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martes, 30 de enero de 2018

En Chile el adversario no era Pinochet sino el miedo

Mario Valdez

28 enero, 2018
El 25 de abril de 1988, después de 15 años de lucha, sumidos en el oscurantismo de un gobierno dictatorial asesino y déspota, los chilenos descubrieron que el adversario que tenían que derrotar no era Augusto Pinochet sino el miedo. El pueblo estaba atemorizado, decepcionado, desmoralizado por las campañas que el gobierno hacia por radio y televisión casi todas eran oficiales. Estaba convocado el plebiscito para el 5 de octubre de 1988. Tenían miedo de salir a votar de manifestarse. Ricardo Lagos, presidente del recién creado Partido Por la Democracia chilena (PPD) para participar en el plebiscito constitucional, tenían 15 minutos para hablar en la televisión y hacerle un llamado a la ciudadanía para que se inscribieran y poder tener derecho al voto en las elecciones. Desde el 11 de septiembre de 1973, que había llegado la Junta Militar no había hablado por televisión. Cuando le toca su espacio en el programa de Cara al País, la periodista Raquel le hace una pregunta, el dirigente Lagos le responde: “Raquel, Usted me va a excusar, hablo por 15 años de silencio”. Apuntando con el dedo hacia la cámara del televisor dice, “Le voy a recordar general Pinochet que usted el día del plebiscito de 1980 dijo que el presidente Pinochet no sería candidato en 1989. Y ahora le promete al país otros años con torturas, con asesinatos, con violación de derechos humanos. Me parece inadmisible”, y hablaba sin dejar de mirar a la cámara. Nadie había hecho eso con el presidente, todos quedaron mudos, nadie sabía que Ricardo Lagos iba a decir eso, él es conocido como un hombre sin pelos en la lengua, ni el mismo lo sabía, eso le salió.
El impacto de la televisión y la contundencia con la que habló Lagos, llamando mentiroso y asesino al presidente, envalentonó a ese pueblo que salió a la calle a celebrar y a inscribirse para participar en el Plebiscito convocado para el 5 de octubre de 1988. Ese día la gente perdió el miedo, salieron a votar contra el déspota y le Ganaron.
“Lucha contra el miedo”, “Chile, la alegría ya viene”
Si ganaba el “Sí” representaba la continuidad del general Augusto Pinochet en el gobierno hasta 1997, lo que sumaría 25 años de mandato.
Si ganaba el “No” implicaba la convocatoria de elecciones presidenciales y elecciones parlamentarias al año siguiente, lo que le abría las puertas a la transición y el camino a la democracia.
El plebiscito estaba convocado para el 5 de octubre de 1988. El sector que apoyaba la dictadura había inscrito como candidato al militar que durante 15 años había gobernado ese país con mano dura y criminal. El dictador y candidato Augusto Pinochet, tenía como lema central “Sí, por un país ganador”. Las últimas semanas antes de las elecciones el gobierno había creado un clima de temor, miedo, había en la ciudadanía una angustia generalizada, las policías y los cuerpos de seguridad del estado amedrentaban a los ciudadanos para que no se inscribieran como electores, ese ambiente tenebroso y pesado se mantuvo durante todo el proceso de inscripción y en la campaña.
Eugenio García, uno de los creativos del diseño de la campaña por el “No”, dice que la campaña tenia objetivos precisos, ya que perseguía que “la gente se atreviera a votar y a expresar su malestar contra el régimen”. Genaro Arriagada miembro del comando, comentó, que “los días antes del plebiscito teníamos la idea de que íbamos a ganar, pero temíamos que hubiera un fraude o no se reconociera el triunfo”. La campaña del “No” para vencer el miedo, afincó su estrategia en el ánimo, el aliento, el progreso, en la posibilidad de un cambio en la sociedad chilena. Dejó a un lado las denuncias sobre las prácticas represivas y crímenes cometidos por el gobierno de facto. Esa estrategia les dio resultado porque ese pueblo tenía 15 años oprimidos, viviendo bajo el terror y la sangre. El slogan central de la campaña del “NO” era: “Chile, la alegría ya viene”.
Las dictaduras hacen las leyes a su medida
En 1980, Pinochet se hace aprobar una constitución que le garantice su permanencia en el poder por un periodo de ocho años más, que comenzarían en marzo de 1981, “tras los cuales se propondría un candidato sujeto a la ratificación de la ciudadanía mediante un plebiscito”. En este plebiscito el “SI” refrendaría al candidato propuesto (Pinochet) por ocho años más, ahora si el triunfo favorecía al “No” significaba la entrega del poder por el dictador un año después.
