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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

martes, 28 de febrero de 2017

Michelle Bachelet homenajea a líder sindical chileno asesinado en dictadura

Santiago de Chile, 27 de feb. (EFE).- La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, describió hoy al líder sindical Tucapel Jiménez como "un hombre integro y consecuente", durante una ceremonia de conmemoración de los 35 años de su muerte, a manos de agentes de la dictadura de Agusto Pinochet.
"A 35 años de su asesinato todavía nos duele y nos conmueve (...), Tucapel aún tiene lecciones que entregarnos. Él comprendió que solo la unidad más amplia era necesaria para lograr la conquista de los pobladores, trabajadores y estudiantes", señaló emocionada la mandataria.
Jiménez, expresidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, fue secuestrado, degollado y rematado a balazos por agentes de la Dirección de Inteligencia del Ejército, uno de los aparatos represores del régimen militar (1973-1990), el 25 de febrero de 1982 en un camino rural cercano al aeropuerto internacional de Santiago.
Para encubrir el asesinato, la Central Nacional de Informaciones secuestró a un carpintero sin vinculaciones políticas y lo obligó a escribir una carta en la que se hacía responsable del crimen del sindicalista. Después lo mataron e hicieron pasar el crimen como un suicidio.
Bachelet recordó la historia de ese asesinato como un hito que "nos costó muchos años y mucho dolor, que esta verdad se volviera evidente para nuestro compatriotas".
Por su parte, el juez Sergio Muñoz condenó en 2004 a siete agentes de la dictadura por la muerte de Jiménez y el carpintero.
Además, la jefa de Estado aprovechó para recalcar el legado del dirigente: "la unidad para los que buscan la justicia social y la lealtad de los representantes con sus representados", e hizo un llamado a los asistentes a abrazar los ideales de Jiménez.
Entre los participantes se encontraban ministros del Gobierno y los presidentes de los partidos políticos que conforman la coalición gobernante de la Nueva Mayoría y el diputado Tucapel Jiménez, hijo del asesinado dirigente. EFE

Las feminazis de Hitler sí existieron


La Liga de Muchachas Alemanas (Bund Deutscher Mädel, BDM por sus siglas en alemán) era la rama femenina de las Juventudes Hitlerianas fundada en 1930, y tras la llegada de los nazis al poder, en 1933, ambas organizaciones fueron las únicas que se permitieron en la Alemania de Hitler.
Últimamente cuando escuchamos que una chica es feminista, de dura afiliación, solemos llamarla en torno de burla, “feminazi”, pero ¿quiénes eran las verdaderas y qué hacían?
Desde diciembre de 1936, el ingreso a la Liga de Muchachas se convirtió en obligatoria, pero sólo podían ser miembros las ciudadanas alemanas de entre 10 y 18 años, étnicamente arias y sin enfermedades contagiosas.
La primera líder fue Trude Mohr, funcionaria de correo y militante del partido nazi desde 1928, nombrada Reichsreferentin en 1934, reportaba directamente a Baldur von Schirach, líder de las HJ. El genuino ideario feminazi se desprende de sus discursos:
"Nuestro pueblo necesita una generación de chicas saludables en cuerpo y mente, seguras y decididas, orgullosas y confiadas, que asuman su lugar en la sociedad con equilibrio y discernimiento; libres de sentimentalismos y, precisamente por eso, poseedoras de una feminidad agudamente definida: ¡camaradas de un hombre, al que no ven como un ídolo, sino como un compañero! Portadoras de los valores del nacionalsocialismo, estas chicas los transmitirán a la próxima generación como baluarte espiritual de nuestro pueblo".
Tras su boda y embarazo en 1937, Mohr fue sucedida por Jutta Rüdiger, doctora en psicología de 27 años, hasta la disolución de la BDM al final de la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué hacían?
Además del pensamiento feminista que no permitía la idolatría hacia los hombres, las chicas eran formadas para conocer y adoptar las tradiciones alemanas, aprendían a representar a la mujer en la nueva Alemania, y dentro de su adoctrinamiento podían ser enviadas al campo en granjas de familias numerosas, tenían sus propios uniformes e insignias y fomentaban la rebeldía contra los padres y la sumisión de la pareja, y la fidelidad absoluta a su Führer.
Durante las últimos meses de la guerra, algunas de las chicas se hicieron más famosas, pues tomaron las armas para defender sus territorios, pero no se tiene registro de esto ya que no luchaban como parte del régimen y se unieron de forma voluntaria.
Como otros nazis, algunas de las jóvenes se suicidaron antes de que las hicieran prisioneras los aliados. Tras la guerra, la BDM fue disuelta.
De características similares, en 1934 se fundó en Madrid la Sección Femenina (SF), rama femenina del partido fascista Falange Española, creado por José Antonio Primo de Rivera. La SF funcionó durante cuarenta años, hasta su fin tras la muerte del General Franco.

Arrojan luz sobre detalles íntimos del romance que Eva Braun y Hitler trataban de ocultar

Arrojan luz sobre detalles íntimos del romance que Eva Braun y Hitler trataban de ocultar
El periodista alemán Norman Ohler ha desvelado en su último libro 'Blitzed: Drugs in the Third Reich' varios detalles sobre las controvertidas prácticas sexuales que Adolf Hitler mantuvo con su amante Eva Braun bajo los efectos de los opiáceos, informa 'New York Post'.
Así, Ohler indica que Eva insistía en consumir las mismas sustancias estupefacientes que su amante "para estar en la misma longitud de onda". Tras estos encuentros en la residencia de montaña en Obersalzberg, Hitler rechazaba realizarse exámenes físicos para que su médico no viera "las heridas de su cuerpo causadas por el comportamiento sexual agresivo de Eva", escribe el periodista.
En una entrevista recogida por el diario 'ABC', Ohler cuenta que Hitler comenzó a tomar testosterona cuando conoció a Eva para mejorar la calidad de sus relaciones sexuales y que la mujer recibía habitualmente hormonas para no tener la menstruación durante sus encuentros con el Führer.

