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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

lunes, 15 de diciembre de 2014

Confirmación versus mito



CARMEN IMBERT BRUGAL
2:00 am


15_12_2014 HOY_LUNES_151214_ Opinión12 A
Ocurre siempre cuando la chochez exculpa. Cuando algunos sobrevivientes pretenden que el olvido supere el dolor y no lo consiguen, cuando la parentela confunde vergüenza con pudor y teme exponer el calvario, la humillación. Es la verdad arrasada por el tiempo. La derrota. El clamor ahogado que permite la pervivencia del horror. Es, a veces, la claudicación, el hartazgo o ese trueque malvado de víctima a victimario porque no se puede más con la carga de vejaciones y de asombro. También está el miedo. El miedo que prohíja el silencio y la traición.
Con el silencio y la negación se pretende conjurar el daño. Confundir recuerdos, aparentar que nada ocurrió. Alguien escribió: “un asesino es siempre irreal cuando uno sabe que es un asesino”.
Algunos se asoman al testimonio pero no confiesan. Otros se acercan al abismo y los desgarros, más que conmovedores, indignan. Exponen la condición humana con una crudeza de espanto. Desde antes de los gulags y las barracas nazis, los relatos de prisioneros, torturados, exiliados, confrontan a contemporáneos que estaban ahí y no se percataban del desastre. La infamia es mejor atribuirla a una imaginación enajenada, a una mente calenturienta que alucina con garrote vil y picana, con albercas pestilentes como celdas, cucarachas y perros voraces, estupros y ratas, embarazos obligados, criaturas desaparecidas. La literatura se ha encargado de develar lo que el tribunal rechaza. Aunque la prosa no elimine la abyección, la expone. Como los agraviados esconden el episodio afrentoso y los difuntos y desaparecidos se quedan sin voz, la vejación es ocultada hasta que algún indicio motiva la curiosidad y comienza un proceso atormentador pero eficaz. Las comisiones de la verdad ayudan, a través de las experiencias personales, a ratificar y denunciar, de manera contundente. Ocurre en Asia, África, Europa y de este lado del planeta. Dilma Rousseff auspició la creación de la Comisión Nacional de la Verdad-CNV- que entregó la semana pasada su trabajo, para “garantizar el derecho a la memoria y a la verdad histórica y promover la reconciliación nacional”. Sabía que su recato estaba amenazado porque su confesión está en el informe. La presidenta de Brasil, víctima de los abusos cometidos por la dictadura militar, solo una vez mencionó su experiencia, cuando fue retada por un legislador.
La CNV investigó las violaciones a los derechos humanos realizadas por el Estado entre 1964 y 1988. Responsables, además de los perpetradores directos, son los cinco presidentes del régimen militar: Castelo Branco, Da Costa e Silva, Garrastazu, Geisel y Figueiredo. Los comisionados comprobaron la sistemática violación de derechos, a pesar de archivos quemados, víctimas sin identidad, cadáveres sin rastros. El reporte estremece. La periodista Eliane Brum recrea algunos de los hallazgos y también relata, en un reportaje publicado en “El País”, el caso de los jóvenes brasileños que piden el retorno del gobierno militar. “Prefiero creer que no saben lo que dicen ni lo que piden. No lo pueden saber. Si lo supiesen, no se atreverían”. Aquí, cualquiera puede solicitar eso y más, por el silencio, las omisiones, la complicidad. Por ese perder tiempo acotejando hechos antes de revelar la atrocidad.
La Federación de Fundaciones Patrióticas y el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana recabaron 100 mil firmas, para avalar la solicitud de creación de una Comisión de la Verdad destinada a investigar los crímenes de la tiranía trujillista. 53 años después de aquello es tiempo suficiente para desacralizar y develar. Los informes de estas instancias, urbi et orbe, desafían la imaginación. Luego de cifras, detalles, queda algo más que la conmiseración. Es la ratificación de la barbarie. Conocer obliga. En República Dominicana, el rechazo a esa obligación ha sido pertinaz. El tiempo pasa y la loza sigue firme. La tortura es relato de madrugada ebria, también invención de desalmados, las desapariciones ficción, las muertes cruces. Urge pasar del mito a la confirmación, aunque los culpables estén muertos, seniles o felices.

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