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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

martes, 16 de enero de 2018

Revelaciones del secretario de Ramfis TRujillo de los millones de dolares que sacaron fuera del pais.

Tomado de muro de Desde mi palmera en facebook.
REVELACIONES A SANCHEZ CABRAL
(Extractos)
César A. Saillant
Secretario y Traductor de Ramfis Trujillo
Citamos a Saillant:
“¿Y pagaba [Ramfis] un centavo más que usted o que yo? ¡Jamás! ¡Y cuánto trabajo daba cobrarle cuando uno se decidía a hacerlo! Recuerdo que en una ocasión la Ferretería de Pool le cerró el crédito, cansada de cobrar una cuenta que amenazaba pasar a la historia. Ese señor está vivo porque nosotros escondimos el hecho a Pirulo hasta lograr que la Intendencia hiciera efectiva la deuda.
Y mientras tanto, nuestras divisas en fuga incesante hacia los bancos de Estados Unidos, Suiza e Inglaterra. Desde hacía años venía explotando al pueblo, sacando dólares por todos los conductos que le aconsejaban los entendidos en la materia, Víctor Sued y Antonio León Estévez.
Ramfis se valió de las Fuerzas Armadas para lucrarse en su beneficio personal y único con las cuantiosas comisiones, en dólares, que le producían las incesantes compras de armas y toda clase de material bélico, y muchos extranjeros también se aprovecharon de él para hacer su agosto a costa del sudor y la sangre del pueblo dominicano. Los cheques de las comisiones, por supuesto, nunca se hicieron a nombre de Ramfis, que no podía aparecer en nada, sino de Sued, de Antonio León o de [Andrés] Papito Alba [Valera], para no mencionar otros. Llegó hasta a simular compras de enormes cantidades de material bélico, que “deshacía” cuando ya el Estado había pagado en dólares el valor total, para reembolsarlo mediante un cheque suyo contra uno de los bancos del país; al fin y al cabo, nuestro pobre peso y el dólar tenían teóricamente un valor a la par [del dolar americano]. La Chocolatera Industrial fue otra fuente que le produjo millones de dólares en productos elaborados que se exportaban a Estados Unidos y cuyo valor no regresaba jamás al país, pues la General Cocoa, a través de Sued, depositaba esos valores directamente en sus cuentas de Estados Unidos. Sólo Sued conocía de aquellas maniobras atentatorias contra la economía nacional; y lo mismo se hacía con otras industrias en las cuales Ramfis tenía participación. Millonario, en dólares, por los cuatro costados, desde hace tantos años, y con todo el poder para seguirse enriqueciendo hasta llevar el peso dominicano a su completa desvalorización, resulta extraño en absoluto que creara, cuando apenas quedaban dólares para sí mismo, una Comisión de Importaciones, para evitar que otros hicieran lo que venía haciendo por costumbre desde hacía tantos años ¡Es que al ladrón le duele a veces que otro robe!"
*****
Mientras tanto, las divisas seguían su fuga desde la República a sus bancos de Suiza. Más miserable que nunca con sus empleados y con el servicio, derrochaba enormes cantidades de dinero en sus placeres. Los mejores sastres de Londres hacían dos y tres viajes por semana a Bruselas para probarle docenas de trajes que había encargado; los mejores zapateros de Italia enviaban sus expertos para hacerle aquella cantidad de zapatos que probablemente no se pondría en muchos años; las pieles más caras y lujosas eran adquiridas por Lita* [Milán] para lucirlas en los restaurantes de lujo; Cartier le enviaba sus mejores joyas… Y emisarios viajando constantemente desde el país con maletas cargadas de dólares y chicharrones… Y nosotros pasando hambre.