"Las drogas tenían sus venas destrozadas"

El libro señala además que Hitler era un drogadicto que apenas podía presentarse a sus reuniones militares si no recibía sus rutinarias inyecciones de cocaína, metanfetamina y opiáceos.
El diario 'Daily Star' sostiene que estas drogas le daban a Hitler "un impulso masivo en la libido" apuntando que repetidamente invertía su tiempo en tener sexo con Eva entre las largas sesiones informativas militares mientras el Reich "se desmoronaba".
Ohler, que ha investigado cientos de archivos federales en su país, afirma la dependencia del líder nazi no ocurrió de la noche a la mañana. Hitler comenzó a inyectarse esteroides y hormonas animales en 1941 para contrarrestar su poca energía y problemas digestivos y, a medida que la guerra se tornó más estresante y la victoria se empezó a divisar como menos segura, empezó a necesitar drogas más fuertes, ya que empezó a perder carisma y su aparentemente inquebrantable confianza en sí mismo.
En uno de los pasajes más desgarradores, Ohler describe cómo "las venas de Hitler estaban tan destrozadas" a finales del año 1944, hasta el punto de que incluso su médico de cabecera, Theo Morell, "difícilmente podía penetrarlas". El diario apunta que Morell estaba dispuesto "a inyectar casi cualquier cosa" en las venas del dictador si este "le sonreía".

¿Parkinson o síndrome de abstinencia?

A medida que pasaron los años, Hitler se fue hundiendo en sí mismo y en su adicción. "En su aislamiento, todo el placer y energía recibidos anteriormente por la atención de la muchedumbre tuvieron que ser reemplazados por químicos", afirma Ohler.
Con el avance de la guerra la medicación era cada vez más difícil de conseguir, debido a que las principales fábricas habían sido bombardeadas y esto habría tenido secuelas: aunque se cree ampliamente que Hitler sufrió de parkinson durante los últimos días de vida, Ohler especula que en realidad estaba sufriendo los síntomas de la abstinencia

Consumo masivo en la Alemania nazi

Pero Hitler no fue el único nazi adicto a las drogas. El escritor describe cómo gran parte de la Alemania nazi tomaba habitualmente Pervitín (una sustancia similar a la metanfetamina). Patentada en 1937 por una farmacéutica berlinesa, rápidamente captó la atención del público general: ayudaba a las secretarias a teclear más rápido, los bomberos la utilizaron para sentirse más heroicos y las madres jóvenes para evitar la depresión posparto. Ohler escribe que se convirtió "en un elemento como una taza de café".
Asimismo, se masificó entre el Ejército alemán, que ordenó 35 millones de dosis para los soldados que avanzaban sobre Francia en 1940. Esta droga generaba una sensación de invencibilidad, poder y otorgaba la capacidad de estar semanas sin apenas dormir, lo que ayudó a inspirar "el indomable espíritu de lucha aria" del que tanto le gustaba presumir a Hitler. 

Familia de Tom Pérez huyó de la dictadura de Trujillo

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Santo Domingo.-Thomas Edward (Tom) Pérez Brache, el primer norteamericano de origen latino en ganar la presidencia del Partido Demócrata de los Estados Unidos, desciende de una familia dominicana que huyó de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.
Pérez nació y se crió en Buffalo, Nueva York, donde sus padres Rafael Antonio de Jesús Pérez Lara y Altagracia (Grace) Brache Bernard se establecieron después de haberse conocido y casado en Atlanta, Georgia.
Su madre, Grace, se trasladó a Estados Unidos a principios de los años 30, cuando el dictador Rafael Leonidas Trujillo nombró a su padre (Rafael Brache) embajador dominicano en Washington. Cinco años más tarde (1935) Brache fue declarado “persona no grata” por su propio gobierno,; obligándolo a quedarse en Estados Unidos.
En cambio, el padre de Tom, Pérez Lara, era un médico de La Vega que se trasladó a Canadá a hacer su residencia médica y luego se estableció en Estados Unidos, donde trabajó en el Hospital de Veteranos de Atlanta, tras la Segunda Guerra Mundial.
Años de estudios y trabajo
Pérez fue el único de los cinco hermanos que no siguió la carrera de su padre. En vez Medicina, obtuvo su licenciatura en Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas de la Universidad de Brown, en 1983.
Luego se graduó de la Escuela de Derecho de Harvard e hizo una maestría en Políticas Públicas en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy.
Pero en su vida no fue todo fácil. El político de 55 años pagó sus estudios universitarios trabajando como recolector de basura en un almacén y utilizando programas de becas.
Mientras estudiaba en Harvard, trabajó como asistente legal para el procurador general Edwin Meese hacia el año 1986, pero de 1987 a 1989 prestó el mismo servicio para la juez Zita Weinshienk del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos, Colorado.
Sus primeros pasos como abogado de derechos civiles iniciaron en el Departamento de Justicia, donde comenzó a luchar para proteger y ampliar las oportunidades a todos los estadounidenses.
Mientras procesaba algunos de los casos, Pérez vio de primera mano los efectos del odio y la intolerancia, y luchó para que el sistema de justicia estadounidense responsabilizara a aquellos que violaban los derechos civiles y constitucionales de sus compatriotas norteamericanos.
Uno de los casos que procesó y supervisó en ese papel fue el enjuiciamiento de una cuadrilla de blancos supremacistas de Texas que disparó, tratando de iniciar una guerra racial contra afroamericanos.
Posteriormente, fue subprocurador asistente de Derechos Civiles bajo la Fiscal General Janet Reno. Más tarde, Pérez asesoró al senador Ted Kennedy en temas sobre derechos civiles, justicia penal y asuntos constitucionales.
Ayudó a Kennedy a luchar contra leyes discriminatorias, como la Ley de Defensa del Matrimonio y la de Prevención de Incendios de Iglesias.
Cargos mas destacados
En 2002 Pérez se convirtió en el primer latino electo para el Consejo del Condado de Montgomery, del que también fue presidente.
Desde esa posición empujó una iniciativa para que los residentes de Montgomery pudieran comprar medicamentos recetados más baratos, y apoyó una ley que prohibió la discriminación contra personas transgénero.
Pérez también se desempeñó como Secretario del Departamento de Trabajo, Licencias y Regulación de Maryland y fue presidente de Casa de Maryland, una organización de servicios a inmigrantes.
Su carrera fue aún más lejos en 2009, cuando el expresidente Barack Obama lo nombró como Fiscal General Auxiliar de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Pero el gran salto lo dio en 2013, al ser nominado Secretario de Trabajo de EE. UU.

