LA AUTORA es periodista. Reside en Santo Domingo.
Por ANGELA PEÑA
En apenas dos meses de 1967, los informes confidenciales de los departamentos de seguridad del Estado dominicano detectaron supuestos brotes guerrilleros en la sección Blanco Arriba, de Tenares, y en Sabana Consuelo, jurisdicción de Nagua. También reportaron la organización de un alzamiento en montañas aledañas a Padre Las Casas; un presunto plan de Luis Amiama Tio para derrocar al Gobierno presidido por Joaquín Balaguer, y un proyecto de los yanquis para eliminar físicamente al mandatario, a quien lo sucedería Héctor García Godoy. Planeaban tumbarlo, además, exmilitares constitucionalistas, según los datos.
Los altos jefes militares describieron a Balaguer maquinaciones para una escala de secuestros, actividades terroristas, desarme de policías y muerte por sorpresa a personas conocidas. En esos días ocurrió el atentado contra el ciudadano norteamericano Stewart Stens, en la galería de su residencia en la calle Santiago.
Se sucedieron los allanamientos y según los documentos, en viviendas de miembros de la izquierda aparecieron pistolas, brújulas, mapas, ropa de exploradores, fusiles, carabinas, granadas de mano, literatura “comunista”, espoletas, cargadores, cápsulas…
Pablo Rafael Casimiro Castro era minuciosamente vigilado en Panamá, pese a su delicado estado de salud tras un atentado, y se observaba el comportamiento de jóvenes de Pedernales que se preocupaban por su evolución. Se llevó a conocimiento del Presidente, además, un diario detallando entradas, salidas, reuniones de Caamaño, Juan Bosch, “Rafael Trujillo”, Pedro Mir Valentín y figuras sobresalientes internacionales.
La situación política parecía ser tensa pese a que Luis Segura, quien visitó Puerto Rico, se molestó porque allí se tenía esa impresión y así se lo manifestó a Balaguer, quien dio instrucciones a R. A. Font Bernard para que escribiera al cónsul en la Isla, Fausto Guzmán Cabrera, preguntándole qué medidas había tomado para contrarrestar esta campaña. El viajero denunció que hasta el cantante Tirso Guerrero, propietario del negocio “El Granada”, en el Viejo San Juan, dijo que no vendría más a grabar un programa de televisión semanal que le patrocinaba una industria licorera.
Estos datos figuran en Informes de abril y mayo del Fondo Presidencia, sección Palacio Nacional, relacionado con “Actividades Revolucionarias y/o Subversivas”, que figura en el Archivo General de la Nación.
La inquietud oficial posiblemente influyó en la retención e incautación de dinero, documentos y revistas políticas, “especialmente norvietnamitas”, al “reconocido izquierdista” Tirso Félix Mejía Ricart, declarado como “hermano del catedrático universitario y connotado comunista” Marcio Mejía Ricart.
En los memorandos remitidos a Balaguer y firmados por Ramón A. Soto Echavarría, jefe de la Policía Nacional, y Antonio Jorge Valderas, jefe del Servicio Secreto, se detallan las cifras, dos pasaportes (“uno privado y otro especial”) así como otro material remitido al Departamento Nacional de Investigaciones “para fines de análisis, especialmente en lo concerniente a posibles escrituras invisibles…”. Este intercambio de correspondencia es de los días 23 y 24 de mayo.
Los endosos del 30 de mayo firmados por Soto y Jorge Valderas apuntan, por otro lado, la detención de Bienvenido Antonio Guzmán Soto, Isidro Piña de la Rosa (Osiris), Juan Pablo Soto Féliz (Ignacio) y Vicente Segura Pereyra, del 14 de Junio, para ser investigados por la posesión de artículos para una expedición en la loma que les fueron entregados junto a 160 pesos por Fidelio Despradel Roques, secretario general de la agrupación, en los terrenos de la UASD, la tarde del 17.
