Al cumplirse el 192 aniversario del nacimiento del general Francisco del Rosario Sánchez, fundador de la República, compartimos plenamente las inquietudes del periódico ¨El Día¨, así como de diversas entidades y ciudadanos, en el sentido y tal como expresa el valiente diario en su primera página del 10 de los corrientes al postular: ¨Tímidos homenajes en honor a Sánchez¨, y ello es una verdad irrefutable por la cual congratulamos al distinguido director y amigo, Rafael Molina Morillo y a todos los integrantes de ese honroso matutino.
Todavía gran parte del país ignora y desconoce la estatura, el nivel y las luchas con decoro y sufrimientos de este paladín de la nación y su trágica muerte junto a sus 20 compañeros en San Juan de la Maguana, al oponerse a la hipoteca de la nación, entregada a España por el ex presidente Pedro Santana luego de obtener su independencia 17 años antes.
La dimensión y el valor de Sánchez y su fervor por la conquista de nuestra soberanía y libertad, son hitos históricos y gloriosos que nadie puede negar.
Su lealtad irrefutable a Juan Pablo Duarte y su doctrina redentora, son referentes y luminosos testimonios de ella.
Su lealtad irrefutable a Juan Pablo Duarte y su doctrina redentora, son referentes y luminosos testimonios de ella.
En ausencia del patricio Juan Pablo Duarte en el extranjero, Francisco del Rosario Sánchez asume la dirección y el control del movimiento restaurador y nacionalista junto al también patricio Ramón Matías Mella y otros que les acompañaron y en difíciles momentos. Se trasladaron a la Puerta de la Misericordia, y cercano a la una de la madrugada del 27 de febrero del 1844, ya todo bien estudiado y planificado, marcha desde allí hasta llegar a la Puerta del Conde junto con mella y otros valientes, entre ellos el San Cristobalense Nicolás Aliet, donde se inicia la gesta libertaria de nuestra República.
Sánchez, paladín de la moral y la dignidad, fue leal a plenitud a Juan Pablo Duarte, y al producirse la proclamación de Duarte en el Cibao, a la presidencia de la República, el caudillo Pedro Santana se junta con Francisco del Rosario Sánchez y le propone a éste que no apoyase la propuesta a favor de Duarte, y Sánchez le responde al tirano así: ¨soy y seré siempre leal a mi amigo Duarte y bajo ninguna circunstancia puedo ser traidor a éste, el cual seguiré hasta el último día de mi vida. Lamento no complacerle general Santana.¨
Cuando el generalísimo Máximo Gómez regresa desde Cuba victorioso a la República Dominicana luego de participar en la independencia y liberación de esa nación, el insigne maestro Don Federico Henríquez y Carvajal lo invita a visitar el mausoleo donde se encontraban Duarte, Sánchez y Mella, y cuando don Máximo Gómez se acerca al sarcófago de Sánchez le dice a Don Francisco: ¨No Don Francisco, el hombre es éste¨, señalándole con el dedo índice la tumba donde se encontraban los restos del mártir de San Juan.
Entre los distinguidos personajes dominicanos que opinaron sobre la vida y muerte de Sánchez, el ilustre ciudadano Don Virgilio Alvarez Pina dijo: ¨cuando escuchéis el nombre de Duarte, persígnense y cuando sea el de Francisco del Rosario Sánchez, arrodíllense.¨
Los restos del general Pedro Santana jamás debían encontrarse cercano a la familia Sánchez y otros héroes en la calle Las Damas, sino ser trasladados de donde originalmente fue sepultado, en El Seibo como desagravio a tantos y tantos héroes y mártires como María Trinidad Sánchez, que fueron fusilados, apresados y enviados al exilio por el anexionista Santana.
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