El dictador Trujillo tras la muerte del Presidente de Guatemala Castillo Armas

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Hubo decenas de interrogados. Ocho sospechosos procesados. Cuatro líneas de investigación diferentes. Demasiados móviles y dos testigos. El asesinato de Carlos Castillo Armas es una maraña que hoy tratamos de poner en orden. El relato de un crimen en casa, de un crimen anunciado.
Cayó de bruces. Su nariz larga y afilada tocó el suelo en segundos, mientras una segunda bala se abría camino en su pecho ya sin latidos. Apenas unas horas antes, la mañana del 26 de julio de 1957, Carlos Castillo Armas había terminado de leer las memorias de Hjalmar Schacht, el economista de Hitler. Su despacho tenía un ventanal grande que daba a la sexta avenida y que permitía que el sol inundara el lugar; era una sala amplia con un sofá de cuero y paredes recubiertas de madera, sobre el escritorio el libro abierto y una frase resaltada con lápiz: “ni el poder ni el dinero dan forma al mundo”.

Fue el último libro que leyó. Esa noche, después de atender una reunión con empresarios, volvió a su habitación a descansar un rato antes de cenar. Faltaban unos minutos para las nueve de la noche cuando decidió ir al comedor. Odilia le tomó del brazo y caminó unos cuantos pasos cuando el golpe de oscuridad le dejó perpleja, ¿por qué nadie había reparado el foco del zaguán? En el corredor una luz mortecina iluminaba a un soldado, bajito y menudo, que sostenía un fusil, frente a él otro guardia erguido, como si fuesen dos columnas que sostenían la casa, tan necesarios y tan imperceptibles. Odilia reflexionó en que cada vez se topaban con menos guardias, antes, era frecuente que les siguieran como una sombra gruesa y pesada, pero en los últimos meses la casa estaba casi desierta.

En uno de los salones contiguos, los otros guardias jugaban billar entre carcajadas. Era una noche tranquila que se cortó por un estruendo. Fue como un  trueno anunciando la tempestad, un trueno capaz de rasgar la historia. “¿A quién se le habrá escapado un tiro?” preguntó uno de los oficiales, mientras los otros ya corrían con sus armas en la mano.El primero en llegar fue el teniente Óscar Castañeda que no podía creer lo que veía: el presidente estaba en el suelo, la camisa blanca se había vuelto roja y la primera dama en vano trataba de hacerlo reaccionar. “¡Se fue por las escaleras! ¡el soldado lo mató!” alcanzó a decir la viuda y el teniente corrió tras él. Cuando estaba a punto de subir, otro estruendo partió la noche. El tercer disparo de un viernes lluvioso.

El soldado que escribía en verde


Lo que encontró arriba el teniente Castañeda fue un escenario dantesco: una hilera de sangre se movía entre los rombos negros y blancos del piso. En medio, el cuerpo de un soldado con una mano en el corazón y la otra extendida, ahogada en el mar rojo. Los ojos todavía abiertos y un agujero en el cuello por el que se le escapó la vida; a su lado estaba tirado el fusil con cacha de madera y una inscripción que decía “Laura”. Era el arma con la que acababa de asesinar al presidente. Se llamaba Romeo Vásquez Sánchez, tenía 24 años y hacía dos meses que estaba al servicio de Casa Presidencial. Era originario de Mazatenango, donde lo tenían por un muchacho inteligente que aprendió mecánica radial por correspondencia. Más tarde decidió enlistarse en el ejército donde ascendió pronto a sargento segundo. Pero en Casa Presidencial no era visto como un tipo listo sino como un tipo raro. Sus compañeros decían que se pasaba los ratos libres escribiendo o leyendo.

“Todo mi sufrimiento será apagado con la sangre de Armas” había escrito en su diario. Después de matar al presidente corrió escaleras arriba y al verse acorralado descansó la barbilla sobre el cañón y haló el gatillo. En su cráneo quedó una bala idéntica a la que mató al presidente.

Al día siguiente la gente llegaba a centenares al Palacio Nacional, todos querían despedirse de Castillo Armas. Muchos lloraban, otros rezaban y había quienes sonreían disimuladamente. “Mataron a Caca” dijo un hombre y los demás rieron. Caca eran sus iniciales: Carlos Alberto Castillo Armas.

George Silk01Pero nadie creía que un soldado fuera capaz de tanto, de trazar un plan tan maquiavélico, de inmiscuirse hasta la cocina, sin que nadie lo notara. Los investigadores se apoyaban en un diario que hallaron en su casillero, un cuaderno con 23 páginas en las que hablaba de sus planes: creía que al matar a Castillo Armas, Arévalo volvería al poder. Estaba consciente de que podía morir, pero no le importaba: “soy un mártir y nada tengo que perder” escribió con tinta verde. Pero además de comunismo el diario estaba lleno de mensajes de amor, adoraba a una mujer llamada Laura y pensaba que ella, al ver su osadía, se enamoraría de él. “Si salgo con vida del infierno de balas —escribió— esa misma noche, así como esté llegaré hasta la puerta de Laura y le diré que comprenda la cordura de los locos y la locura de los cuerdos. Morir así es vivir”. Para Vásquez —según su diario— la muerte sería una liberación, su particular forma de liberación.

Para calmar a la gente que no confiaba en la autenticidad del diario, convocaron a los periodistas y les mostraron la  letra de unas cartas que proporcionó la madre del sargento Vásquez: era exacta a la del diario. En esa época era peligroso dudar, pero era imposible no hacerlo, porque, el diario era en verdad sospechoso.

Vásquez era un lector —lo decían sus colegas y sus familiares— había estudiado por correspondencia, sin embargo su diario estaba plagado de faltas ortográficas. Escribía mal “luses” y “rason”, pero bien “acérrimo” y “subalternos”, mientras sus compañeros, guardias de casa presidencial, decían: “haiga” y “naide”, Romeo decía cosas como: “sois chacales buscando un cadáver que roer”. El contraste era notable. El doctor Federico Mora —que era la gran eminencia de la época— analizó el texto y concluyó que había sido escrito por un psicópata. Un psicópata enamorado. Nunca hallaron a Laura, la Julieta de Romeo.

