-Afirma Jules Dubois, dirigente de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Una entrevista de TONY DELAHOZA
Con fotos de C. ARIAS
Fotocopias: YASSET LLERENA
Con fotos de C. ARIAS
Fotocopias: YASSET LLERENA
Resolución 382 del régimen del 10 de marzo. 30 de abril de 1050. Se suspenden las garantías constituci3nales y se establece en Cuba la censura a la prensa. En estos días oscuros para el pueblo y para los trabajadores de la letra de molde, arriba a nuestra tierra Jules Dubols, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP y representante del diario norteamericano “Chicago Tribune”. Joven, dinámico, ágil en sus expresiones, JD emite sus primeras palabras al emisario de BOHEMIA: “No podemos celebrar la conferencia de SIP mientras exista en la Isla la censura a la prensa”.
Más adelante, ahora en actitud enérgica: “Estoy gestionando una entrevista con el general Batista. Si fracaso, es una invitación a que abandone el país. La Sociedad Interamericana de Prensa considera que la censura es siempre contraproducente y negativa para el gobierno y para la libre emisión del pensamiento. Los regímenes con base popular no le temen a la prensa. A juicio de los dictadores, hablar de democratización complete es subvertir el orden público”.
Dubois se detiene un instante. Toma entre sus manos un diario de la capital. Luego comenta: “Mire usted, esto es lo que provoca la censura. De nada pueden Informar los periódicos. Hasta el lema de Martí, ha sido suprimido. Es el que reza: “La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla”. Los cronistas políticos y los editorialistas sólo hablan de boxeo y de recetas de cocina. Y BOHEMIA, ¿qué informaciones puede insertar en sus páginas?”. Con firmeza: “Los dictadores son enemigos de la prensa libre”.
Analiza enseguida el problema de la prensa en América Latina. “No hay país –señala- que haya sufrido una censura de prensa más larga que Venezuela. Y es que para los dictadores constituye un delito denunciar los excesos administrativos y los asesinatos a mansalva. De Santo Domingo no hay que hablar. Cabe anotar lo sucedido recientemente a Jesús de Galindez, escritor español, desaparecido en Nueva York en los precisos instantes en que entregaba como tesis para su doctorado en la Universidad de Columbia un trabajo sobre “La era de Trujillo”.
Con voz emocionada: Precisamente acabo de recibir una hermosa carta del doctor Eduardo Santos, expresidente de Colombia, que voy a legar a mis hijos. Dice: “Nunca le diré a usted suficientemente hasta dónde agradezco la nobilísima actitud en defensa de “El Tiempo” y de la libertad de prensa… Ha dado usted el más bello ejemplo de valor, de tenacidad, de firme adhesión a generosos ideales… Usted ha sido ara todas las víctimas de las tiranías un aliado indispensable, el mejor de los amigos y de los estímulos…” Dubois cierra el diálogo: “La CIP continuará peleando por la libertad de prensa en el hemisferio”.
Serenamente, JD continúa exponiendo: Nicaragua, con la ominosa Ley del Bozal, que coarta la libertad de expresión. Los periodistas no pueden oponerse a la reelección de Somoza. Se paga con el destierro o la cárcel. Ahí están los ejemplos de Chamorro, Robledo, Aquiles Centeno, Luis Icaza… El gobernante de turno siente un profundo desprecio por la libre emisión del pensamiento. “Es asombroso el panorama –ha declarado el diario “La Flecha”-, pero confiamos en salir fortalecidos de esta dura prueba”.
Jules Dubois se levanta de su asiento. Revisa documentos. Y con su hablar pausado: “La situación de Colombia es la peor de América. La prensa independiente ha dado pruebas de heroísmo periodístico y de viril defensa del derecho del pueblo a expresarse libremente ante un régimen de persecución y de feroz censura. Hay periodistas dignos que no se someten a la voluntad de los dictadores. ¡Prefieren el hambre al sometimiento!
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