Lo cierto es que la mujer estuvo sumida en un estado de desigualdad en cuanto a derechos, esto hasta que llegara el punto que marco el antes y después, no solo para ellas, si no para el mundo.
¡La revolución francesa!
La revolución francesa de 1789 no solo mostró la gallardía, fuerza y aportes que la mujer siempre tuvo consigo, si no que puso de manifiesto que todo lo que un hombre podría alcanzar, la mujer también lo podía. Una vez abierto esa trocha desde la revolución francesa, los derechos civiles y políticos de las mujeres comenzaron a tener los principales espacios de discusión a nivel mundial.
Fueron escalando desde el no tener nada en el ayer, hasta tener derechos que desplazan derechos de los hombres en el día de hoy.
No tenían derecho a la expresión política, no tenían derechos a agruparse, no tenían derechos a formarse, no tenían derechos a elegir, no tenían derechos a ser elegidas; más hoy, tienen derecho a todo lo anterior mente escrito y más todavía; también tienen cuotas políticas que se les reservan solo por el hecho de ser mujer.
En nuestra república dominicana para 1934 se organizó el Voto de Ensayo de la mujer. En esa ocasión sufragaron unas 96 mil 424 de ellas. Sin embargo, no fue hasta 1942 cuando se hizo realidad este reclamo del derecho al voto de las feministas de la época, encabezadas por Abigaíl Mejía, quien en 1931 había fundado la Acción Feminista Dominicana junto a otras militantes. La paradoja de este hecho es que fue logrado en la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien lo usó para legitimar su régimen de oprobio y represión en las elecciones del 16 de agosto de ese año, pero la totalidad de estos derechos vienen a concretarse con la llegada al poder del profesor Juan Bosch y su constitución del 1963.
Transportando nos a la actualidad, hoy tenemos unas mujeres con derechos políticos garantizados, y más que eso; con derechos que les dan superioridad y producen desigualdad frente a los derechos de los hombres en lo civil, como el derecho único a renunciar a la comunidad de bienes de los esposos, cuyo derecho le es permitido solo a la mujer en lo político, las cuotas para los cargos electivos, sin pasar por un proceso interno de elección, y es aquí el meollo del asunto.
Cuando cito que “EL LIDERAZGO NO TIENE SEXO”, es referente a que cuando un conglomerado de personas acuden a elegir a quienes los representarán, a la hora de hacerlo no les interesa si es mujer u hombre, lo que les interesa es si cumplirán con sus demandas en dichos puestos y que les representará.
El asunto de la cuota para la mujer suprime el derecho fundamental de elegir y ser elegidos que consagra nuestra constitución, ya no le estamos reconociendo derechos a las mujeres, lo que se está haciendo ahora es otorgándole derechos a la mujer vulnerando lo de los hombres.
Los puestos electivos no es asunto de sexo vuelvo y repito, si una mujer o un hombre no construye un liderazgo, un conglomerado de personas no lo elegirá por más que se les obligue a ver los como candidatos. Más aun, ésta acción es pasible de ser recurrida en inconstitucionalidad, por ante el tribunal constitucional por violar el derecho fundamental de elegir y ser elegido por la persona que le afecte.
Si bien es cierto que no hemos tenido muchas repercusiones en este tema debido a la disciplina que puede tener en un partido el afectado directamente, no pueden pensar que siempre será tomado de esa forma.
A LA MUJER QUE SE FAJO A CONSTRUIR UN LIDERAZGO, NO HAY QUE DARLE CUOTA.
Pregunten les a las mujeres que han presidido en sus países si llegaron a ser las principales líder de su nación debido a una cuota. LA RESPUESTA ES ´´NO´´
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