Pero claro está que Vásquez no pudo actuar solo. Tramar un asesinato requiere de muchas mentes. Los investigadores —Pablo Torselli del Tribunal de Guerra, y Gonzalo Menéndez de la Riva del Ministerio Público— tenían el caso más complicado de la Historia. Todos eran sospechosos. Pero pronto redujeron la lista a dieciocho y de entre ellos dos: los guardias Víctor Manuel Pedroza de 17 años y Arturo Gálvez de 25.

Ninguno de los dos tenía vínculos con comunistas, lo único que los incriminó fue, extrañamente, su propio testimonio. Pedroza dijo que Vásquez le prometió un mejor empleo si le ayudaba y que los líderes del complot eran el teniente Arnulfo Reyes y el mayor Julio César Anleu. Gálvez dijo lo mismo: el plan era atacar varios cuarteles al mismo tiempo para que después Reyes se convirtiera en presidente y Anleu en su jefe de defensa. Parecía un caso resuelto. Dos oficiales que se rebelaron y utilizaron a soldados jóvenes.

Pero el 23 de agosto, casi un mes después, la sentencia cambió el rumbo del casoPedroza y Gálvez fueron hallados inocentes de asesinato. Les imputaron dos años conmutables por sedición frustrada, comparado con lo que pedía la fiscalía —pena de muerte—  lo que recibieron fue algo así como un pequeño jalón de orejas. Todo porque los acusados, el primer día de juicio, ya tenían una versión diferente. “Somos inocentes porque hay un Dios” dijo Gálvez y luego narró cómo los habían amenazado para que contaran toda la historia que contaron. Las amenazas, además de serias, fueron bastante específicas: “si no lo dicen hoy mismo, a las dos de la tarde los vamos a fusilar’’.

El juez resolvió que aparte de su propio testimonio –que en ese momento retiraban- no había ninguna prueba para culparles del asesinato. Sin embargo Reyes y Anleu seguían presos, alguien les había tendido una trampa. ¿Quién adoctrinó a los soldados para que mintieran? El que lo hizo -estaba claro- algo tenía que esconder y se convertía ipso facto en el principal sospechoso.

Exhumaciones y trajes Oxford


El coronel Manuel Pérez, jefe de maestranza del ejército, tuvo un día atareado el 27 de julio; a las dos de la mañana empezaron a llegar los 166 soldados a rendir testimonio. Había que expedientar a todo posible sospechoso. Entre ellos Pedroza y Gálvez, que un mes más tarde aseguraban frente a un juez que ese día Pérez los llevó a un salón apartado y les juró que los asesinaría, a ellos y a sus familias, si no repetían que Anleu y Reyes mataron al presidente.

El coronel Pérez lo negó todo. Ese día había decenas de soldados y era imposible —dijo— que tuviera el tiempo de hacerles tragar esa versión. De todas formas le detuvieron y se convirtió en el principal sospechoso.

Esa noche en su celda Pedroza, que era prácticamente un niño, soñó que el presidente estaba vivo y llegaba a abrazarlo como un padre amoroso. Se despertó contento pero la alegría se fue cuando descubrió que Castillo Armas seguía muerto.

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Toda esa teoría, la que implicaba a los oficiales, solo existía en la boca de los dos soldados, fuera de su testimonio no había ningún hilo del cual tirar, ni una sola prueba y el caso se atrancóAnleu, Reyes y Pérez salieron en libertad por falta de mérito. La investigación regresó a su punto inicial: Romeo Vásquez como autor exclusivo. Incluso se hizo una exhumación del cuerpo para que otro médico certificara que murió por un disparo en la barbilla. Parecía que el caso se iba a cerrar allí, hasta que apareció el gobernador de Quetzaltenango.

El tiempo avanzaba, la gente empezaba a pensar en las próximas elecciones que se habían fijado para el 20 de octubre. Manuel Ydígoras Fuentes ya saboreaba el poder y los investigadores trataban en vano de hallar a los autores intelectuales del magnicidio. Necesitaban más información. Lo primero fue reconstruir los hechos. El guardia Óscar Segura representó a Vásquez y el inspector Ángel Sánchez a Castillo Armas. El guardia, con el fusil “Laura” en mano, vio pasar a Sánchez —que vestía un traje negro Oxford, como el que llevaba el presidente el día del asesinato— presentó armas, pero apenas le dio la espalda apuntó el fusil sin municiones, Sánchez cayó al suelo de bruces con las manos a los costados. También realizaron pruebas de balística, forraron sacos de heno con el mismo casimir del traje del mandatario y les dispararon con varios fusiles y a distintas distancias. Al comparar el casimir de prueba con el saco del presidente concluyeron que el agujero y la mancha de la pólvora eran idénticas a las que hizo el fusil Laura en el saco de heno a una distancia de 40 centímetros. Le mataron con Laura y a quemarropa.

En guerra anunciada… sí hubo soldado muerto


-Muchá, y ¿qué pasó que mataron a Castillo Armas? ¡Si él ya sabía que lo iban a matar! dijo Alfonso Duarte, el gobernador de Xela, los oficiales presentes se quedaron pálidos.  Unos meses antes del crimen Duarte recibió una visita misteriosa, era un periodista que le contó que tres personas —en diferentes días— habían llegado a su redacción para asegurarle que existía un plan para matar a Castillo Armas. El primero dijo que lo escuchó en el mercado de Retalhuleu y el periodista no lo tomó muy en serio. El segundo narró que un soldado borracho lo dijo en una cantina y el tercero que un colega suyo estaba infiltrado. El periodista empezó a dudar y fue a contarle al gobernador.

Duarte informó de inmediato al Coronel Manuel Castellanos, tercer jefe del Estado Mayor Presidencial. Castellanos le aseguró que tomaría cartas en el asunto y que ese mismo día citaría a los tres testigos para que le contaran todo lo que sabían. Duarte pensó que eso no era suficiente y aprovechando una visita del presidente a Totonicapán fue a buscarlo y le contó todo. Castillo Armas estaba tranquilo, su mirada opacada por las ojeras no se inmutó y le dijo: “haceme favor, decile todo esto a Castellanos, él sabrá qué hacer”.

