Rafael David Carrasco Recio era un inquieto jovenzuelo que desde niño mostró pasión por la flora y la fauna silvestre.Fue siempre guardián defensor de la naturaleza. Ya adolescente decidió estudiar agronomía en el legendario Instituto Politécnico Loyola, de San Cristóbal.
Cuando recibió el titulo que lo acredita como profesional del área ingresa a la Aviación Militar Dominicana (AMD) y logra concitar la atención del jefe del cuerpo militar, el general Rafael L. Trujillo (Ramfis), hijo mimado del dictador Trujillo Molina. Su interés y preocupación por la agricultura y la ganadería fueron suficientes para que lo designaran supervisor y administrador de la finca Altagracia Julia, propiedad del hijo del Jefe, con rango de segundo teniente.
Cuando se consolidó en la administración de la propiedad el oficial se trazó la meta de llegar hasta el sentir del generalísimo, a quien dirigió una comunicación haciéndole algunas observaciones técnicas, muy valederas por cierto, sobre las condiciones en que se encontraban sus plantaciones cañeras, informe que para “estudio y opinión” Trujillo refirió al administrador dela Azucarera Haina (hoy Consejo Estatal del Azúcar), Dr. Hans Wisse Delgado.
Como no había recibido respuesta sobre sus observaciones, Carrasco Recio escribió a Ramfis donde le expuso algunos problemas que afrontaba el cultivo y la producción de caña de azúcar en su hacienda Altagracia Julia.
Días después el generalísimo llamó a su despacho a Wisse Delgado y en presencia de su hijo mayor le requirió “informaciones detalladas” sobre los dos informes del administrador de la finca del jefe de la AMD El funcionario respondió al padre y al hijo que las observaciones del teniente agrónomo “eran correctas y contenían observaciones de gran valor”, conforme le expusieron los expertos azucareros Félix María Salazar y Ciriaco Valera Reyes.
En tono enérgico el Jefe dijo al director de la azucarera: “Doctor Wisse… pero el teniente Carrasco señala que pueden haber pérdidas millonarias que podrían dar al traste con mi gobierno”, e inmediatamente ordenó al secretario de la Presidencia, José Benjamín Uribe Macías, hacer pasar a su despacho al oficial agrónomo , a quien con notoria firmeza le expresó: “Teniente, Ud. dice que van haber pérdidas millonarias en los ingenios de mi propiedad, que pueden dar al traste con mi gobierno… ¿Ud. quiere acaso tumbar mi gobierno…”?.
DESMAYO
Al escuchar las expresiones de Trujillo, Carrasco Recio cayó al suelo como si hubiese sido fulminado por un rayo.
Sorprendido por el súbito desmayo del teniente, producido por la tensión a que fue sometido, el generalísimo dispuso que le arrojaran agua por la cabeza para reanimarlo. Tembloroso y empapado en agua de pie a cabeza, Carrasco se levantó con la vista perdida en el horizonte Sur del Palacio Nacional, ignorando si estaba despierto o tenía una pesadilla.
Al contemplarlo en esas condiciones el Jefe le dijo con dureza: “!Teniente, puede retirarse!… Y ya sabe… no escriba tanto, que mi tiempo no alcanza para leer todo lo que recibo.. ¿Entendió?”.
Sin haber recuperado el habla el oficial hizo el saludo militar y se retiró raudo, mas rápido que un cohete. Cuando el espectáculo había concluido Trujillo estalló en carcajadas, diciéndole a su hijo Ramfis: “Ese Carrasco es un gran muchacho, pero es tan valiente que tan pronto le menté esa frase, de que si él quería tumbar mi gobierno, cayó redondo como un coco”.
Tiempos después y con el mismo rango de teniente, el agrónomo militar se unió con doña Dilia, la antigua esposa del legendario Billo Frómeta, que junto a familiares había radicado en Venezuela huyendo a las presiones del régimen de turno. Doña Dilia y Carrasco manejaron vastas extensiones de terrenos que comprendían desde el puente de Sabana Perdida hasta la carretera Mella, próximo donde ahora opera el supermercado Jumbo.
CORONEL
Durante los años posteriores el joven oficial fue ascendiendo por riguroso escalafón hasta llegar a coronel full, trabajando siempre en favor de la flora y la fauna silvestre, especialmente en la frontera, zona que siempre amó con denodada pasión. Llegó a trabajar por varios años en la Dirección General de Foresta y en la Oficina de Comunidades Fronterizas, donde reemplazó al coronel Bolívar Belliard Sarubi. También impulsó novedosos proyectos pesqueros de siembras de alevines (carpas, truchas, lobinas) en la zona de Bayagua y Monte Plata, así como de crianza de conejos..
Además diseñó y ejecutó programas de largo alcance para preservar el territorio y nuestra nacionalidad. El presidente Antonio Guzmán lo condecoró con la Orden al Mérito En el segundo ciclo de gestión de Balaguer, entre 1986-90, Carrasco Recio fue puesto en retiro y reintegrado con el rango de general por el Presidente Hipólito Mejía.
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