Chile, desde el 11 de septiembre de 1973, se convirtió en una ciudad signada por el miedo y el terror que comenzó desde el mismo momento que la Junta Militar da el golpe de estado. Ese día el estadio Nacional de Santiago pasó de los goles, los aplausos y la alegría al llanto. Fue el centro de detención y tortura, centenares fueron los ajusticiados y asesinados, le cortaron las manos al cantautor popular Víctor Jara, ahí estuvo preso y se salvó de milagro el venezolano Pablo Antillano. El régimen endureció y afianzó la persecución política, los derechos humanos fueron sistemáticamente violados, la crisis económica se acentuó golpeando duro al país. Esos años ´80 fueron de una lucha sin cuartel contra el pueblo y la resistencia chilena.
Un atentado fallido alertó a las Fuerzas Armadas
El 7 de septiembre de 1986, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), dirigido por Cesar Bunster y Cecilia Magni “comandante Tamara”, protagonizan un fallido atentado contra el general Augusto Pinochet, quien venía con la familia de una casa de campo en el sector Los Melocotones, en momentos que la caravana presidencial conformada por doce vehículos iba pasando cerca de un puente, los atacantes que habían estudiado el terreno y tenían planificado el atentado, disparan con armas largas de fuego y explosivos, iban dos Mercedes Benz y se confundieron le dispararon al que no era, el general salió ileso. La respuesta no se hizo esperar, la represión fue brutal, contundente. En 1983 cuando apareció el “FPMR”, José Ramón Barrera del circulo de seguridad presidencial, comentó: “el ambiente comienza a ponerse espeso”.
Ese atentado demostró que el pueblo y la gente ya no querían al presidente, fue un catalizador para que sectores de las fuerzas armadas y sectores anti dictatoriales comenzaran a buscar las vías que la constitución hecha por y para Pinochet en 1980, les daba las vías para tratar de salir del oprobiosos régimen.
Transición chilena y la vuelta a la democracia
Amaneciendo el 5 de octubre de 1988, las fuerzas dictatoriales ya habían tomado los centros electorales con la intención de obstaculizar la votación, se impuso el pueblo y abrieron los centros de votación, la ciudadanía participó masivamente. En el umbral de la noche y después de largas horas de espera, había mucha tensión y fueron divulgados unos resultados que daban ganador al régimen de Augusto Pinochet con 17 puntos de ventaja, la jugada perseguía buscar la desmoralización de ese pueblo chileno que se había volcado a la calle en búsqueda de su libertad. Ante esta maniobra los representantes del “NO” responden con contundencia y dan los verdaderos resultados: 41,3 por ciento para el “SI” y 58,7 por ciento por el “NO”, con el 20 por ciento de los votos escrutados, la tendencia era ascendente e irreversible (para utilizar palabras de la rectora Tibisay Lucena). Desde ese momento los medios de comunicación controlados por el gobierno comenzaron a transmitir películas y comiquitas, silenciaron la realidad electoral. Pocos medios como la radio Cooperativa rompieron el cerco informativo y divulgaron los resultados.
Pinochet y el régimen se pasearon por la idea de desconocer los resultados para mantenerse en el poder. No encontró aliados que lo acompañaran en esa nueva travesura, los Estados Unidos y otros países le habían retirado el apoyo, la presión nacional e internacional había tomado fuerza ya era inevitable, el hombre fuerte había caído, Goliat se derrumbaba, atrás quedaban su mano férrea y su despotismo.
A las dos de la madrugada del nuevo día, la Junta Militar declara y reconoce el triunfo del “No” con casi el 53 por ciento de los votos contra un 44 por ciento del “Sí”, ese día cayó la dictadura por los votos y comenzó una nueva etapa en el país austral, se abrían las puertas a la transición a la democracia.
Para llegar a ese plebiscito de 1988, no fue fácil, ni el camino fue corto, hubo muchos obstáculos, tuvieron que esperar 15 años, ya que la dictadura se implantó en 1973, y en 1980 se realizó un primer plebiscito para aprobar la constitución nacional, junto a unas disposiciones transitorias con las cuales se mantenía a Augusto Pinochet en el gobierno por ocho años más, esas fueron unas elecciones ventajistas y fraudulentas, con todos los medios a su favor la radio, la televisión, etc.

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