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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

jueves, 18 de junio de 2015

PALABRAS DE AGRADECIMIENTO. 4 DE JUNIO DE 2015

Palabras pronunciadas por el Ing. Manuel Tejeda , el 4 de junio del 2015 por cunplirse  54 años del asesinato de  Juan Tomás Diaz y Antonio de la Maza 
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Buenos días a todos. En nombre de las familias Díaz y De La Maza, quienes nos conceden el honor de pronunciar estas palabras; y de la Fundación Héroes del 30 de Mayo, agradecemos a la Comisión Nacional de Efemérides Patrias en la persona de su Presidente, el Licenciado Juan Daniel Balcácer, la muestra de solidaridad y real responsabilidad patriótica, que significa la organización año tras año de este Acto de Recordación, en el cual rendimos tributo a la Memoria de dos de los Héroes de la Gesta Gloriosa del 30 de Mayo de 1961, Antonio De La Maza y Juan Tomás Díaz. Ambos fueron vilmente asesinados un día como hoy en este lugar, por una horda de criminales, miembros del Servicio de Inteligencia Militar, el entonces muy temido SIM. En esta ocasión, hemos querido compartir con ustedes un breve resumen de lo acontecido a estos dos paladines de la libertad, una vez consumado el ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo, y ante la imposibilidad de la materialización de la segunda parte del plan de la Gesta del 30 de Mayo, que consistía en la toma del poder, conformación de una Junta Cívico-Militar, y la celebración de elecciones libres en un plazo de seis meses; hasta llegar a este sitio donde fueron ultimados. Para ello hemos tomado como base los testimonios de Danilo Díaz Lovelace, hijo de Modesto Díaz, plasmados en el libro “Relatos de la Resistencia”; y de la señora Anne Reid, hermana del Doctor Robert Reid Cabral, autora del libro “Esa última semana”. Ambos libros pueden ser adquiridos en esa joya nuestra que es el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana. También hemos escuchado los testimonios verbales de Eduardo Díaz, hijo del General Juan Tomás, y de Lourdes De La Maza, hija de Antonio De La Maza. Comprenderán que para no hacer este relato demasiado largo, hemos omitido muchos detalles. Danilo Díaz relata que la noche del 30 de Mayo se encontraba en el Malecón con otra persona, y alrededor de las diez de la noche notó un gran movimiento de vehículos oficiales y del SIM. Movido por la curiosidad se desplazó en su vehículo hacia el Oeste por la Avenida George Washington, percatándose de que algo grande había sucedido al pasar frente al lugar donde había sido ajusticiado el tirano, por la gran cantidad de jeeps y caliés que había en ese sitio. Llevó a su acompañante a su casa y se dirigió a casa de su tío Juan Tomás a informarle lo que había visto. 2 Al llegar vio las luces de la casa casi por completo apagadas, y se encontró con el doctor Bienvenido García, el esposo de Marianela, hija de Juan Tomás. Este le aclaró que lo que había sucedido era que habían matado a Trujillo, y que Juan Tomás y Modesto eran de los cabecillas. Salieron ambos para casa de Bienvenido; allí se encontraba Chana, esposa de Juan Tomás, con sus hijos Jaime y Eduardo. Ella le explicó a Danilo la situación más detalladamente. Al cabo de un rato llegó Miguel Angel Báez Díaz, quien se marchó luego de conversar brevemente con Danilo y Bienvenido. Posteriormente llegaron Juan Tomás y Modesto, quienes después de analizar la situación, se dirigieron en un carro Buick propiedad de Juan Tomás, a la casa de Luis Amiama Tió, en compañía de Danilo, de otro hijo de Modesto llamado Franklin, y de Milito, chofer de Juan Tomás. Pasaron luego por casa de Miguel Angel Báez Díaz, y regresaron a la casa de Bienvenido. Al cabo de unos minutos, Franklin y Danilo fueron enviados a casa de Juan Tomás a buscar a Antonio De La Maza y Salvador Estrella, con la encomienda de llevarlos a algún escondite que ellos dijeran. Salvador se negó a salir, y les dijo que no saldrían a menos que fuera Juan Tomás en persona a buscarlos. Este último se encaminó entonces a su casa, atendiendo el llamado de Salvador. En ese ínterin, Danilo y Modesto fueron a la casa de éste último, quien aparentemente quiso despedirse de su familia. Después fueron de nuevo a casa de Bienvenido; allí se encontraron con Juan Tomás y el doctor Marcelino Vélez Santana, quien había sido contactado por Bienvenido para examinar la herida de Pedro Livio Cedeño, y juntos lo habían llevado a la Clínica Internacional. Decidieron todos buscar un lugar más seguro. Salieron Modesto y Danilo en el carro de éste; y Juan Tomás y el doctor Vélez en la station wagon marca Opel de