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Una vez de regreso en Jainamosa [antes del ajusticiamiento], Ramfis no se ocupó ya más que en mantener su poder en las Fuerzas Armadas, a través de los jefes de Estado Mayor, y en sacar divisas del país. Ya su fortuna personal en Europa y los Estados Unidos alcanzaba a cerca de 300 millones de dólares. Había formado un trust en Suiza, con asiento en Vaduz (el Sifmar Registered Trust) que manejaba ventajosamente todos sus fondos y acciones en forma indirecta y en dicho trust comenzó también a depositar fondos pertenecientes al papá, como si presintiera que muy pronto iba a quedarse con todo. En efecto, el ajusticiamiento de Trujillo ya Ramfis se lo había vaticinado desde el año anterior, por lo que era conveniente convencerlo de que debía sacar parte de su dinero y depositarlo en Suiza como medida de precaución. Formó, asimismo, supuestas compañías, como la Mármol Commercial Corporation, la Martha Commercial Corporation, etc., con asiento en Panamá, y nuevos trusts en Suiza para sus hermanos Rhadamés y Angelita, de todos los cuales era Sued el secretario. Cuando volvió a salir del país a continuar su tratamiento psiquiátrico, esta vez en París al cuidado del Dr. Held, ya había sacado casi cuatrocientos millones de dólares de la República.
*****
V
En París, adonde llegó a mediados de marzo de 1961, se acogió a la sombra de Porfirio Rubirosa, a quien imita rabiosamente. Amparado por Rubirosa visitó todos los centros nocturnos de lujo, conoció coristas e incluso se enamoró de una de ellas, Hildegart Mertinat, alemana, bailarina del Lido, la cual trajo a la República a la muerte de Trujillo y con la cual salió [del país] el 18 de noviembre. Hizo regalos fabulosos, pero los franceses se burlaban de su derroche, como se habían burlado antes los norteamericanos y los belgas, y como se habían burlado también los españoles del mismo Trujillo: “el tipo ese de América, el del bicornio de plumas y libras de medallas”. Sus caballos de polo eran los mejores de Francia.
Para mantener intacta su fortuna, casi todos sus gastos seguían saliendo de la República. Para esa fecha los mozos de cuadra, el veterinario* y yo vivíamos en un hotelucho de la avenida de Neuilly que en todo el piso no tenía más que un baño en el cual hacíamos turno todos para bañarnos. El hospedaje era, como antes en Bruselas, el más barato que hubiera podido hallar Víctor Sued: $4.00 diarios por persona, incluyendo las comidas; mientras tanto yo veía las cuentas de Sued y de [Pirulo] Sánchez Rubirosa en uno de los hoteles de lujo: $1,200 a $1,500 semanales, que pagaba Ramfis.
*****
Así, pues, cuando Trujillo encontró su merecido, el 30 de mayo, su hijo recorría triunfalmente con sus imbecibilidades por los centros nocturnos de París a expensas del erario.
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[Después del ajusticiamiento]
Ahora él era el dueño de todo, y tenía en sus manos todas las armas que necesitaba para atraerse la mayor parte de esa fortuna.
Comenzó por recoger el efectivo en cajas privadas y Víctor Sued había viajado varias veces a Suiza, EU y Canada para depositar fuertes sumas, así como para disponer las nuevas inversiones a plazo fijo, operación que era la favorita del general para invertir parte de su fortuna.
También había viajado Sued a depositar sumas globales que recibía el general de conductos no imaginados, como sucedió con quince millones de dólares en efectivo que le fueron entregados una mañana de junio por el señor [Pedro] Rivera, que pertenecían al generalísimo y él tenía guardados.
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[Nota: En esos ultimos meses de 1961, cuando Estados Unidos todavia se resistia a levantar las sanciones economicas, representantes del gobierno americano le aconsejaron a Ramfis que seria conveniente que creara una fundacion para legarle al pueblo dominicano las empresas de Trujillo y Ramfis finalmente accedio. Sin embargo, por lo que Saillant revela, lo que Ramfis hizo fue traspasar acciones de algunas de las empresas que en promedio no representaban importantes montos y una suma de miles de dolares. Lo que estas "generosas donaciones" representaban eran infimas en comparacion con los cientos de millones de dolares que los Trujillos sacaron del pais antes y despues del ajusticiamiento.]
