Kell señala que los mayores riesgos son que las economías de mercado cada vez se enfrentan más a populismos, nacionalismos y proteccionismos
¿Qué es el Pacto Mundial? Su propio presidente, Georg Kell, de visita en Madrid con ocasión del décimo aniversario de la red española, lo explica: «Es la primera organización de la ONU pública y privada, global y local». Nacida en 1999, este proyecto pretende involucrar a empresas y a la sociedad civil para promover diez principios de protección de los derechos humanos, de las condiciones laborales, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción. Desde entonces hasta 12.500 empresas de 145 países diferentes se han unido, siendo la red española una de las mayores. Una plataforma bajo la que operan las compañías y que, como subraya Kell «no es filantropía, son valores». Y en ocasiones sirve para abrir mercados.
-¿Cómo ha afectado la crisis al Pacto Mundial?
-¿Qué crisis? Todo depende del país al que le preguntemos. En las redes asiáticas, si preguntas a China o India te dirán que no la han tenido. En general, el impacto ha sido el opuesto, ha crecido más la red entre empresas. Cierto, algunas compañías han recortado costes pero el Pacto Mundial no es filantropía: son valores, principios y compromiso. Es una vuelta a los orígenes y la crisis ha tenido un efecto triple. Los riesgos han ido a la baja y se han dado cuenta de que hay que invertir en la gestión y autorregulación, fortalecer principios y valores para reducir riesgos.
-¿Qué aspectos preocupan más a los socios?
-Depende del país. Ahora lo que copa los primeros puestos de las agendas es el empleo. También la corrupción, por los efectos negativos sobre la economía.
-¿Pero de cara a las empresas con la crisis los objetivos económicos no están por encima de los sociales?
-Ambos van de la mano. Si me pregunta cuál es el mayor desafío a corto plazo es el conflicto social. La crisis ha perjudicado a los que han perdido su trabajo y los que no lo encuentran, jóvenes enfadados. En todo el mundo lo social y lo económico van de la mano.
-¿En qué países tiene más éxito?
-La mitad de los socios vienen de Europa, las empresas continentales están más abiertas a adherirse a principios que en EE.UU. España es nuestra red mayor. También porque las empresas españolas son muy internacionales nos han ayudado a extender la influencia a otros continentes, como Latinoamérica, donde Pacto Mundial ha tenido mucho éxito. También somos muy fuertes en Asia, China, Japón, Corea. Por ejemplo, en China cada vez hay más empresas que invierten en el extranjero, y muchas adoptan el Pacto Mundial para saber los principios en los que se opera fuera, mejorando, por ejemplo, en el respeto a los derechos humanos. Entre otras cosas, están aprendiendo a ser responsables para acceder a más mercados.
-Es decir, la responsabilidad tiene réditos económicos...
-Exacto. No puedes entrar en un país como un elefante. Hay que ser cada vez más global.
-¿Cuáles son sus retos principales?
-Los mayores riesgos son que las economías de mercado cada vez se enfrentan más a populismos, nacionalismos y proteccionismos. Hay una fragmentación del poder, el antiguo orden está en crisis, presenciamos un declive del multilateralismo que es muy negativo, y no hay un nuevo orden claro: estamos en plena transición. El enfoque del Pacto Mundial es pragmático: no pretendemos oponer liberalismo contra Estado o cualquier ideología. La ética, los buenos principios ayudan a las empresas a ir en la senda en la que va la sociedad y beneficia a ambas partes. En un mundo globalizado pero con muchos marcos regulatorios, lo mejor es encontrar espacios comunes de lo público y lo privado.
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