Allí, agrega, “acordaron trasladarse al municipio de Padre las Casas y explorar la sección La Concha, Monte Bonito, Los Indios, Bohechío, Arroyo Cano y otros parajes; y a su regreso informar si existían condiciones para operar unidades de guerrillas en esa zona”. También niegan que los citados integrantes del encuentro con Fidelio fueran del PRD “puesto que ellos mismos han declarado haber hecho esa exploración por orden de la dirigencia del 1J4 y por pertenecer a esa agrupación política”.
Sobre este caso aparece una carta de Soto Echavarría a Balaguer llevando a su conocimiento que la Policía destacada en Padre las Casas no había efectuado ninguna detención pero que miembros del Ejército destacados allí “detuvieron a Manuel Féliz, Casimiro Rodríguez, Santiago Alcántara, José Isabel Lebrón y Virgilio Minaya”, residentes en el lugar, para investigarlos por supuestas reuniones que celebraban “en la residencia del nombrado Bernardo Segura, reconocido izquierdista en aquel municipio…”.
Orlando Mazara. El 16 de mayo de 1967, el segundo teniente del Ejército José Antonio Perelló Báez, comandante del destacamento en San José de Ocoa, se dirigió al capitán de ese cuerpo en la localidad, José Antonio Rodríguez Fernández, para informarle que a las 9:00 de la mañana de ese día se presentaron Jesús Gerónimo y Manuel E. Minyetty, ambos residentes en el paraje Arroyo Bonito, sección La Horma, “trayendo consigo el material de guerra que más abajo se detalla, el cual fue encontrado por dichos señores en el campo donde operaba el nombrado Orlando Mazara”, a quien le pertenecía.
Figuran un fusil G-3 número 141, desarmado; 190 cápsulas para fusil G-2; 338 para fusil Máuser; 76 para fusil A-R-15; 350 para ametralladora Thompson; dos cargadores para fusil G-3 y uno para Fal, un porta cargadores de lona para fusil G-3 y otro para ametralladora Thompson así como dos bultos, 27 “libros comunistas de Mao Tse Tung y Lenin”, 4 cuadernos y dos libretas escritos y varios “panfletos y mapas comunistas”.
Este “material de guerra” fue supuestamente encontrado por Gerónimo y Minyetty debajo de una piedra gigante “que existe en las cercanías de donde vivía Orlando Mazara”. Prometieron seguir explorando pues suponían que quedaban “más armas largas” de las que usaba el revolucionario asesinado.
Algunas informaciones de este agitado e intranquilizante acopio han sido referidas en testimonios orales y libros, excepto las relacionadas con tantas guerrillas en una de las cuales, la de Sabana Consuelo, hubo supuestamente combates, ráfagas de tiros, heridos y un revolucionario muerto. Tan sorprendente como los lugares donde combatían y el número de participantes, es el rebelde aniquilado, identificado con el mismo nombre de un destacado miembro de la izquierda nacional que está vivo.
La relación de los acontecimientos fue hecha al mayor general Enrique Pérez y Pérez, secretario de las Fueras Armadas, por el jefe del Ejército, Ramón Soto Echavarría, el coronel Ramiro Matos González, FAD y el capitán de navío Francisco A. Amiama Castillo, Marina de Guerra.
La relación de los acontecimientos fue hecha al mayor general Enrique Pérez y Pérez, secretario de las Fueras Armadas, por el jefe del Ejército, Ramón Soto Echavarría, el coronel Ramiro Matos González, FAD y el capitán de navío Francisco A. Amiama Castillo, Marina de Guerra.
El 25 de mayo, el teniente coronel Osvaldo Guzmán Liriano, del Estado Mayor del Ejército, informó que se esperaban desórdenes en todo el país el día 30, para mantener el Gobierno en zozobra con la intención de derrocarlo. Los autores de este plan serían el PRD, el PCD, el 14 de Junio y el MPD con el apoyo de los oficiales constitucionalistas que lucharon en abril de 1965.
Agrega que para llevar a cabo su proyecto, estas organizaciones solo esperaban una consigna que llamaron: “La hora cero”.
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