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jueves, 26 de mayo de 2016

Creación Partido Dominicano sirvió de soporte a Trujillo para reelección en 1934


por HECTORMINAYA h.minaya@elnacional.com.do
e-mail: redaccion[@]elnacional.com.do








El Partido Dominicano, constituido el 16 de agosto de 1931, marcó un radical cambio de rumbo de la historia dominicana.
Surge, según sus fundadores, con la “devoción democrática” de no ser “partido y partición”, que era la inveterada costumbre del pasado, pero que todavía hoy se mantiene.

El sociólogo Juan Ulises García Bonnelly en su libro Las obras públicas en la Era de Trujillo resalta que por primera vez en los anales dominicanos y posiblemente en la historia de América Latina, “un partido político, en lugar de arrastrarse sirviendo al significado de su expresión etimológica activa, -división, partición, separación, abatimiento- hacía profesión de fe para unir, para levantar, para construir”.

García Bonnelly más adelante señalaba que “bajo tan levantados auspicios se dio inicio a la realización de un programa de gobierno que se contenía en esta sola palabra: construir”. Al volver a hacer uso de la reseña histórica podría decirse que logró su propósito de construir, sin particiones, pero un único partido.
Esta organización representó el soporte e instrumento político para Rafael Leonidas Trujillo Molina lograr la reelección presidencial en el período 1934-38, que fue el bautizo de la Era de Trujillo.

Como dato curioso, el Partido Dominicano figuró inclusive en la Constitución de la República de 1955, en el párrafo del artículo 106. Su símbolo era una palma y el carné de miembro era obligatorio para todas las personas mayores de edad.

Las fuerzas de seguridad exigían a los ciudadanos lo que denominaban “los tres golpes”: la cédula de identidad; el papel de certificación de haber hecho el servicio militar obligatorio y el carné del Partido Dominicano, conocido como la palmita.

La falta de uno de estos documentos era motivo de una acusación del delito de vagancia, que estaba penalizada. De manera que todos los dominicanos eran “miembros” de esa organización, la más poderosa de la historia republicana.

Su lema era: “Rectitud, Libertad, Trabajo y Moralidad” que es el acróstico formado por las iniciales de las letras del nombre de Rafael Leónidas Trujillo Molina.

Esto desvelaba el carácter unipersonalista de la naciente formación.

Como pólvora el Partido Dominicano fue estructurado en toda la geografía del país. Desarrolló un plan de asistencia y mejoramiento social, era la plataforma para el trabajo político y tuvo como trampolín las revistas cívicas, aquellas visitas que Trujillo realizó desde el 1932 a los campos y las ciudades montado a caballo, en las que ciudadanos “libres y espontáneamente” solicitaban la reelección del mandatario.

El nombre de revistas cívicas fue tomado del llamado Movimiento Cívico, que nominalmente encabezó el general Rafael Estrella Ureña para derrocar al presidente Horacio Vásquez, el 23 de febrero de 1930.

El partido fue registrado oficialmente en la Junta Central Electoral el 11 de mayo de 1932, Trujillo como director y Mario Fermín Cabral como presidente de la junta superior directiva.

Trujillo inicia oficialmente su campaña reeleccionista el primero de enero de 1932 argumentado que no había terminado su programa de gobierno.

Contó con el respaldo de los poderes fácticos, entre ellos la Iglesia católica y los empresarios estadounidenses radicados en el país.

En su campaña cabalgó el país. Con la demagogia de la mayoría de los políticos daba dinero, besaba mujeres y cargaba niños. Dicen que en ocasiones agarraba a las mujeres por la cintura para “entibiárselas”.

Se hacía acompañar de conjuntos típicos con el tradicional merengue “ripiao”, muchas de estas pieza alababan su figura.
Algunos medios de comunicación de la época respaldaron su campaña reeleccionista.

El periódico La Opinión el 23 marzo 1933, en su primera página publicó que el doctor José Enrique Aybar expresó que “el Presidente era tan popular que debía realizarse una reelección sin elecciones, pues más del 90% de la población exige la reelección…”. La emisora la HIX en sus transmisiones decía “el pueblo pide reelección”.

Cuentan que Trujillo le decía al embajador estadounidense H. Arthur Schoenfeld, que deseaba dedicarse a sus actividades privadas, mientras que por otro lado sus funcionarios realizaban manifestaciones reeleccionistas.

Antes de producirse la reelección en el año 1934 la naciente dictadura estaba políticamente sólida, sin oposición, con un partido único y la población sojuzgada por los delfines del régimen ante la sensación de alerta y angustiada por la presencia de un peligro que significaba oponerse al status quo.

La creación del Partido Dominicano le dio al régimen trujillista solidez y perdurabilidad.

UN APUNTE

RLTM, sello trujillista

El lema del Partido Dominicano, “Rectitud, Libertad, Trabajo y Moralidad”, cuyas primeras letras coinciden con las iniciales de Rafael Leonidas Trujillo Molina, una inteligente idea que realzaba su figura a un nivel casi místico.

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