El día del asesinato uno de los guardias fue de prisa a buscar al sacerdote allegado a Castillo Armas y en el camino el religioso le dijo “no comprendo cómo pudieron matarlo ¡si él ya sabía que lo querían matar!” Cuando lo interrogaron, el cura dijo que Castellanos le había contado de la amenaza.

Por esos días llegó Enrique Arrazola, un exempleado de Casa Presidencial, a visitar a los investigadores. Les contó que unos meses antes del asesinato decidió renunciar porque Castellanos y José Ortega, el primer jefe del EMP, le prohibían estar cerca del presidente. Lo que era peor, todos los guardias tenían la misma orden: no se acerquen al presidente. Por eso varios de sus protectores estaban jugando billar mientras lo asesinaban.

Esa misma semana Prensa Libre recibió una carta que publicó integra. La firmaba Pedro Anselmo Menchú, un exguardia de Casa Presidencial y decía que Castellanos quería que el presidente estuviera solo y vulnerable. Narró un episodio en el que —en una fiesta— un hombre sospechoso se acercó al mandatario, Menchú corrió a ponerse frente a él, porque temió que llevara un cuchillo; lo que recibió a cambio fueron 15 días de arresto por órdenes de Castellanos.

El dúo sospechoso anterior, Anelu y Reyes, perdió protagonismo. Los ojos de todos se volvieron hacia los jefes del Estado Mayor. El MP dijo que Castellanos “fue aislándolo, privándole de toda protección personal. A todas las personas que debían velar por su seguridad y su integridad física se les hacía retirar de los sitios en los que debían desempeñar su cargo (…) dichas personas habían sido enteradas de que se fraguaba un atentado y hasta fue indicada la época en que esto iba a ocurrir”.
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Era increíble que alguien —que sabía que se fraguaba un atentado— alejara a los guardias. O quizá no era increíble, sino lógico: a Castellanos le habían dicho que el que cometería el magnicidio sería un guardia, así que lo alejó de sus posibles asesinos. Pero al igual que con Anleu, Reyes y Pérez, no había pruebas para inculpar a Castellanos y los hilos que sostenían sus acusaciones eran finos. Todos tenían móvil, todos tenían oportunidad y todos tenían duda razonable. Mala combinación. Los investigadores se quedaron otra vez sin sospechosos y fue entonces cuando decidieron buscar a los tres informantes que le contaron al periodista del asesinato. Cuando lograron entrevistarlos dijeron que el Coronel Ortega los citó para interrogarlos, pero que no fue él quien los recibió sino alguien al que solo podían describir como alto, flaco y moreno.

Cuando alguien muere asesinado lo lógico es elaborar una lista de las personas que querrían verlo muerto. En el caso de Castillo Armas esa lista no era nada corta, pero quizá la encabezaba Ydígoras, el traicionado Ydígoras. En 1952 Castillo Armas e Ydígoras habían firmado un pacto de caballeros en el que Castillo Armas se comprometía a tomar el poder y convocar elecciones, el candidato —acordaron— sería Ydígoras. Una vez en el poder, a Castillo Armas no le dieron muchas ganas de convocar elecciones y no solo no cumplió su pacto sino que además le negó la entrada a Guatemala a Ydígoras que sufría su rabia en El Salvador. A Castillo Armas le decían Cara de Hacha, por lo afilado de su nariz y sus ojos hundidos, que a veces le hacían parecer bizco, pero en realidad la cara de Castillo Armas era más bien dura: tampoco le cumplió a Juan Córdova Cerna al que le prometió, precisamente lo mismo: ser candidato, ni le dio ningún valor a su firma que quedó grabada —y con el nuncio apostólico delante— donde prometía devolver el orden constitucional.

Pero las fronteras no son infranqueables e Ydígoras se coló en Guatemala, dispuesto a reclamar lo que le correspondía. Castillo Armas lo tranquilizó dándole la embajada en Colombia. Desde lejos era difícil que planeara un crimen, parecía claro que el autor intelectual estaba dentro del país. O al menos estaba claro en un principio, porque después las líneas de investigación cruzaron el mar y alcanzaron a un hombre poderoso, a un enemigo que nadie quisiera tener.

El crimen del mirador


El 20 de octubre de 1957 la ciudad de Guatemala era un caos total. En la radio se hablaba de muertos, de heridos, de destrozos por doquier: el resultado de las elecciones. En el mirador de San José Pinula, sin embargo, había un cadáver que nada tenía que ver con la violencia electoral. Era el cuerpo de Narciso Escobar. Le dispararon desde un carro y cayó herido al suelo. Allí en medio del polvo alcanzó a ver el número de placa y lo memorizó. Minutos después llegó un policía y Escobar le repitió el número con su último aliento de vida. El agente dio aviso a todas las unidades y en la zona uno dos policías lograron detener al vehículo de los asesinos. Sin embargo, unos minutos después les permitieron huir. Recibieron una llamada de un superior, había órdenes estrictas de dejarlos en libertad.

Al principio nadie reportó el crimen, los diarios estaban ocupados hablando de los comicios caóticos. Hasta que el canciller recibió información importante: “el tipo que mataron en el mirador era uno de los más buscados en Cuba”. El gobierno cubano había pedido a Guatemala que lo vigilara porque creían que planeaba matar a Fulgencio Batista, el dictador cubano. La trama se complicó más cuando los policías contaron que quien les ordenó soltar a los asesinos fue Enrique Trinidad Oliva, jefe de seguridad nacional, hermano de Francisco Oliva, el ministro de la Defensa y uno de los que integró el triunvirato liberacionista.

El carro de los asesinos estaba a nombre de Carlos Gacel, un cubano que era agente de la Dirección General de Seguridad de Guatemala, pero que también servía como espía para el gobierno dominicano. Cuando capturaron a Gacel aseguró que le habían robado el carro esa misma mañana, y efectivamente había dado el aviso de robo horas antes del asesinato, pero los investigadores no le creían, estaba claro que escondía algoGacel se sintió acorralado y delató a un colega dominicano que vivía en Guatemala: Johnny Abbes García. Abbes no era poca cosa, ya se le conocía como un pistolero al servicio del dictador dominicado Rafael Leonidas Trujillo.Vargas Llosa lo retrató en la “Fiesta del Chivo”.

