La Haya
Supuesta víctima de los nazis, el nombre del Franz Anton Stapf figura en el monumento dedicado a los judíos en el Hollandsche Schouwburg, un antiguo teatro de Ámsterdam, hoy museo, donde se tramitaron las deportaciones durante la II Guerra Mundial. También aparece en Yad Vashem, el Centro Mundial para el Recuerdo del Holocausto, en Jerusalén. Un error mayúsculo. Nacido en Fráncfort, como la familia de Ana Frank, la autora del famoso Diario, Stapf no era judío, sino en realidad un simpatizante hitleriano. Fotógrafo, sus imágenes de la ciudad holandesa ocupada aparecieron a menudo en la prensa antisemita y luchó con el Ejército alemán en el Frente Oriental. Falleció en su país en 1977.
¿Cómo pudo pasar Franz Anton Stapf por muerto en los campos de concentración? Una confusión administrativa, descubierta ahora, llevó a concluir en 1960 que había desaparecido en la contienda. Ahora, subsanado el error, el Archivo Municipal ha aprovechado sus fotos y las de otros profesionales para ilustrar Ciudad en guerra, una muestra que revisa la vida cotidiana y la resistencia en la capital holandesa entre 1940 y 1945.
"En 1950, el expediente de Stapf rezaba terminado, lo que pudo interpretarse en la posguerra como desaparecido o muerto. Una década después, se elaboró una lista oficial para homenajear a los judíos muertos, con unos 100.000 nombres por cotejar, entre ellos el suyo. Aunque se indagó en su pasado, no se encontró nada. De modo que cerraron el caso", dice Erik Somers, investigador del Instituto para el Estudio de la Guerra, el Holocausto y el Genocidio (NIOD, en sus siglas neerlandesas). Junto con su colega, René Kok, firma el libro que acompaña la exposición, y admite el dolor que ha causado comprobar tan tarde que un nazi estaba en el registro del Holocausto.
Para complicar más las cosas, al fallo humano se sumó el impulso coleccionista irrefrenable de un soldado canadiense, que "formaba parte de las tropas liberadoras, y se llevó 5.000 negativos de Stapf a su país", con lo que era muy difícil recomponer el periplo del fotógrafo. "En 1981, un profesor de la universidad British Columbia (Canadá) los devolvió. Guardados en NIOD, la preparación del libro y la exposición ha desvelado la verdadera identidad del fotógrafo.
Stapf fue un emigrante económico que dejó Alemania y puso en Holanda su apellido a una exitosa agencia de fotografía, Stapf Bilderdienst. Con su cámara Leica a cuestas, pateó Ámsterdam entre 1935 y 1941 sin llamar la atención. Su crónica urbana no habría destacado de no ser por la invasión nazi, en 1940. "Durante la década de 1930, no exhibió su ideología política. Sin embargo, a partir de 1941 se pone el uniforme del ocupante y su ojo profesional cambia", dice Somers. En una foto tremenda, de 1941, camina uniformado por una calle de Ámsterdam, durante los choques entre los integrantes del brazo armado del partido nazi holandés (NSB, en sus siglas neerlandesas) y los vecinos judíos. Stapf acudió como reportero gráfico, pero en el brazo izquierdo lleva la cruz gamada. Su trabajo apareció entonces en medios nazis de Holanda y Alemania, donde caldeaba el antisemitismo presentando los barrios judíos como sucios y atrasados.
"Sabemos que se unió a las tropas nazis en 1941 y regresó a Ámsterdam, herido, en 1943. Una vez curado, marchó de nuevo a luchar a Rusia y Polonia. En 1944 es dado por desaparecido, pero suponemos que su esposa, hijos y hermana regresaron a Alemania sin daños", concluye el investigador. Estremecidos, en el Hollandsche Schouwburg buscan la manera de borrar el apellido Stapf, grabado en cristal.
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