El golpe de Estado Pinochet en 1973, uno de los hechos más trascendentales de la historia reciente de Chile.
La dictadura militar que duró 17 años sumió al país en un ambiente oscuro y de fuertes represiones contra el pueblo.
Este lunes, el Gobierno chileno conmemorará el 44 aniversario del derrocamiento del presidente Salvador Allende con una ceremonia en el Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo, la última que encabezará Bachelet como presidenta.
Se espera que Bachelet homenajee en esa ocasión al excanciller Orlando Letelier, que fue asesinado en 1976 en Washington por orden de Pinochet.
Allende Gossens asumió al poder en Noviembre de 1970, tras ganar las elecciones con el partido de la Unidad Popular, venciendo a Jorge Alexandri y Rodomiro Tomic. El político marxista obtuvo 983, 041 votos.
Al llegar el mes de noviembre de 1970, asume el poder en Chile y de inmediato inicia una serie de reformas sociales, donde lo más relevante eran la distribución de la riqueza y la nacionalización de la minería.
A medida que se iba profundizando el programa de reformas sociales, la oligarquía chilena en coordinación con el gobierno de los Estados Unidos fue activando planes conspirativos
El Tanquetazo, consistente en una intentona golpista con la utilización de tanques en la mañana del 29 de junio de 1973, encabezado por el teniente coronel Roberto Souper Onfray, fue la primera acción abierta de los militares contra el presidente Allende.
Esa conspiración fue sofocada por el jefe del Ejército, general Carlos Prats.
A pesar de la situación, los militares continuaron conspirando, y cuatro meses después del Tanquetazo, en la mañana del 11 de septiembre rodean el Palacio de La Moneda, exigiendo la renuncia de Allende.
El gobernante rechazó las exigencias de los militares golpistas, y decidió hacer resistencia desde el Palacio junto a varios colaboradores cercanos, como el periodista Augusto Olivares, quien murió durante el tiroteo.
Cuando los militares asumieron el control de la situación, el general Augusto Pinochet Ugarte se puso al mando del gobierno, iniciando así una de las dictaduras más espantosas de América Latina.
Durante la dictadura, según cifras oficiales, unos 3,200 chilenos murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1,192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras otros 33,000 fueron torturados y encarcelados y más de 300,000 debieron exiliarse.
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