Los investigadores buscaron entonces a Trinidad Oliva, que negó tener relación con los crímenes. En ese entonces Oliva era casi un héroe, incluso le habían pedido que fuera candidato en las elecciones. Un juez le dejó en libertad, pero en el MP eso no les agradó nada, era sospechoso a todas luces así que apelaron el auto de libertad y consiguieron una nueva orden de captura. No fue en buen momento, porque cuando iban a buscarlo derrocaron al gobierno interino y volvió el caos a Guatemala. Para cuando empezaban a recuperar la calma Trinidad ya se había fugado. Gacel y Abbes también lograron huir, se fueron a República Dominicana con la alegría de saber lo bien que puede caer a veces el derrocamiento de un gobierno, una nube de humo de gas de lacrimógeno y un relajo en donde perderse. Quizá el crimen del mirador hubiera quedado en el olvido de no ser por un grupo de amigos de Castillo Armas, encabezado por Mario Sandoval Alarcón, que apareció con información inquietante.

Castillo Armas les había contado que sospechaba de Trinidad Oliva porque le había escuchado una conversación telefónica con alguien de la embajada dominicana en la que se refería al presidente como “traidor hijo de puta”. Unos días antes del asesinato, Oliva llegó al despacho de Castillo Armas y recibió una reprimenda espantosa. Hasta la secretaria escuchó los gritos del mandatario. Salió amenazado: lo iba a echar del país. Con esta nueva información el Congreso nombró una comisión investigadora que debía dar cuentas del crimen del mirador, de la injerencia de Trujillo en Guatemala y de la relación que pudiera tener con el magnicidio. El dictamen de la comisión llegó días después: el agregado militar dominicano Abbes García participó en el crimen del mirador.

Todo indicaba que Narciso Escobar era pistola a la orden de Trujillo y que recibió instrucciones para liquidar a Castillo Armas; los investigadores sospechaban que fue él quien tramó todo y que en determinado momento sus secuaces dominicanos dejaron de confiar en él y lo mataron. Tenía mucha información para dejarlo vivo. No imaginaron que Narciso recordaría el número de placa y que su último acto de vida sería joder las suyas.


¿Por qué Trujillo quería matar a Castillo Armas? La respuesta va a parecer un chiste: por la Orden del Quetzal. De esto no hay prueba alguna, pero son muchas las personas que aseguran que el descontento empezó por eso. Trujillo le dio armas y dinero a Castillo Armas —Prensa Libre publicó en ese entonces que fueron U$S150 mil— para financiar el movimiento de liberación. Cuando Castillo Armas estaba en el poder, Trujillo le envió una carta recordándole su deuda, “quiero la Orden del Quetzal”. Pero Castillo Armas le contestó “que ahora no, que tal vez después”. Entonces Trujillo montó en cólera y le exigió que le pagara lo que debía y Castillo Armas le respondió “que ahora no, que tal vez después’’.

En 1958 Oliva regresó voluntariamente a Guatemala, pero tampoco hubo pruebas para condenarlo y quedó libre. Con Abbes y Gacel tan lejos, era imposible seguir. La única sentencia en el proceso fue para Víctor Pedroza y Arturo Gálvez, que recibieron dos años por sedición frustrada. El caso quedó archivado. Era mejor volver al principio y decir que lo mató Romeo Vásquez Sánchez y ya está, final del asunto. Es irónico que un crimen demasiado fácil, demasiado en casa no se haya podido resolver. La lista de sospechosos sigue intacta, todos fueron y nadie fue.

Patriotismo y movimiento social

Tahira Vargas
Tahira Vargas.
El patriotismo está marcado por las dimensiones afectivas de las personas hacia el territorio en el que nacen, la definición más frecuente del mismo es “amor a la patria”. En elartículo de la semana pasadaanalizamos como este sentimiento patriótico se afecta con el despojo de la nacionalidad a personas que nacen en nuestro país y tienen esa identificación y pertenencia hacia su patria desde lo afectivo y social, aun cuando las acciones del Tribunal Constitucional y la Junta Central Electoral han socavado su identidad y su desarrollo.
Los movimientos sociales favorecen al patriotismo, más aun cuando tienen en sus representaciones simbólicas “la esperanza”. Es el caso del movimiento contra la impunidad y la corrupción, este ha tenido un gran apoyo de la poblaciónde muchas provincias de diferentes generaciones y estratos sociales. Algunos elementos que plasman la promoción y fortalecimiento del patriotismo presentes en el desarrollo de este movimiento son:
  • Fomento de la responsabilidad social a través de acciones como la firma de 325,000 personas en el libro verde. Una demostración de quiebra del miedo al compromiso y la acción a favor del bien común.
  • Ruptura con la desilusión y el pesimismo provocado por la corrupción y la impunidad. La tradición histórica de corrupción e impunidad han afectado notablemente la esperanza en el futuro de la nación. Los hechos de corrupción e impunidad realizados por muchos gobiernos, legisladores, síndicos y funcionarios crearon en la población por décadas silencio y pasividad.
 Esa desilusión y desesperanza deteriora el sentido de pertenencia a la patria y el patriotismo. El movimiento social contra la corrupción e impunidad tiene el efecto contrario, rescata la ilusión y la esperanza en la patria. Se identifica en la población un deseo de aportar al cambio y a la patria.
  • Rescate de la confianza. La confianza es uno de los pilares principales de la relación entre la patria y la ciudadanía, porque favorece al sentido de pertenencia y la identidad. Este movimiento social aporta confianza en respuestas que apuesten al cambio. Es una confianza con matices interpersonales y sociales.
  • Promoción de la cohesión social. El movimiento contra la corrupción e impunidad favorece la cohesión social en grupos sociales que tienden a ser débiles en su armonía, cohesión interna y pertenencia al territorio como son los estratos medios.
Definitivamente el movimiento contra la corrupción e impunidad como muchos movimientos sociales patrocina el patriotismo, la cohesión social y con ello la gobernabilidad. Su símbolo de esperanza-verde apela a retomar la ilusión por cambios que auspician la institucionalidad. La respuesta institucional tanto del Poder Ejecutivo como del Sistema de Justicia es un factor clave para revertirlo en el fortalecimiento de la democracia.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