Juan Tomás. Los vehículos eran manejados por Danilo y el doctor Vélez, respectivamente. Danilo y Modesto pasaron por casa de Juan Tomás, y vieron un carro radiopatrulla de la policía estacionado allí. Siguieron de largo y en la siguiente esquina se encontraron con Juan Tomás y el doctor Vélez. Modesto les dijo lo que habían visto, y ambos vehículos se encaminaron hacia el Malecón por la calle Estrelleta. Una esquina antes de llegar al Malecón, Danilo le sugirió a su padre que se fueran a esconder a su casa (la de Danilo), ya que suponía que los de la familia Trujillo no sabían dónde él vivía. Esperaron el vehículo de Juan Tomás justo antes de llegar al Malecón. Juan Tomás se iba a desmontar de la station para montarse en el vehículo de Danilo, pero en ese instante pasó frente a ellos, transitando en dirección Oeste por el Malecón, un carro radiopatrulla 3 de la policía, moviéndose muy lentamente y sus ocupantes mirando fijamente hacia los dos automóviles. Por esta razón Juan Tomás permaneció en su vehículo. Inmediatamente ambos doblaron en el Malecón hacia el Oeste, detrás de la patrulla, para no levantar sospechas. Danilo luego dobló en la calle El Número, y el doctor Vélez lo hizo en la calle Cambronal. A partir de ese momento perdieron el contacto entre ellos. Es de suponer que Juan Tomás y el doctor Vélez recogieron en algún lugar a Antonio De La Maza y Salvador Estrella (bien pudo haber sido en la casa de Juan Tomás, ya que la patrulla que vieron Modesto y Danilo aparentemente no buscaba sospechosos en esa casa en ese momento). Según relata la señora Anne Reid Cabral, Juan Tomás le dijo al hermano de ésta, el doctor Robert Reid Cabral, que el grupo pidió al doctor Vélez que les buscara un lugar dónde esconderse. El doctor Vélez les contestó que la única persona por quien él metía su mano en candela en una situación como ésa era su amigo Robbie Reid. Y se dirigieron entonces a la casa de éste, ubicada en la calle Santiago esquina Cervantes. Llegaron como a las once de la noche. El doctor Vélez llamó a voces al doctor Reid, y en lo que éste descendía del segundo piso de la casa, el grupo entró agitadamente en la galería apagada. Enterado por el doctor Vélez de lo que había ocurrido, el doctor Reid avisó inmediatamente a su esposa, la también doctora Ligia Fernández, de origen cubano, quien procedió con los preparativos para albergar al grupo. El pedimento del doctor Vélez era por un par de horas. Se prolongó por cinco días. Los esposos Reid tenían en ese momento un hijo, Armando, y la doctora Fernández de Reid se encontraba embarazada de su otro hijo Robert, quien vino al mundo luego de la infausta muerte de su padre. Todos sabemos que el doctor Reid Cabral se suicidó cortándose las venas en el baño de su casa, al ser requerido por segunda vez por el SIM para ser interrogado con respecto al ocultamiento en su vivienda de los Héroes del 30 de Mayo. Antes de su terrible muerte, el doctor Reid relató a su familia, incluida su hermana Anne, los pormenores de la estadía de los Héroes en su casa. La doctora Ligia informó en la mañana del 31 a la señora del servicio, Josefina Vargas, que su hijo Armando había amanecido enfermo y que ella se quedaría arriba sola con él, ocupándose también de la limpieza; Josefina, por tanto, no tendría por qué subir al segundo piso. Cuando el matrimonio iba a almorzar, ambos llevaban fundas plásticas para guardar parte de sus raciones y 4 compartirlas con sus secretos huéspedes del piso superior. Tampoco aumentaban la cantidad de alimentos que compraban en el colmado, para no llamar la atención, sobre todo de Josefina, y también del jardinero, apodado Jabalí. Contó el doctor Reid que la mayor parte de las noches las pasaban sentados en fila en el suelo. Narró cómo escuchaban el ruido de los carros del SIM, los apodados “cepillo”; y la sensación de alivio que sentían cuando se alejaban y no entraban a requisar su casa. Dijo que en una ocasión Juan Tomás le pidió que le buscara una pastilla de cianuro para cuando se fuera de la casa, pues no se iba a dejar coger preso vivo, a lo que el doctor Reid se negó, diciéndole que como médico sólo podía ayudar a salvar vidas. Luego de un par de días de la llegada de los Héroes a la casa del matrimonio Reid-Fernández, y ante la visita de una señora con su hijo enfermo solicitando ver al doctor con urgencia, Josefina olvidó que no debía subir al segundo piso y corrió escaleras arriba a llamar al doctor. Ahí fue arrinconada nerviosamente por Juan Tomás. El doctor Reid, con su calma habitual, le explicó a Josefina la situación, aclarándole que no debía ir a la policía, ya que no le iban a creer que viviendo allí, ella no