Una llamada telefónica desde Carondelet obligó al general Aguinaga a dejar todas sus actividades. Fue convocado para resolver los temas referentes a los sucesos en la Universidad Central de Quito, en cuyo espacio fue retenido un transporte militar. Los universitarios se empeñaron en tal actitud para demostrar que sus predios habían sido invadidos. Entonces elgeneral Aguinaga recibió la orden de tomar por asalto la Universidad y recuperar el transporte e imponer, a la fuerza, el orden. Este acontecimiento ocurrió el 25 de marzo de 1966.
La dictadura militar que gobernaba en aquel período fue instituida como tal el 11 de julio de 1963. Entre sus acciones inmediatas clausuró la Universidad Central y destituyó a su rector, el prestigioso maestro Alfredo Pérez Guerrero. Los dictadores suponían que cerrando a las universidades e interviniéndolas se clausuraba el pensamiento o la posibilidad de construir ‘los signos en rotación’ para dirimir la certeza de las ideas.
Fueron los tiempos cuando las universidades, dispuestas a promover la libre circulación de las opiniones y a favorecer la confrontación civilizada de ellas, no podían tener cabida en una estructura de poder omnímodo que se erigió como tal precisamente para silenciar toda voz crítica y alternativa de la realidad. De la misma manera y por igual circunstancia, los medios de comunicación dejaron de tener espacios de libertad debido a que su conducta develó su insistencia ética por descubrirnos lo cotidiano.
Para acallar la expresión del pensamiento universitario se fabricó una antidemocrática Ley de educación superior; para silenciar a la prensa se redactaron varios reglamentos sobre su comportamiento, gracias a los cuales, en más de una ocasión, se clausuró a algunos periódicos y a determinadas radios del país.
“Los universitarios fuimos perseguidos por nuestras ideas de manera constante. Nuestra lucha por la defensa de la autonomía universitaria fue silenciada con la prisión y el confinamiento”, dice, a modo de testimonio, Milton Burbano Bohórquez, quien en aquellos años se desempeñó como presidente de la FEUE Nacional.
que circuló en esa época
“Los sucesos del 25 de marzo de 1966 demostraron que la Universidad Central una vez más había sido invadida por fuerzas del orden. Los estudiantes retuvieron al vehículo militar como prueba de aquello. No obstante para recuperar ese vehículo se usó un contingente militar. Se apresó a todos quienes transitaban por el lugar. Muchos de ellos fueron detenidosen cuartel de El Pintado. Yo estuve preso en el cuartel Vencedores por el hecho de reclamar la libertad de los compañeros estudiantes y de los docentes detenidos”, afirma Burbano.
Empero, esta invasión a la Universidadprecipitó el desgaste de la dictadura militar. Este acontecimiento se convirtió en el fin de aquellos que supusieron que irrespetando la autonomía universitaria y silenciando a las instituciones de educación superior podían anular la construcción del pensamiento, sin saber que las ideas tienen permanencia por su justeza y que se abren paso en medio de la racionalidad del género humano.
A las pocas horas de la invasión a la Universidad Central, el país comenzó a reclamar, más allá de la represión organizada desde el Ministerio de Gobierno a cargo de Rodrigo Vela Barona. Los estudiantes de diversas universidades ecuatorianas iniciaron acciones de protesta solidarias con la Universidad Central.
La FEUE de Quito, dirigida por Artimodoro Cevallos, y los profesores de la Central -entre ellos Andrés F. Córdova, Manuel Agustín Aguirre, Telmo Hidalgo, Luis Verdesoto Salgado- organizaron sendas reuniones, en predios cercanos a la Universidad y en centros gremiales, para organizar a sus estudiantes y docentes en contra de los acontecimientos antiuniversitarios. Si bien aquello ocurrió, fue evidente, además, el rechazo popular frente a la agresión universitaria. La ciudadanía de Quito comenzó a lanzarse a las calles para reclamar por la acción de irrespeto de la autonomía universitaria. Lo propio ocurrió en otras ciudades.
Pocos días después del suceso, a las pocas horas de haber ultrajado a la Central, el régimen dictatorial se cayó. Aquello ocurrió el 30 de marzo de 1966, hace casi 50 años.
El gobierno fue encargado a Clemente Yerovi Indaburo, quien prontamente, a través de su ministro de Educación, Luis Monsalve Pozo, conformó una comisión para elaborar una nueva Ley de Educación Superior. Dicha Comisión estuvo presidida por el prestigioso universitario Carlos Cueva Tamariz, integrada por los rectores universitarios del Ecuador y, en representación de los estudiantes, por Milton Burbano y Edwin Guerrero Blum.
*Escritor. Miembro de la Asociación de Historiadores y de la Academia Nacional de Historia.
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