Venimos del Padre y volvemos a Él, en estas vacaciones de la muerte que es la vida, estoy absolutamente convencido que llegamos a este mundo, almas creadas por Dios, para una misión, una meta y un fin. Hoy nos enteramos de la partida de nuestro respetado y admirado, don Antonio Imbert Barreras, y como modesto amante de la historia quiero hacer una humilde reflexión.
Este gran dominicano, Héroe Nacional, General Advitam y condecorado con la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, murió apenas dos horas y 55 años después del mismo día en que realizara la proeza, junto a otro grupo de valientes patriotas, algunos amigos de mi pueblo de Moca, de ajusticiar al tirano y déspota Rafael Leónidas Trujillo, y comenzar el fin de una las etapas más oscuras en contra de las libertades civiles y los derechos humanos de nuestra historia.
Su valor inconmensurable, al igual que los demás conjurados, lo llevaron a sacrificar sus propias vidas y la de sus familias, enfrentando a un semi Dios del mal, con la única aspiración de hacer justicia a nuestro noble pueblo y a sus valientes hombres y mujeres, que habían sido anulados en sus sueños de paz y libertad.
Este gran dominicano, Puerto Plateño, fue militar advitam con rango de mayor general, presidente de facto de la República en 1965, y aunque participó en el golpe de Estado contra Bosch, solo la historia imparcial y fruto de las circunstancias y de su corazón, podrán juzgar.
Su padre provenía de una familia de destacados militares, al ser este hijo del General Segundo Francisco Imbert y nieto del prócer independentista General Jose María Imbert.
Imbert fue militar a temprana edad, fue gobernador de Puerto Plata en los años 40 y sobrevivió del complot en que fue asesinado el dictador Trujillo el martes 30 de mayo de 1961 y era el único sobreviviente de esa gesta. Fue atacado a tiros en 1967 recibiendo varios impactos de bala. Fue Ministro de las Fuerzas Armadas en el gobierno de Joaquín Balaguer desde 1986 hasta 1988.
En 1989 fue designado presidente del Consejo de Administración de la Rosario Dominicana. Sera por siempre recordado como héroe por su participación en la gesta libertadora que puso fin a la tiranía de Trujillo, sus aciertos y desaciertos posteriores, que son inherentes de nosotros los humanos imperfectos, pasaran a un segundo plano en la conciencia y la memoria nacional.
El corazón solo lo conoce el corazón, porque una inteligencia sin amor, te hace perverso, la justicia sin amor, te hace implacable, la diplomacia sin amor, te hace hipócrita, la docilidad sin amor, te hace servil, la autoridad sin amor, te hace tirano, la ley sin amor, te hace dictador y la vida sin amor, no tiene sentido.
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