En Argentina, como en casi toda América Latina, los reclamos de los “pueblos originarios” han sido copados doctrinariamente por agrupaciones de izquierda. Recientemente en la entrevista Realizada por Jorge Lanata al líder detenido de la agrupación RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) se observa como el discurso ya es un panfleto barato del socialismo post caída del Muro de Berlín. Más allá de que muchos izquierdistas, que viven con todas las comodidades del capitalismo en las grandes urbes, vayan con las banderas del Che Guevara a exclamar sus consignas socialistas a las marchas de los pueblos originarios, hay un episodio histórico que les quedará a contramano del discurso y todos sus clichés.
Los hechos transcurrieron en febrero de 1989. Hace tan sólo 28 años uno de sus demonios predilectos fue homenajeado por el idealizado pueblo ancestral Mapuche.
Antes de abandonar el poder, el General Augusto Pinochet tuvo una reunión con los grupos pertenecientes a los “Consejos Regionales” mapuches que lo nombraron, nada más y nada menos que “Fauta Lonco”, que significa “Gran Autoridad”.
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