- No todos están de acuerdo en que el gobierno de Daniel Ortega es una dictadura “pura y dura”, pero quienes defienden esa idea tienen muchos argumentos para respaldarla
Cuando se habla de una dictadura inmediatamente se piensa en una forma de gobierno represivo, asesinatos políticos, persecución, tortura, cárcel, abolición de la libertad de expresión y de prensa. En ese sentido, “no existe un dictadura en Nicaragua”, afirma el politólogo y expresidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Alejandro Serrano Caldera.
“DICTADURAS DEL SIGLO XXI”
El excandidato presidencial Edmundo Jarquín trae a este debate los conceptos del libro titulado Dictaduras del siglo XXI —del expresidente de Ecuador, Osvaldo Hurtado—, donde se explica que en este siglo hay un nuevo tipo de dictaduras que no siguen el formato de las dictaduras de los siglos XIX y XX.
Según el libro, en el formato clásico del siglo XIX y XX el ejército deponía al presidente constitucional a través de un caudillo militar (a veces civil), y se concentraban en el caudillo de turno todos los poderes; este caudillo gobernaba por decreto o acomodaba la Constitución a sus intereses y hacía uso de la fuerza para aplastar cualquier oposición.
Jarquín explica que para Hurtado los dictadores del siglo XXI acceden al poder mediante elecciones, pero “una vez instalados en el Gobierno, valiéndose de las instituciones democráticas y no de las armas ni de la fuerza, mediante disimulados minigolpes de Estado desconocieron el orden constitucional bajo el cual asumieron el poder y lo reemplazaron por un sistema político contrario a los principios democráticos. De él se han valido para eliminar el Estado de derecho, instalar virtuales dictaduras y mantenerse en la Presidencia indefinidamente”.
El excandidato presidencial considera que esta descripción del expresidente Hurtado pareciera “un retrato escrito de Ortega”.
Según el libro, en el formato clásico del siglo XIX y XX el ejército deponía al presidente constitucional a través de un caudillo militar (a veces civil), y se concentraban en el caudillo de turno todos los poderes; este caudillo gobernaba por decreto o acomodaba la Constitución a sus intereses y hacía uso de la fuerza para aplastar cualquier oposición.
Jarquín explica que para Hurtado los dictadores del siglo XXI acceden al poder mediante elecciones, pero “una vez instalados en el Gobierno, valiéndose de las instituciones democráticas y no de las armas ni de la fuerza, mediante disimulados minigolpes de Estado desconocieron el orden constitucional bajo el cual asumieron el poder y lo reemplazaron por un sistema político contrario a los principios democráticos. De él se han valido para eliminar el Estado de derecho, instalar virtuales dictaduras y mantenerse en la Presidencia indefinidamente”.
El excandidato presidencial considera que esta descripción del expresidente Hurtado pareciera “un retrato escrito de Ortega”.
Daniel Ortega, actual mandatario inconstitucional de Nicaragua, fue reelecto en el cargo de presidente de la República en 2011, a través de una sentencia del poder judicial que le permitió violar el artículo 147 de la Constitución Política, que prohibía la reelección, hasta que fue finalmente reformado en enero de 2014.
ES UN RÉGIMEN AUTORITARIO
Para Serrano, el sistema de Gobierno que practica Ortega “es un régimen autoritario que se caracteriza por la concentración de poder y por la manipulación de las instituciones y de las leyes del país”.
Otros actores políticos, críticos del gobierno orteguista insisten en llamarlo dictador y fundamentan esta opinión de diferentes formas.
La comandante guerrillera y exdiputada Dora María Téllez afirma que lo que esencialmente define a un gobierno dictatorial es la concentración de poder y que el poder represivo, los asesinatos, las torturas, etcétera, son puestos en práctica por el dictador solo cuando es necesario.
“Las dictaduras solamente matan cuando es extremadamente necesario, lo mismo pasó con la dictadura somocista, la dictadura somocista no es que mataba a diario”, manifestó Téllez.