Continua Saillant:
Dos semanas más tarde traspasó a la Fundación acciones diversas por valor de unos $2,800,000 que especificó para el financiamiento de dos mil viviendas, donativos éstos que recibieron amplia propaganda, pero que en el fondo no eran más que acciones, parte precisamente de las acciones que ni a él ni a su familia le sería fácil hacer efectivas en caso de que tuviese que decidir una salida intempestiva del país.
*****
4.- En cuanto al traspaso de los ingenios azucareros a una fundación cuyos beneficios habrá de disfrutar el pueblo dominicano, ya he visto los esfuerzos hechos para mantener el dominio sobre ellos.
El general ha solicitado la creación de una fundación para administrar sus beneficios, y ello parece ya un paso que los americanos pueden aceptar como prueba de que existe el propósito de transigir paulatinamente con las demandas hechas extraoficialmente.
El general evidentemente no está de acuerdo ni aceptará una condición coercitiva como ésta, mientras no pueda dejar los ingenios de la Azucarera Haina en el esqueleto.
Una nueva idea ha nacido en él.
Debe haber quién los compre y tal vez, con la ayuda de los abogados, la transacción pueda tener un efecto retroactivo.
¿Pero quién accederá a adquirir aquella empresa en las condiciones actuales?
¿Y qué garantías exigiría?
Ha madurado la idea y de repente se le ocurre una solución: ¿por qué no el señor Thomas Kappa, griego de origen, millonario, ya conocido por él y quien últimamente ha concertado con el gobierno la erección de una refinería de petróleo?[1]
Llama entonces al ex coronel Antonio Manuel León Estévez y le transmite instrucciones que yo no conozco por el momento.
De todas maneras, los acontecimientos han llegado a un extremo en que se requiere una solución inmediata.
*****
[Los siguientes parrafos se refieren a los contratos que deben ser traducidos, mecanografiados y copiados para los abogados del multimillonario Thomas Pappas con el fin de venderle los ingenios de azucar, transaccion que no llego a materializarse. Omitimos esta parte para ahorrar espacio.]
Trabajamos consultándonos unos a otros con gran celeridad y antes de la una quedan traducidos y nítidamente copiados los dos contratos, que Antonio Manuel espera dando paseos nerviosos a lo largo del salón de conferencias y parte velozmente con ellos.
Las minutas y originales son cuidadosamente desmenuzados y no queda nada de ellos.
Ya me he enterado de que hay una persona que los espera, para firmarlos, en el yate Angelita, y por breves palabras de León también me entero de que esa persona firmaría esos contratos a mediodía y que, como no han estado listos a esa hora, León ha tenido que partir para agasajarla en el entretanto.
¿Quién es esa persona que espera esos contratos, y qué contratos son esos?
El nombre de la persona figura en ambos contratos y ya es una persona para mí conocida: se trata del señor Thomas Pappas, en quien el general había pensado para realizar una operación desesperada, en última instancia, con el propósito salvar los ingenios azucareros, que se escapan irremisiblemente de las manos de su familia, o sea de él, de su madre y de sus dos hermanos.
El ha asegurado, en conferencia de prensa a la cual yo he asistido, que el vasto imperio azucarero tiene un valor, en libros, de 140 millones de pesos (el peso estaba a la par del dolar; hoy serian unos US$1,120 millones.
Pero ese es un valor, como él ha dicho, “en libros”; el valor líquido será muchísimo menor, y más aún en las circunstancias actuales.
Si el señor Pappas está realizando esta operación está corriendo un riesgo enorme, pero él es un inversionista y sabe dónde pone sus dólares y con qué apoyo cuenta.
La transacción de venta de los ingenios y propiedades de la Azucarera Haina ha sido discutida a bordo del yate Angelita, y la cifra envuelta en la operación es, finalmente, de cuarenta millones de dólares, que el señor Pappas va a pagar en efectivo, pero ¿por qué se han hecho dos contratos, ambos en dos originales?
