5 de julio de 2016 - 12:10 am -
Decía que un Frente Unido de Revolucionarios Latinoamericanos basado en París, planeaba, con el apoyo de Elías Wessin y Wessin, tomar el poder en Santo Domingo, asesinando a Balaguer.
En 1970 la CIA contaba con agentes que había infiltrado en el Movimiento Popular Dominicano (MPD) grupo de extrema izquierda de orientación pro China y maoísta.
En los archivos norteamericanos encontré un reporte de la CIA del 17 de enero de 1970 donde cita el reciente arresto de Maximiliano (“El Moreno”) Gómez, Secretario General del MPD, acusado de haber asesinado policías y reporta que uno de sus agentes infiltrados había informado que ese día el liderazgo del MPD había dado órdenes a sus militantes en Villa Consuelo que estuvieran listos para actuar en caso de que “El Moreno” no fuese puesto en libertad bajo Hábeas Corpus. “Se capturaría a un funcionario de la embajada en Santo Domingo para mantenerlo como rehén para asegurar la libertad de Gómez en una acción similar a la tomada por los comunistas brasileños al capturar al embajador norteamericano en Brasil”. La CIA comentó que Villa Consuelo era el barrio obrero con la base del MPD más cercana a la embajada norteamericana.
Otro, o tal vez el mismo agente infiltrado, reportó que dos días antes en San Pedro de Macorís tres altos dirigentes del MPD informaron que ese grupo contaba con un comando dentro de las Fuerzas Armadas dominicanas ubicadas en Santo Domingo. Sin embargo, la CIA opinó que el MPD no contaba con “apoyo importante” allí.
A los tres meses y nueve días de ese reporte, el Agregado Militar norteamericano Donald J. Crawley fue capturado por el MPD en el campo de polo cercano al Hotel El Embajador. El embajador Meloy reportó que algunos militares y policías se oponían a la devolución exigida por el MPD de 21 prisioneros a cambio de la entrega del coronel y que más bien pensaban llevar a prisión a más izquierdistas, lo que pondría en peligro la vida de Crawley. Meloy describió esas reacciones como “primitivas y de quienes la vida significa muy poco”, por lo que “arriesgarían la vida del coronel con el propósito de eliminar a sus enemigos en la izquierda”. Ante esa extraordinaria información Henry Kissinger, Asesor de Seguridad del Presidente Nixon, le preparó de inmediato un memorándum al presidente norteamericano y Meloy entonces recibió un mensaje personal de Nixon para Balaguer que decía: “Porque hay una vida humana inmediatamente en juego le urjo, a pesar de todo, por el bien de esa vida, que acepte los términos de los que lo capturaron”. Al entregar la nota Meloy informó personalmente a Balaguer que no era el propósito que la misma fuese hecha pública. Pronto los 21 prisioneros salieron rumbo a México y Crawley fue entregado a la embajada de ese país.
Pero otro agente infiltrado en París envió un reporte a la CIA un año después que su director Ricard Helms descartó por falso. Decía que un Frente Unido de Revolucionarios Latinoamericanos basado en París, planeaba, con el apoyo de Elías Wessin y Wessin, tomar el poder en Santo Domingo, asesinando a Balaguer. Los cubanos apoyaban a Caamaño como el próximo presidente. Los complotadores incluían a “El Moreno”, Máximo López Molina, Hector Aristy, Manolo Plata Díaz, José Gil Torres, Winston Franklin Vargas Valdés y Tácito L. Perdomo Robles. Casi todos habían sido intercambiados por Crawley. El agente infiltrado agregó que el embajador dominicano en París, José R. Molina Ureña, estaba ayudando a ese frente, proveyendo información y pasaportes y que Patricio Bosch era el contacto entre el frente y la embajada. Cuatro meses después Wessin sería expulsado del país. En varios libros y artículos de antiguos miembros del MPD estos citan quiénes podrían haber sido esos agentes infiltrados.
Nos luce que esos documentos desclasificados voluntariamente por el gobierno americano son más interesantes que los wikileaks involuntarios sobre lo conversado por el embajador norteamericano durante el gobierno de Hipólito Mejía y el primer gobierno de Leonel Fernández y que Alicia Ortega y yo hicimos públicos hace un tiempo.
Pero falta citar las muy interesantes conversaciones de Ramón Castillo (“Mon El Loco”) con funcionarios norteamericanos. Son una perla y tema para un próximo artículo.
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