Creo que antes de seguir avanzando con este propósito, debemos analizar con detenimiento ambos acontecimientos.
La Era de Trujillo se caracterizó por el militarismo, el unipersonalismo y el despotismo de su caudillo Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Trujillo utilizó el poder para imponer su dominio sobre la población dominicana por medio de la violencia, el terror, la tortura y el asesinato. Desde un principio fue un régimen de ambición sin límites que lo llevó a buscar el control de todos los negocios que había en la República Dominicana. Eliminó todo tipo de libertades y destruyó la oposición política, quedando solamente el Partido Dominicano donde se obligaba a militar a toda la población adulta, se exigía el carnet del Partido (la palmita) para todas las transacciones públicas.
Más de 50,000 asesinatos, por resistencia al régimen o por estar ligados a opositores, se cometieron durante la nefasta era. Esta generación quizás no se imagine lo que era esa dictadura; el hecho de simplemente conversar o expresar una idea contraria al régimen era impensable, nadie se atrevía a hablar, a veces ni entre hermanos, acerca de lo que se pensaba, pues “las paredes oían”, hasta ese punto era el nivel de terror sicológico y de persecución que se vivía en la época.
El 30 de mayo de 1961 marca el punto de partida de toda una revolucionaria catarsis de la sociedad, que emprendería el levantamiento de las masas contra el arbitrario esquema político y social dominante y sentaría los cimientos del proceso de democratización definitivo que viviría el país. Este período histórico es el momento de ebullición patriótica y liberal más genuino del pueblo dominicano en la contemporaneidad, constituye indefectiblemente la génesis del proceso irrevertible hacia la democracia que vive el pueblo dominicano.
La desaparición física del dictador sirvió para despertar las energías sociales y políticas de la nación y dio inicio a un intenso proceso de democratización.
En rápida sucesión como si abrieran las compuertas de una represa, surgieron: exiliados políticos, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de profesionales, asociaciones estudiantiles y una prensa libre. En los siguientes meses el sistema político dominicano sufrió una rápida transformación, las manifestaciones políticas y las concentraciones de masa se convirtieron en medios efectivos para ejercer presión popular contra la familia Trujillo y contra Joaquín Balaguer, el último presidente nombrado por Trujillo.
La aniquilación de la tiranía se había convertido desde un principio en la tarea fundamental de la sociedad para dar paso a la transición democrática. En este cometido convergieron todos los esfuerzos de los grupos y organizaciones forjados durante este período independientemente de sus ideologías, logrando finalmente la liquidación de la dictadura.
El 30 de mayo de 1961 ha dejado sus huellas en nuestra historia, por lo que representa para el ulterior proceso de democratización política que inicia en aquella época y perdura hasta nuestros días.
En el año 1965 existía un movimiento llamado Enriquillo que perseguía el derrocamiento del gobierno de facto que representaba el Triunvirato, que a pesar de ser un régimen represivo no era ni la sombra de lo que fue la era de Trujillo, que asumió el poder mediante un golpe de estado, interrumpiendo el proceso democrático iniciado el 30 de mayo de 1961 y pretendía también la reposición del gobierno de Bosch. Este movimiento estaba formado por militares balagueristas-trujillistas y militantes del PRD que jamás pensaron en organizar una revolución para derrotar el Triunvirato, se entendía que se trataba de un simple golpe de estado. Pero las contradicciones provocadas a la hora de decidir la forma de sustitución del Triunvirato, motivaron la conversión de la conspiración en una formidable insurrección popular a favor del regreso de Bosch al poder sin elecciones. Al convertirse en un movimiento cívico-militar se caracterizó entonces por la participación activa, militante y armada de las masas populares. El 28 de abril con la invasión militar de los EEUU toma la dimensión de guerra patria.
El 3 de septiembre del mismo año Héctor García-Godoy tomó juramento como Presidente Provisional de la Republica Dominicana poniendo fin oficialmente a la Revolución de Abril.
Con esta revolución se derrotó al Triunvirato, se estableció un gobierno provisional y se convocaron elecciones libres, dando inicio a un proceso de reordenamiento y reorganización del estado dominicano.
Como vemos el principal logro de la guerra de abril fue restaurar el proceso democrático, iniciado el 30 de mayo de 1961 e interrumpido por el golpe de estado a Bosch, pero no tuvo la incidencia en la sociedad dominicana que la muerte del dictador, que produjo una revolución social en todos los órdenes, incluida la recuperación de todas las libertades suprimidas por la dictadura.
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