MONTESQUIEU CAMBIÓ EL CONCEPTO DE DICTADURA
El planteamiento de Téllez está más relacionado con el concepto del filósofo y político francés Montesquieu. Aunque Alejandro Serrano afirma que el Gobierno de Ortega no es una dictadura, sin embargo, acepta que en el siglo XVIII, con la filosofía de la Ilustración, surgió el Espíritu de las Leyes de Montesquieu, donde se establece que “hay una dictadura por el solo hecho de actuar en contra de las leyes”.
Montesquieu estableció que cuando una persona actúa siempre en violación de la ley y en atención solo a sus intereses personales o de grupo, ese es el ejercicio de una “dictadura despótica”. El mismo Serrano Caldera acepta que es “otra configuración del concepto de dictadura”.
“Para Montesquieu la dictadura se da no de acuerdo a la idea que tenemos actualmente de represión, crimen político, la cárcel, la tortura, la abolición de todas las libertades, sino que hay una dictadura por el hecho mismo de que el gobernante no actúa de conformidad con la ley”, manifiesta Serrano.
“El ejercicio del poder en Nicaragua yo le llamaría autoritario… que podría ser dictatorial de acuerdo a los conceptos de Montesquieu”. Alejandro Serrano Caldera, politólogo y expresidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
El exdiputado y excanciller Francisco Aguirre Sacasa se dedicó a hacer una búsqueda de la definición académica de dictadura, descubriendo que el Webster’s New Collegiate Dictionary (un diccionario norteamericano) no solo hace referencia a los dictadores nombrados por los senadores de Roma en tiempos de crisis, sino definiciones más modernas.
Por ejemplo, una de las definiciones es alguien que ejerce el poder o “manda” de manera absoluta y frecuentemente brutal y opresivamente.
Con esta referencia, Aguirre opina que “si por dictador uno entiende alguien que ejerce el poder absolutamente y frecuentemente de manera arbitraria, el comandante Ortega califica”.
“Desde que asumió la jefatura del Estado por segunda vez en 2007, Daniel tuvo como meta llegar a mandar plenamente. Es decir, no solo a controlar a todas las palancas del poder sino que perpetuarse él en el poder. Y con el pasar de los años ha logrado su objetivo”, expresa el exfuncionario público.
“Si por dictador uno entiende alguien que ejerce el poder absolutamente y frecuentemente de manera arbitraria, el comandante (Daniel) Ortega califica”.Francisco Aguirre Sacasa, exdiputado y excanciller de Nicaragua.
DICTADURA CLÁSICA LATINOAMERICANA
Aguirre explica que a pesar de su retórica, la dictadura de Ortega “no es ideológica ni totalitaria y cruenta del corte marxista leninista que existía en la Unión Soviética de (Joseph) Stalin o la China de Mao (Zedong)”.
“Es más bien una dictadura clásica latinoamericana, que combina el pragmatismo y la persuasión con la fuerza para alcanzar sus objetivos”, dice Aguirre.
El excanciller señala que también utiliza el “ropaje de la democracia para justificar su legitimidad, especialmente hacia el mundo externo”.
El diputado del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Enrique Sáenz, contrasta el hecho de que en el gobierno orteguista aún no hay muertos ni represión para ser considerada una dictadura.
“Ortega es un típico dictador del siglo XXI, bajo las nuevas formas y apariencias que exigen las condiciones internacionales, pero dictadura al fin y al cabo”.Edmundo Jarquín, excandidato presidencial.
“¿Qué no hay muertos? Basta revisar los informes del Ejército donde habla de ‘abatidos’, sin mayores explicaciones. ¿Quiénes son esos abatidos? ¿Se formó alguna comisión de investigación para establecer los hechos? ¿Existe en Nicaragua la pena de muerte? ¿Basta una declaración para dar por saldadas las muertes de ‘los abatidos’…?”, se pregunta Sáenz sobre muertes de las cuales no se han dado explicaciones.
El diputado también hizo una lista de las acciones dictatoriales donde menciona que “un dictador aspira a concentrar el poder total” y “aquí Ortega ha concentrado la totalidad de los poderes. No hay una sola institución pública, ni una sola Alcaldía que escape al control de Ortega”, finalizó Sáenz.
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