21 de junio de 2016 - 12:08 am -
Hoy, a casi cinco años de mi voz de protesta, sigue sin pasar nada. Olvidados por todos, incluyendo por las autoridades que en ese momento no habían llegado y son las que hoy continuarán
A propósito de un rumor que corrió a finales del año 2011, sobre una supuesta propuesta de pensión para alguien que no había sido empleada del Estado, el 26 de diciembre de ese mismo año, bajo el título “Protesto”, esta columna emitió a su juicio lo que sería una injusticia de llevarse a cabo y explicó el porqué de esa posición.
Hoy, a casi cinco años de mi voz de protesta, sigue sin pasar nada. Olvidados por todos, incluyendo por las autoridades que en ese momento no habían llegado y son las que hoy continuarán.
Me atreveré a citar algunos pasajes de lo dicho en ese momento:
“En el ámbito musical sinfónico pasa algo interesante, no importa el tiempo que tenga laborando, ni lo que haya hecho el instrumentista en cuanto a la educación musical, para ser humillado y pisoteado por el Estado. Verdaderos artistas, que no sólo consagraron su vida a sus respectivos instrumentos, sino a la formación y desarrollo de nuevos talentos para la continuación y por ende, la supervivencia de la Orquesta Sinfónica Nacional.”
Se mencionaron los nombres:
“…….los Maestros Félix Castillo Lachapelle, Alfonso Caba, Rafael González, José Lora, Rafael Martínez Persia, Francisco González Brito, Herminio Helena Cruz, Ramón Rodríguez, Jacinto Roque, Ramón Rojas, Rafael Peña Castro, Luis Estévez Pacheco, Luis Elseviff Martínez, entre otros, son personas que sí han llevado el nombre de la República Dominicana a lo más alto. Muchos de ellos estudiaron en el extranjero y rechazaron ofertas de empleos para venir a darse al país y formar personas que hoy los sustituyen.”
También se dijo:
“Verdaderos hijos de esta tierra que lucharon por mantener una institución, pese a la discriminación y adversidades presentes en la época que les tocó vivir. Todos ellos todavía tienen que recurrir al “picoteo” ya que saben lo que es la dignidad y no aceptan dádivas, ni limosnas y sus pensiones, con el alto costo de la vida, no les da para nada, ni para comer, ni para medicamentos, ni mucho menos para diversión y ellos “SÍ” pagan servicios, (agua, luz, teléfono, etc.)”
Continuaba:
“El derecho a una pensión es un premio que se gana por haber servido al Estado, por haber dado de sí para beneficio del país. Todos esos maestros que han sido mencionados, el Estado está y estará en deuda con ellos por siempre.”
Se concluyó:
“Hoy les menciono los nombres de estos grandes hombres con mucho orgullo y PROTESTO por la ingratitud del Estado para con ellos.”
Lamentablemente, hoy ya no están con nosotros los maestros José Lora y Rafael Martínez Persia, quienes partieron de este mundo con la amargura de la ingratitud e indiferencia de las autoridades gubernamentales de éste nuestro país.
MI PROTESTA, SIGUE.
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