Ines Aizpun
EDITORIAL DIARIO LIBRE
Si un partido político es incapaz de organizar por sí mismo su propia elección interna sin trampas... ¿puede dirigir la vida de una sociedad? Si un partido no puede administrarse para cubrir sus primarias cada cuatro años... ¿puede administrar el dinero de todo el país?
Si los partidos son incapaces de priorizar su propio bien sobre sus rencores internos... ¿podemos confiar en que son capaces de garantizar la convivencia?
¿Somos espectadores, cómplices o víctimas de esta realidad que legitimamos votando cada cuatro años?
Si un partido -cualquier partido- no sabe cómo elegir a su candidato sin salir de un tribunal, enredado en intrigas, con “mediadores” terrenales y espirituales, debería ser castigado en las próximas elecciones.
Con los impuestos pagamos los servicios que recibimos, los que deberíamos recibir, los que no recibimos. Pagamos lo que reciben otros, pero que el candidato o funcionario entrega a título personal. Pagamos comisiones, sobrevaluaciones, extorsiones y sobornos. Pagamos novias y novios, queridas y familiares-botellas. En pesos y en dólares.
Pagamos obras mal hechas, duplicadas y extemporáneas. Pagamos a empresarios y/o sindicatos aliados con políticos y políticos que dejaron su puesto con todo tan amarrado que hasta sus hijos viven de eso. En todos los sectores de la economía. Por pagar, hasta pagamos un vertedero que no se puede usar porque en lo que desechamos también hay dinero y lo quieren... Pagamos por lo que ellos se ganan sin derecho y perdemos lo que se imposibilita producir honestamente.
¿Y además pagaremos 5,000 millones de pesos para sus primarias? No es sólo Odebrecht. Los políticos han secuestrado la economía y ahora arriesgan la democracia.IAizpun@diariolibre.com
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