Esperar. ¡Qué más podemos hacer si ellos, con su eterno desdén, nos han dejado muy claro que somos esas Penélope que tenemos que aguardar hasta que nuestros ulises decidan regresar de la “guerra” electoral!
Al parecer, aunque digan que ya están ganados de calle, la batalla les preocupa. De no ser así, ¿por qué abandonar su responsabilidad para salir a “pelear”?
Por más que uno intente ponerse en su lugar es imposible. ¿Cómo se puede entender que el Congreso Nacional esté inactivo durante casi un mes porque los guerreros que elegimos para representarnos entienden que la campaña política está por encima de las leyes que han dejado abandonadas?
Esta semana los senadores y diputados no han sesionado. Tampoco lo harán hasta después del 15 de mayo a menos que haya alguna causa de fuerza mayor que requiera de su atención.
Al parecer, aunque digan que ya están ganados de calle, la batalla les preocupa. De no ser así, ¿por qué abandonar su responsabilidad para salir a “pelear”?
Por más que uno intente ponerse en su lugar es imposible. ¿Cómo se puede entender que el Congreso Nacional esté inactivo durante casi un mes porque los guerreros que elegimos para representarnos entienden que la campaña política está por encima de las leyes que han dejado abandonadas?
Esta semana los senadores y diputados no han sesionado. Tampoco lo harán hasta después del 15 de mayo a menos que haya alguna causa de fuerza mayor que requiera de su atención.
Irresponsables, ellos han dejado sobre la mesa proyectos de gran importancia para todos nosotros. Pero, ¿qué importa lo que nosotros pensemos o busquemos cuando lo que está en juego es su reelección? La vida de los políticos, al final, no es más que salir a la cacería de las ambiciones personales.
Esa, en realidad, es su guerra: retener el poder. Pero también es su Troya y, de no vivir en RD, podría ser ese caballo que les haga perder todo lo que desean tener: embriagados por el ego, dejando a un lado el trabajo, en cualquier otro lugar del mundo se lo cobrarían en las urnas. Aquí, sin embargo, estamos hechos de otra madera. Somos como Penélope y esperamos callados, viviendo nuestras odiseas y olvidando muy rápido.
Esa, en realidad, es su guerra: retener el poder. Pero también es su Troya y, de no vivir en RD, podría ser ese caballo que les haga perder todo lo que desean tener: embriagados por el ego, dejando a un lado el trabajo, en cualquier otro lugar del mundo se lo cobrarían en las urnas. Aquí, sin embargo, estamos hechos de otra madera. Somos como Penélope y esperamos callados, viviendo nuestras odiseas y olvidando muy rápido.
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