supiera de la presencia de esas personas en la casa. A partir de ese momento, tanto ella como Jabalí se portaron muy consecuentemente. Precisamente Josefina, en su testimonio a Anne Reid, refirió el comportamiento de los cuatro hombres: “don Juan Tomás estaba siempre inquieto, don Salvador Estrella rezando con un rosario en la mano, don Antonio De La Maza tranquilo, así como el doctor Marcelino Vélez”. Por cierto, otro dato es que el doctor Vélez salía durante el día, a visitar personas llevando mensajes de los Héroes, con la esperanza de conseguir refugio y protección que evidentemente no pudo conseguir; y regresaba a pasar la noche con el grupo. El doctor Reid fue a casa de sus padres a buscar ropa vieja de sus hermanos Donnie, Charlie y Billie. Con esto el grupo tuvo ropa limpia durante su estadía en casa del doctor. Finalmente, el Domingo 4 de Junio en la noche, el grupo abandonó la casa del matrimonio ReidFernández. Josefina y Jabalí les acompañaron unas cuadras. Al despedirse, Juan Tomás quiso dejar al matrimonio su anillo de brillante, para que se lo entregaran a su hijo Armando en el futuro; ellos agradecieron el gesto, pero no lo aceptaron. Este anillo apareció mucho tiempo después, en el período del Consejo de Estado; lo llevaba puesto un reconocido calié, César Rodríguez Villeta, cuando vestido de mujer trataba de abandonar el país por el Aeropuerto de Punta Caucedo. Le fue devuelto por las autoridades a Chana, la viuda de Juan Tomás. 5 Luego de abandonar la casa de Robbie Reid, Juan Tomás y Antonio tomaron la calle Cervantes hacia el Sur. Según testimonio ofrecido a la Fundación Héroes del 30 de Mayo por el Doctor Pedro Troncoso Sánchez, se dirigieron a la casa del señor Toñito Mota, concuñado de Antonio, ya que estaba casado con Ana Estela Michel, hermana de Aida, la esposa de Antonio. La casa de Toñito estaba ubicada en la esquina Oeste de la intersección formada por las calles Lea De Castro y Cervantes. Le solicitaron a éste que les proporcionara un vehículo para ellos poder desplazarse. Toñito entonces instruyó a su chofer para que entrara su vehículo de reversa en la marquesina, a lo cual el último procedió de inmediato. Pero al percatarse de quiénes eran los que iban a montarse en el carro, relacionándolos seguramente con las fotos que aparecían en los periódicos esos días, emprendió la huida y se trasladó a la casa del padre de Toñito, el señor Antonio Mota. Ante esta situación, Antonio y Juan Tomás abordaron un carro público en la Avenida Independencia, y fueron entonces a la casa de Generoso Fernández, en la calle Espaillat, quien posiblemente les facilitó una pistola. En ese lugar una señora que los vio gritó alarmada, razón por la cual abandonaron rápidamente el área. De ahí encaminaron sus pasos hacia la casa de Manuel Pittaluga Nivar, lugar donde Juan Tomás le había dicho a Aida, la esposa de Antonio, que se dirigiera a refugierse. Al llegar, Aida no se encontraba, pero sí Lourdes, su hija. Luego fueron, posiblemente a pie, a la Estación de gasolina del señor Cocco, que estaba situada en la antigua Autopista Duarte. Allí tomaron un camión o camioneta hasta el Hotel Londres, en la Avenida san Martín. Una vez en ese sitio, se comunicaron telefónicamente con la señora Flérida de Berry, esposa de Lorenzo Berry, el propietario del Supermercado “Wimpy’s”, establecimiento que estaba ubicado en la Avenida Bolívar esquina Pasteur. Según declaraciones de Flérida a esta Fundación, ella les instó a refugiarse en el Supermercado para luego trasladarlos a un lugar seguro. Con este propósito, Antonio y Juan Tomás abordaron un carro público cuyo chofer tenía el sobrenombre de Mazerosky, tomando la Avenida San Martín hacia el Parque Independencia. Se desmontaron en la esquina de la Avenida Bolívar con la calle Julio Verne. Pero ahí mismo fueron atacados por los criminales del SIM que ya los venían persiguiendo. Se produjo un desigual enfrentamiento a tiros que duró varios minutos. Según narró al escritor Tony Raful un testigo del hecho que vivía muy próximo al lugar, don Pepín Corripio, Juan Tomás murió en el acto, mientras que Antonio quedó con vida, e incluso mordió en un dedo a uno de los calieses mientras lo subían a un vehículo para trasladarlo al Hospital Militar Doctor 6 Marion, donde falleció mientras era intervenido quirúrgicamente. Sus cadáveres como los de los demás Héroes del 30 de Mayo y los de muchos otros dominicanos asesinados durante la tiranía, nunca han aparecido. Muchas gracias. Manuel Tomás Tejeda González Miembro de la Fundación Héroes del 30 de Mayo Hijo del Héroe del 30 de Mayo, Ing. Huáscar Tejeda

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