lunes, 27 de febrero de 2017

Renacimiento autoritario en el siglo XXI

Miguel Sang Ben
Miguel Sang Beng.
Entre los historiadores de la evolución política de Occidente,  se le llama al siglo XIX como “La era del liberalismo” en contraste con el XX que se denomina “La era del totalitarismo”.  ¿Será que el XXI el del autoritarismo”? Me explico: el XIX se llama así porque fue cuando se definió la lucha antimonárquica y el establecimiento de la democracia liberal; mientras que el XX comenzó marcada por la pretensión del orden totalitario que significaron el nazismo-fascismo y la deriva estalinista, que luego derivó a la “guerra fría” entre el totalitarismo y la democracia, en un esquema maniqueo  extremo.
Hablar de la deriva autoritaria es comprobar la deriva de la democracia hacia posturas antidemocráticas por personajes que se creen investidos de poderes sobrenaturales o carismas por encima del pluralismo natural de nuestras sociedades. El catalizador para este nuevo modelo de asalto al poder de los extremismos anti-democráticos es el ascenso de Donald Trump, pero que en la actualidad es representado por el fenómeno de Hugo Chávez y su heredero, Nicolás Maduro. Es decir, el asalto autoritario proviene tanto del extremismo de izquierda como de derecha.
Estos pensamientos los desarrollan Gary Kasparov y Thor Halvorssen en un artículo en El País, que pueden encontrar en el siguiente enlace: http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/24/america/1487951513_265698.html
La realidad, según estos autores, es que “En la actualidad, el negocio del autoritarismo está en auge. Según la investigación de Human Rights Foundation, los ciudadanos de 94 países sufren bajo regímenes no democráticos, lo que significa que 3,97 mil millones de personas están actualmente controladas por tiranos, monarcas absolutos, juntas militares o regímenes autoritarios competitivos. Esto es el 53 por ciento de la población mundial. Estadísticamente, entonces, el autoritarismo es uno de los mayores —si no el mayor— desafío que enfrenta la humanidad.”
La otra cara de esta realidad, es que “las estadísticas de las principales crisis del mundo (señalan que) cerca de 836 millones viven bajo pobreza extrema y 783 millones carecen de agua potable. La guerra y el conflicto han desplazado a 65 millones de sus hogares. Entre 1994 y 2013 un promedio anual de 218 millones de personas se vio afectada por desastres naturales.” Estos datos están concentrados en regímenes autoritarios.
En otras palabras, el pecado capital del autoritarismo es la falta de equilibrio social y, en consecuencia, las malas decisiones del poder concentrado se incrementan hasta producir el retroceso de los ideales de la sociedad humana: bienestar para todos. Así vemos que por razones diversas  cómo se observan que el “laissez faire” permite que las fuerzas depredadoras acaben con el planeta antes de garantizar la  sostenibilidad.
Ya comenzamos a prever el daño de la deriva autoritaria de Trump a la mayor economía y democracia del mundo, cuando postula la negación del cambio climático y la promoción  de una apertura de la explotación libre, sin restricciones regulatorias a la explotación racional de los recursos naturales.
El mayor peligro es excusarnos porque es la “tendencia” mundial”. Lo cierto es que representa la reacción de los que creen que “su” idea del orden social mundial es el de sus ideologías  que imitan un paraíso o un infierno modelado a partir de sus particulares comprensiones de la naturaleza humana: el fondo de mesianismo autoritario.
Posiblemente, la deriva del autoritarismo en Dominicana es más estructural, ya que el ejercicio del poder ha sido de corte autoritario disfrazado de un ejercicio democrático, ya que la ingeniería social-institucional ha dejado el Poder Judicial sujeto al autoritarismo. Pero ese es un capítulo a tratarse otro día.

Los sí y los no de los Símbolos Patrios


Hoy 27 de febrero celebramos el 173 aniversario de la gesta de la independencia. Como dominicanos debemos defender los valores que dieron origen al nacimiento de la Patria.

  • Los sí y los no de los Símbolos Patrios
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  • Los sí y los no de los Símbolos Patrios
La bandera es el más sublime símbolo de la libertad y la soberanía nacional. Fue concebida por Juan Pablo Duarte cuando fundó la sociedad secreta La Trinitaria, a través de la cual un grupo de jóvenes inició la lucha por la liberación del pueblo dominicano, que culminó, el 27 de febrero de 1844, con la proclamación de la República Dominicana.
El significado esencial de la bandera nacional está estrechamente vinculado al proceso histórico del cual emergió, libre e independiente, el estado llamado República Dominicana. Y aun cuando sus colores carecen de significado especial, es evidente que su configuración encierra un singular simbolismo. La Bandera Nacional es el símbolo que sintetiza el conjunto de atribuciones ciudadanas y representa uno de los rasgos más característicos de nuestra nacionalidad.
PRIVILEGIO  
El Escudo dominicano es el único del mundo que tiene una Biblia en el centro. Fue creado en la época de la proclamación de Independencia Nacional. El mismo ha experimentado un largo proceso de modificaciones sucesivas. La historia registra 21 escudos incluyendo el actual. Los primeros tienen elementos comunes con el escudo haitiano.
El Escudo Nacional representa la soberanía, porque somos un estado libre, independiente y soberano, tiene los mismos colores que la bandera.   
HONORES
Luego de arriarse o de retirarse de algún féretro, la bandera se doblará reglamentariamente de acuerdo con las siguientes normas: a) Se dobla en cuatro por la parte más larga; b) Se dobla el extremo que corresponde a la parte contraria de donde se pone la driza de manera que forme un triángulo: c) Se continuará doblando en triángulos hasta finalizar por la parte donde se pone la driza y se introduce el extremo por la abertura del último doblez. En el supuesto de que la bandera se mojara, se deberá secar antes de proceder a doblarla.
RESPETO AL HIMNO NACIONAL
Respetar y cuidar los símbolos que nos identifican como país, es una manera de amar y apreciar lo que somos como nación. Al escuchar el Himno Nacional se debe tomar en cuanta lo siguiente: Detenerse cuando se escuche el himno y cuando se esté bajando o subiendo la bandera, sin importar el lugar donde usted se encuentre.
Escuchar con atención las notas del himno, para así cantar si es necesario, es un buen gesto de patriotismo.
DESFILE
Cuando la bandera es usada en una tribuna, deberá siempre colocarse sobre y detrás de la mesa del orador; nunca deberá usarse para cubrir la mesa del orador ni para adornar el frente de la misma o de una plataforma.
La Bandera Nacional, al igual que la de otros países, nunca se inclinará para rendir honores en un desfile. Sólo pueden inclinarse las banderas de regimientos o de cuerpos u otras unidades de carácter institucionales.
POSICIÓN CORRECTA
Si un número impar de banderas son agrupadas y desplegadas en astas, la dominicana se colocará en el centro, ocupando un lugar más prominente que las demás. En caso de ser colocadas de dos en dos, la bandera dominicana se colocará siempre a la derecha, es decir, a la izquierda del observador y a igual altura que la otra.
Al izarse banderas de dos o más naciones, deberán ser izadas en astas separadas o colgadas de diferentes cuerdas de igual tamaño y al mismo nivel.
DUELO
Cuando por motivos de duelo la Bandera Nacional deba izarse a media asta, primero deberá elevarse hasta el tope y entonces descenderla.
En el caso de que la Bandera Nacional este colocada al lado de una bandera institucional, solo se coloca a media asta la Bandera Nacional, la institucional se deja en su posición original. Si es la empresa que esta de duelo, solo se debe colocar a media asta la bandera institucional. Nunca debe permitirse que la bandera toque tierra. La Ley No. 360 que regula el Uso de la Bandera Nacional, prohibe enarbolar la bandera deteriorada, rota, descolorida o en mal estado. La bandera deteriorarada no se puede botar a la basura ni cortar, debe ser incinerada con solemnidad y respeto.

