Pedro Sánchez ya aseguró que la exhumación del cuerpo de Francisco Francodel Valle de los Caídos sería "inmediata". Y así será. El Gobierno ya trabaja con la previsión de que el traslado de los restos del dictador tenga lugar en julio. Antes, por tanto, de que arranquen las vacaciones políticas oficiales, en agosto.
El propio presidente del Gobierno, en conversación informal con los periodistas tras la sesión de control, hacía una primera aproximación cuando le preguntaron en qué momento el Ejecutivo ordenará la salida del cadáver del general de la basílica. "Os pillará trabajando". Eso ya cerraba algo más el horizonte temporal, y daba la sensación de que sería inminente.
El mandatario socialista no quiso concretar las plazos, pero después este periódico pudo confirmar, a través de fuentes muy cercanas a Sánchez, que el Gobierno está "trabajando" para que la exhumación llegue en julio. "Queremos que sea en esas fechas", contestaban.
La decisión, pues, ya está más que tomada, y solo queda aguardar el momento en que se realizará el desenterramiento del dictador. El Ejecutivo no necesita, en principio, aprobar ninguna norma específica, pues cuenta con el soporte de la Ley de Memoria Histórica, el informe que los expertos emitieron en 2011 sobre el futuro del Valle de los Caídos —a petición del entonces ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui— y el mandato del Congreso. Hace poco más de un año, el pleno de la Cámara Baja aprobó, por 198 votos a favor (PSOE, Unidos Podemos, Ciudadanos, PNV, PDeCAT, Compromís, Bildu y Coalición
Canaria) y 140 abstenciones (PP, ERC, Foro Asturias y UPN), una proposición no de ley de los socialistas que hacía suyas las recomendaciones de ese informe y en concreto citaba la necesidad de exhumar a Franco y de colocar a José Antonio Primo de Rivera en un lugar menos preeminente de la basílica.
"Sin estridencias"
Sánchez quiere culminar lo antes posible uno de sus compromisos, de escaso valor político y económico, pero sí enormemente simbólico. El hoy presidente confirió mucha relevancia en su campaña de primarias y después de victoria a la reforma de la Ley de Memoria —totalmente olvidada por Mariano Rajoy en sus años en el poder—, de ahí que no sorprendiera que la salida de Franco de Cuelgamuros se convirtiera pronto en uno de los emblemas del nuevo Gobierno. Es cierto que la cuestión regresó a la primera plana no por una decisión proactiva del Ejecutivo, sino más bien porque la situó en agenda el secretario de Justicia de la dirección socialista, Andrés Perelló.
En el núcleo duro no sentó del todo bien que el dirigente valenciano prácticamente pusiera deberes al Gabinete. Primero se intentó aplacar la polémica y desviar el foco, advirtiendo de que la exhumación se haría "sin estridencias" y "sin urgencias", pero luego el presidente decidió ofrecer un horizonte más cierto, sobre todo como mensaje de tranquilidad para los suyos. De ahí que el pasado domingo, en la entrevista con el diario 'El País', ya avanzara que se desenterrarían los restos del dictador de modo "inmediato", sin ofrecer más precisiones. informe que los expertos emitieron en 2011 sobre el futuro del Valle de los Caídos.
Ahora ya las hay. En principio, si nada se tuerce, será en julio. Y todo hace pensar que será inminente.
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