La forma en que se ha manejado el asunto de las venta de los ingenios debe ser similar a como se ha estado manejando la herencia del generalísimo; la herencia viene siendo absorbida en quizás un 90 por ciento o más en favor del general, sus dos hermanos y su madre, y de este 90 por ciento o más de la mitad en favor del general únicamente; los ingenios, ahora, que pertenecen a ellos únicamente y han sido apartados, también, de la herencia, han sido vendidos en cuarenta millones de dólares, pero el general va a sacar de estos 40 millones una parte exclusivamente para él, que ni sus hermanos ni su madre van a saber, y el resto es lo que se va a repartir entre él, su madre y sus hermanos.
El primer contrato estipula la venta de los ingenios y propiedades que les corresponden, en su estado y condiciones actuales, al señor Pappas por la suma de treinta millones de dólares, pagaderos mediante un grueso avance y sumas parciales a cubrir cada seis meses directamente al general Trujillo hijo; este es el contrato que se presentará a doña María para que crea que ha sido esa la suma en que el general, dadas las circunstancias desesperadas, ha tenido que venderlos.
Pero, mediante el segundo contrato, el señor Pappas se compromete a entregar inmediatamente al general la suma de diez millones de dólares. Es la “tajada”, digámosle así, del general.
Esa tarde el general no ha venido a su despacho, pero me ordena estar a las cuatro en Bocha Chica.
Hemos trabajado largamente despachando diversos asuntos, más personales que oficiales.
Ha hecho llamar al Lic. Juan Contín y a don Tirso Rivera, cosa muy frecuente por estas fechas, quienes les traen algunos documentos que él revisa, firma algunos y devuelve otros, y cuando ha terminado con ellos vuelvo a acercarme.
También han venido el coronel León Estévez y su hermano Antonio Manuel, con documentos en los cuales reconozco los contratos de esta mañana. Parece que todo se ha resuelto favorablemente.
Solo percibo frases entrecortadas porque siempre me retiro a alguna distancia y trato de entretenerme en algo cuando el general no está trabajando directamente conmigo o no estoy tomando notas de su conversación.
Mientras me dicta una nota para el doctor Balaguer se viste de uniforme y cuando termina de dictar me dirijo a la VII Cia. de Fusileros, frente a la autopista, a preparar la nota al presidente.
No he terminado aún cuando corre un oficial a llamarme; el general se ha detenido en la autopista para llamarme:
—¿Hiciste la nota del presidente?
—Medio minuto más y termino.
—Entonces llévamela seguido al palacio.
Llego casi detrás del general, pero ya él se ha encerrado con el Presidente en el despacho de éste, que es el que antes tenía el general y al cual yo he estado asistiendo tanto tiempo.
Espero que el general me llame, pero parece que ha resuelto decirle personalmente al Presidente lo que le comunicaba en la nota.
El Presidente ignora, naturalmente, la operación de venta de los ingenios, realizada hoy en el yate.
*****
He sido testigo de tantos acontecimientos, pero a fuerza de no prestarles atención, de no ponerles interés, no han dejado huellas. La operación de venta de los ingenios tiene, sin embargo, marcha atrás y el señor Pappas se retira del escenario tal como vino: en silencio.
Es probable que los norteamericanos hayan ejercido presión para evitar esta transacción, quizás la más beneficiosa en que el señor Pappas hubiera soñado participar.
Todo parece derrumbarse.
Las esperanzas que quedaban se han ido esfumando.
*****
El general está, pues, frente a su obra. Ha aparentado estar jugando con los americanos, pero en el fondo solo ha jugado con nosotros, con los que hemos tenido fe en él, con los dominicanos.
Y hemos perdido.
El también ha perdido, porque no ha ganado más, como hubiera querido.
Al fin, los ingenios quedarán; en el esqueleto, pero quedarán.
Las carnes perdidas serán recuperadas.
El generalísimo Héctor B. y el general Petán no han tenido paciencia para regresar en la fragata y toman un avión: ya están aquí.
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