El Día de la patria

Publicado el: 27 febrero, 2017
e-mail: imbert.brugal@gmail.com
Es 27. Día de la patria, de la ilusión y el compromiso. Día del orgullo y la pertenencia. También del ritornelo patriotero que hiberna y aflora cada año. Como si la patria fuera emoción de temporada. Día de exposición de banderas y escudo. Momento para recordar la altivez y entonar un himno olvidado que trastabillan coros emergentes. Voces que ignoran el valor del arcabuz y del trabuco. Es día para retorcer la historia y encubrir, con una ristra de palabras, la importancia de proclamas, manifiestos y decisión. Porque hay un antes de Trinitaria, como el antes de oprobio e imposición. Lóbrego periodo de dos décadas que pautó el intento de construir la República, a pesar de augurios y traiciones. 27 de febrero es pendón invicto en la memoria. La epopeya fundacional que une y también se pierde en las disputas malhadadas de trashumantes. Ese discurso de marineros sin puerto, que alquilan la patria o la ofrecen en pública almoneda. Desertores, sin esconder la inquina, retuercen símbolos y ajan la bandera en procura de una universalidad inventada y excluyente. La indómita y brava, se retuerce prevalida de la orfandad. Con padres y sin familia, quieren ahora la patria. Más que historia, fábula. Los escribas de arriendo pervierten los hechos. Redactan una crónica antojadiza, leyenda de madriguera. Optan por el protectorado y convierten la República en ficción. Cual si fuera obra de mozalbetes retozando, de ese modo, encubren valentía, decisión de ser y vencer, trastocada en reyerta y capricho. Procuran la frustración, la derrota. Esa percepción que niega heroísmo y la realidad de una siniestra ocupación que, durante 22 años, desafió identidad, conculcó derechos e injurió la patria.
El efímero arranque libertario del 1821, abrió las compuertas de la infamia. Cuando Boyer manifestó su interés de unificar la isla, Núñez de Cáceres advirtió la imposibilidad. Dijo, contundente, que “entre las porciones de la isla existen desemejanzas de costumbres y de idioma, similares a un muro infranqueable, como entre los Alpes y los Pirineos” (Visión General de la Historia Dominicana. Peguero –De los Santos). Sin embargo, el embate invasor fue implacable. Quedó inaudible, el aserto del independentista, aunque sirvió para que la prosternación no fuera eterna.
El 16 de enero de 1844, fue firmado el “Manifiesto de los pueblos de la parte este de la isla antes Española o de Santo Domingo, sobre las causas de su separación de la República Haitiana”. El texto fue distribuido de manera estratégica y prudente. El temor a la delación era real. Después de la proclama, marcha atrás no había. La hazaña del 27 sorprendió a los invasores. El trabucazo y la bandera izada, ratificaban el nacimiento de la primera República. Rodríguez Demorizi consigna en la edición de “El Acta de la Separación Dominicana y El Acta de Independencia de los EUA” (Sociedad Dominicana de Bibliófilos 1976) que “Charles Herard recibió el reto de los dominicanos mientras marchaba sobre Santo Domingo y desde San Juan de la Maguana, el 16 de marzo y le escribió al General Morisset, Comandante de Santiago, depuesto, diciéndole: han osado esos infames energúmenos, esos impostores insensatos, esos parricidas hijos de Haití, enviarme con una carta un manifiesto cuyos agravios para ejecutar esta revolución no son más que obra de la mentira y de la perfidia…”. También describe, Rodríguez Demorizzi, los violentos comentarios en los periódicos haitianos sobre la pretensión de conformar, en el este, un estado libre, soberano, democrático. Comenzó el 27, un andar con tropiezos inimaginables. Ambición y desdoro, empañaron la gloria. El ideario de Duarte pronto sucumbiría y durante 17 años, como apuntan Peguero y De Los Santos, la pugna entre caudillos, la inconformidad de los haitianos desplazados, el predominio de los hateros, el deseo de anexionistas, el control de las potencias europeas, pautaron el decurso de la República. 174 años después, el caballo de los griegos amenaza. Y existen legiones de connacionales que pretenden ridiculez, en su día, vitorear la patria.

EL MERENGUE Y TRUJILLO

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CUENTO SOBRE LA DICTADURA DE TRUJILLO

COMUNICACION Y PRENSA EN LA DICTADURA DE TRUJILLO

POESIA EN LA DICTADURA