Pese a la oposición de ciudadanos, cientistas sociales, el Icomos, escuelas de arquitectura, la Sociedad de arquitectos, múltiples sectores de la vida nacional y otros “intolerantes’’, pasadas las elecciones y cualquier bulla que afectara el desenlace de las mismas, el proyecto promovido por el MITUR de las Ruinas de San Francisco, lamentablemente parece se hará.
El que ha tenido la oportunidad de conocer Cartagena de Indias, allá en el caribe colombiano, se maravilla por el cuidado y la atención de su centro histórico. “La heroica’’ como le llaman, no solo conserva sus murallas frente al mar intactas, y hoy son uno de sus elementos arquitectónicos claves, sino que su modelo urbano Ovandino que la creara, con los preceptos del nuestro que fue el original, y con el que también se hicieron otros cascos históricos como el de Panamá, La Habana, Coyoacán, México, etc., hoy conserva sus calles en forma de dameros y el mantenimiento de su arquitectura colonial de manera exquisita. Da gusto recorrer sus vías, notar su orden y percibir cómo la historia es la protagonista de su ciudad, quizás sea el detalle mágico por el cual sea el destino más turístico de Colombia.
Si algún defecto tiene esta zona, es el proceso de gentrificación al que fue llevado cuando hicieron la revitalización del mismo, pero no de manera gratuita. En base a estudios se determinó que el hacinamiento y la delincuencia que alguna vez tuvo este centro histórico, se debía a que una gran parte de la gente que habitaba allí, eran la consecuencia de estos males. Se tomaron las previsiones de lugar, se crearon altos impuestos a estas propiedades, y la mayoría tuvo irse de ahí, quizás por esto en las noches pareciese un tanto vacío… las bonitas viviendas lucen oscuras, pues muchísimos de estos inmuebles no siempre están habitados, fueron adquiridos por potentados, y familias adineradas, hoy sirven de segundas casas, el valor de estas se multiplicó al sanearse la zona de los problemas que antes existían.
Recientemente Cartagena de Indias recibió con beneplácito y alegría las cenizas de uno de sus huéspedes más famosos: Gabriel García Márquez. Aquí empezó su carrera periodística y muchas imágenes de sus famosas novelas son basadas aquí. Indudablemente el Gabo amó a “la Heroica’’, así que se hizo restaurar una residencia en el margen del centro histórico de la mano de Rogelio Salmona, quien fuera un maestro de la arquitectura colombiana y latinoamericana, y que dejó una obra arquitectónica magnífica, pero esta no fue precisamente su mejor creación. En el Barrio de San Diego, paralelo a las murallas y en el final del centro histórico rompiendo la plástica del entorno de casas coloniales, esta residencia con una verja moderna que la bordea, luce ajena y divorciada del contexto histórico y arquitectónico. Los taxistas y gente del lugar orgullosos de su ciudad, murmuran cuando pasan por ahí con tono de disgusto: esta es la casa del escritor… le dejaron hacer lo que le vino en ganas.
Lo he escrito en otras ocasiones. Los desarrolladores de las ciudades inteligentes de hoy y del futuro, han detectado lo que se denominan “grupos capitales”, están conformados por lo intelectual y social, medio-ambiental, cultural y de ocio, técnico, financiero y democrático. Para que los proyectos funcionen dentro de las mismas deben de ponerse de acuerdo con estos grupos. Jamás hacer las obras de manera dictatorial.
En carta del historiador Américo Lugo a Trujillo por un impasse de no querer escribir la historia de Santo Domingo como este último deseaba, dijo lo siguiente: los sucesos no son materia de la historia sino cuando son materia muerta. Lo presente ha menester ser depurado y solo el tiempo destila el licor de verdad dulce y útil para lo porvenir. La revitalización del proyecto de las Ruinas de San Francisco no previó entre los requisitos que la historia fuese la protagonista, así que el proyecto ganador en concurso no tomó en cuenta lo que debió ser un pre requisito básico. En el resultado final nuestro inmueble declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad se opaca y pierde su esencia, teniendo solo principalía la arquitectura nueva del arquitecto español.
En Cartagena la historia empieza a hablar, la casa del Gabo es la tacha del ilustre premio Nobel, ni siquiera piensan en Salmona, que fue quien la proyectó.
Seguro estamos que cuando la esencia, el romanticismo y la magia de las piedras de las ruinas se pierdan con el proyecto de Moneo, nadie se acordará del famoso arquitecto, tampoco de los propulsores del mismo, la tacha será del presidente que permitió su ejecución.
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