28 de julio de 2016 - 12:08 am -
No me cansaré de repetir que el Ministerio Público de este país está lleno de servidores deficientes que se venden como lo mejor. El anterior procurador a Domínguez Brito y él mismo se encargaron de nombrar una serie de fiscales que no conocen la palabra profesionalidad y ética.
Entre el Procurador Domínguez Brito y la Fiscal del Distrito, Yeni Berenice la justicia dominicana se maneja como el ping pong. Por encima de ellos, la inexistente justicia está divida en dos, los jueces del gobierno y los que dejó Leonel Fernández. Casi es lo mismo pero varía en algunas cosas aunque en teoría se protegen unos con otros. Es decir, el Poder Judicial dominicano, propiedad del gobierno es más deficiente y corrupto cada día que pasa.
Lo mejor que a uno le puede pasar es jamás caer en ningún proceso judicial por lo traumático y desgastante que resulta, aparte de un alto costo económico y de las variopintas formas de corrupción que se presencia cuando se está envuelto en este tipo de procesos en países con un sistema judicial tan débil como el nuestro.
No me cansaré de repetir que el Ministerio Público de este país está lleno de servidores deficientes que se venden como lo mejor. El anterior procurador a Domínguez Brito y él mismo se encargaron de nombrar una serie de fiscales que no conocen la palabra profesionalidad y ética. Es necesario un saneamiento en las instituciones judiciales pero hasta que el PLD siga en el gobierno, es complicado. Me llegan correos casi a diario de personas desencantadas y engañadas de la poca o nula atención de las fiscalías del Estado.
La justicia frente a tantos casos que observamos con estupor a diario no puede seguir limitándose a “medidas de coerción” absurdas y ridículas para violadores, asesinos, pederastas, maltratadores, ladrones públicos y todo la amalgama de la maldad y la corrupción “humana”. Es hora de que ese supuesta aprobación del Código Judicial sea coherente con los innumerables casos que horrorizan cada día. Sumado a esto, una reforma carcelaria. Un tema eterno que nos llena de verguenza. Las cárceles del país son infiernos, coladores de enfermedades venéreas, delincuencia, hacinamiento, drogas y suicidio. Sucede de todo cada día. Permisividad consentida por autoridades y presos.
Otro asunto a destacar dentro del aparato judicial de este país, ¿qué hace el Tribunal Constitucional y la Suprema Corte para garantizar un cambio profundo en el aspecto judicial de esta sociedad? Nada. ¿Para qué sirven estas instituciones? para nada, es pura “representación”. ¿Qué ha hecho Mariano Germán por elevar la calidad de los servidores judiciales? nada. ¿Y el anterior a él, Jorge Subero Isa, qué hizo durante su gestión? Nada destacable en cuanto a la reforma judicial que tanto necesitamos. De hecho, el mismo Germán ha estado señalado en casos que aún se investigan. Todos esos “servidores” que están nombrados en estas instituciones se limitan a cobrar porque la mayoría ni acuden a esas sedes. Ganan buenos sueldos solo por estar nombrados.
Esa es la justicia que nos gastamos en este Estado fallido de país lleno de figuras decorativas en un asunto de vital importancia como es el Poder Judicial.
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