengo, dividida ideológicamente. El relato reunía todos los ingredientes para convertirse en una película glorificadora del carácter de los vencedores y de la justificación moral, de la mano benévola de Dios, de su triunfo. En palabras de su autor en el prólogo, «a través de ellas [las páginas] encontraréis la fiel imagen de todas las familias españolas que han sabido resistir los furiosos embates del materialismo».
Estrenada el 5 de enero de 1942 en el madrileño Palacio de la Música con la asistencia de la crema jerárquica de Movimiento, la cinta conoció un éxito instantáneo y rotundo. Producida por el Estado por medio de una «Cancillería del Consejo de la Hispanidad», se benefició de un presupuesto desconocido, por elevado, en la época y de las órdenes emanadas de las alturas gubernamentales.
Curiosamente, el título original, Raza, con el que la Sociedad de Autores Cinematográficos (SAC) registró la película, fue, en 1950, suavizado en su contundencia imperial. A tenor de los tiempos que corrían tras el resultado de la Segunda Guerra Mundial, se suprimieron algunos planos y se moderaron, doblados de nuevo, ciertos diálogos. El título se cambió por el de Raza. Espíritu de una raza, que es el que figura en el registro de la SGAE.
En la ficha, Franco, en calidad de "autor del argumento", compartía los derechos de la parte literaria con el director, José Luis Sáenz de Heredia, doble perceptor como «autor del guión» y «autor de los diálogos». Los porcentajes de ambos en el rendimiento comercial de la obra no los desvela la SGAE, respetuosa con la Ley de Protección de Datos.
La misma Ley impide conocer las cantidades devengadas por la película a lo largo del tiempo y si Franco percibió las que le correspondían. Si así fue, lo haría, con efectos retroactivos, 22 años después de la presentación del film, a partir de su ingreso en la entidad gestora. Una entidad a la que, paradójicamente, el propio Caudillo ayudó a desprenderse del asfixiante control ejercido por el franquismo en todas las instituciones de la vida nacional. El 1 de febrero de 1952, y por consejo de Joaquín Ruiz-Giménez, ministro de Educación Nacional, aprobó con su firma los nuevos estatutos de la Sociedad, liberándola de un exceso de centralismo que la salvó de convertirse en otro sindicato vertical y contribuyendo a su crecimiento posterior.
La película es digna de análisis para estudiosos de la historia de nuestro cine. Como muestra representativa en grado sumo del género heroico-católico del momento, no está olvidada. Máximo ejemplo de propaganda y adoctrinamiento, se sigue proyectando de vez en cuando en televisión y salas especiales. No ha dejado, por lo tanto, de producir cantidades variadas. Y desconocidas, en virtud de la escrupulosa obediencia a la Ley aludida.
Franco, que sí designó un sucesor de su obra política en la persona del entonces Príncipe Juan Carlos, no nombró, sin embargo, heredero de su obra intelectual. Ni ninguno de los posibles beneficiarios de su legado se acreditó nunca como aspirante a recibirlo.

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