La opinion de Luis Cino Álvarez
El castrismo se alió al argentino Jorge Videla que tenía sobre su espalda a 20 mil desaparecidos. Ahora apoya a Kim Jong Un
jueves, diciembre 4, 2014 | |
LA HABANA, Cuba. — Recientemente, un programa de la cadena Telesur, Expedientes, trató el tema del apoyo del gobierno español a la dictadura militar argentina (1976-1983). El programa se refirió a los ventajosos tratos económicos para la dictadura que hizo el gobierno español, a sabiendas del terrorismo de estado que aplicaba, y como no prestó demasiada atención a los varios casos de ciudadanos españoles que fueron asesinados o desaparecidos por los represores argentinos.
Pero no solo España tuvo complicidades con la dictadura militar argentina. Si de eso se trata, Telesur debería dedicar también uno de sus programas al contubernio que estableció –a pesar de sus abismales diferencias ideológicas– el régimen castrista con la dictadura militar argentina.
Informaciones oficiales recientemente desclasificadas en Argentina, muestran que ambas dictaduras intercambiaron favores en las votaciones para obtener puestos en organismos de la ONU.
En 1977, Cuba solicitó y consiguió el voto de Argentina para poder ocupar un puesto en el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A cambio, Cuba accedió a la petición del régimen de Videla de votar a favor de que Argentina fuera reelegida en el Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC).
En abril de 1979, Fidel Castro envió una invitación personal al general Jorge Videla para que asistiera a la VI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados que se celebraría en La Habana en septiembre. Videla no asistió, pero envió en representación suya al subsecretario de Relaciones Exteriores Carlos Cavándoli.
Por aquella época, el gobierno cubano, a pesar de su apoyo a los Montoneros y otros grupos armados, además de los compadreos diplomáticos con el régimen de Videla, hacía buenos negocios con Argentina.
A finales de los años 70, procedentes de Buenos Aires llegaron a Cuba varios cientos de autos Fiat, Chevy y Peugeot, y aquellas pescaderías móviles donde muy poco tiempo hubo pescado, y en las que hoy, las pocas que quedan, fungen de cualquier cosa menos de pescaderías.
A sabiendas de los millares de muertos y desaparecidos (se calculan entre 20 000 y 30 000), los representantes del gobierno cubano maniobraron en la Comisión de Derechos Humanos, en Ginebra para impedir que el régimen militar argentino fuera condenado por sus crímenes.
En 1982, el régimen militar argentino, viéndose perdido, apeló al patrioterismo y se lanzó a la reconquista de las Malvinas, a sabiendas que la guerra con los británicos estaba perdida de antemano y que solo conseguiría sacrificar inútilmente las vidas de varios centenares de jóvenes soldados y marinos argentinos que se sumarían a los millares de asesinados y desaparecidos por los represores.
El mandatario cubano Fidel Castro ofreció en 1982 al dictador argentino Leopoldo Galtieri hundir un barco británico en plena Guerra de Malvinas, que llevaban a cabo el Reino Unido y la Argentina. Así se desprende de un documento secreto al que accedió Diario de Cuba.
En una reunión con Galtieri, el entonces embajador cubano en Buenos Aires, Emilio Aragonés Navarro, propuso, si así lo deseaba el militar argentino, “enviar un submarino o hundir un barco, cualquier cosa” para colaborar con la posición del país sudamericano en la Guerra. “Argentina no lo olvidará, ni ahora, ni lo va a olvidar por muchos años”, respondió el dictador con elogios.
El diálogo fue difundido este martes por el escritor Juan Bautista Yofre, ex jefe de la Secretaría de Inteligencia (SI, ex SIDE) argentina durante el gobierno del peronista Carlos Menem (1989-1999).
“Al señor Fidel Castro, dígale que le agradezco el espontáneo, decidido y firme gesto que ha tenido”, indicó.
En aquella ocasión, el gobierno cubano, invocó la solidaridad latinoamericana y el antiimperialismo para apoyar fervorosamente a Argentina, como si no supiese lo que se traía entre manos la dictadura militar con aquella guerra en el Atlántico sur.
Como mismo el gobierno de Madrid no se preocupó demasiado por los ciudadanos españoles desaparecidos en Argentina, tampoco el gobierno de La Habana formó mucho alboroto por Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández, los dos diplomáticos cubanos asesinados por los esbirros de Videla.
La política exterior del castrismo, más allá de su retórica, suele ser bastante oportunista y utilitaria.
Dictadura al fin ella misma, la castrista nunca ha hecho asquitos a los dictadores, por muy sanguinarios que sean, siempre que pueda sacar alguna utilidad de ellos. O simplemente, por pura simpatía. Como recientemente, cuando en la ONU, a riesgo de quedar en ridículo, el representante cubano acudió en ayuda del régimen dinástico del payaso asesino Kim Jong Un para intentar evitar que tuviese que responder ante la Corte Penal Internacional por sus crímenes contra la humanidad.
¡Cosas de la real politik castrista!
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