Una buena prueba de la inmensa picardía de Ángel Nieto es una historia de otra época. En 1972, el 'campeonísimo' logró su primer doblete de título. Estaba en la cresta de la ola. Su popularidad creció como la espuma y el régimen dictatorial reinante en España quiso utilizarle como imagen. De hecho, Francisco Franco hasta le condecoró.
Posteriormente, en un ágape, Nieto coincidió con el propio general, con Carrero Blanco y con varios de sus ministros. Según cuentan, Ángel aguantó estoicamente, todos los discursos y declaraciones huecas. Mientras, casi como un chaval en la escuela, no paraba de levantar la mano pidiendo la palabra. No se la daban. "¿Qué quiere este niño?", decían.
Hasta que, finalmente, le dejaron hablar. Nieto soltó algo similar a esto: "Sólo quiero decir que dejo las motos. No me dan para comer. Me voy a pasar a los coches, que ahí sí que hay dinero, aunque no sé cómo me va a ir. De hecho, ya hice una prueba". Obviamente, todos se quedaron alucinados. Le replicaron al instante. No podían entender que, después de los grandes éxitos logrados, se planteara un cambio tan drástico en su vida deportiva.
Al marcharse, el propio Franco le dijo a sus subalternos que no se podía tolerar eso, que no podían perder un icono como Ángel Nieto. El régimen no se lo podía permitir. Por eso, al rato, el 12+1 veces campeón del mundo, recibió una llamada diciéndole que la Federación Española de Motociclismo recibiría una subvención y que él tendría el dinero que hiciera falta para poder correr en el extranjero. Así sucedió durante varios años.
Por cierto, la prueba con el coche existió, pero, por lo que dicen, fue todo un montaje por parte del zamorano. Nunca tuvo intención de dejar el deporte que amaba y con el que realmente disfrutaba. Pero, una vez más, Nieto se salió con la suya gracias a una pillería.
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