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En el vocabulario de los dominicanos existen muchas palabras únicas, así como también curiosas; y la expresión: “La desesperación es parte del fracaso” es una de ellas. Creo que todos aquí hemos escuchado esta frase a modo de consejo por parte de algún conocido, casi siempre de mayor edad que quien es aconsejado. Desesperarse en algún momento dado puede ser una reacción lógica cuando los seres humanos perdemos la esperanza o cuando sentimos cierto grado de impotencia al sentir que las cosas no han salido como esperábamos.
Del mismo modo, votar por desesperación, por desilusión o por haber perdido la esperanza, también puede ser un craso error del cual nos podemos arrepentir. Un voto electoral, no es más que la manifestación de la voluntad que tiene cada persona para elegir a un candidato que lo represente.
Por otra parte, aparece esa figura que siempre emerge cuando los héroes no aparecen, porque están de fiesta en el salón de la justicia o están durmiendo esperando que la sociedad los llame. Ese personaje que nunca falta, hoy se llama Luis José Ramfis Domínguez Trujillo (el nietísimo), el nieto del “Jefe”. El nietísimo llegó pisando fuerte y haciendo ruido para que se sepa que está aquí, hasta hay quienes dicen que están dispuestos a votar 20 veces por él y señores… lo último, dicen que el señor Domínguez Trujillo comienza a aparecer en las encuestas, y si es verdad que eso está ocurriendo, el nietísimo no ha hecho nada para lograr ese merito, más bien esto puede ocurrir por la mala acción de los actores políticos del sistema.
Por lo tanto, si el nietísimo sube en las encuestas no es porque está haciendo un trabajo político, social y comunitario digno de aplaudir, sino porque del lado opuesto, están haciendo lo propio para que la gente se desespere. Tener el apellido Trujillo para los que están dispuestos a votarle, en lugar de ser un defecto o algo negativo es una virtud; tal vez porque cuando se habla de su abuelo se dice que no había corrupción , sólo él era el dueño de todo ; quizás porque no había delincuencia , sólo él delinquía ; la frontera nadie la pasaba sin autorización , el que se atrevía a entrar de manera irregular y el que lo permitía , tal vez no veía la luz del sol del día siguiente ; no había deuda externa y el dólar estaba al uno por uno . No había libertad, ahora la hay pero el que nace mañana ya debe 2,486 dólares, eso sin contar los 40,000 millones de pesos que se tomaron la semana pasada; por lo cual esa cifra de deuda al nacer habría que actualizarla.
En fin, por lo que tiene que luchar cada dominicano es porque el sistema que tenemos funcione, que lo colectivo prime sobre lo individual y ser más exigentes con los que controlan el país desde el Olimpo Estamos en la obligación de ordenar nuestro país, nunca será un Trujillo versión 2020 la solución a nuestros problemas…
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