Por: Tony Raful
Fuente: LISTÍN DIARIO..
09-01-2018
Después del asesinato del presidente Carlos Castillo Armas el 26 de julio de 1957, en uno de los pasillos de la Casa Presidencial de Guatemala, y sobre todo después del 20 de octubre de ese año, cuando las investigaciones sobre el magnicidio dieron un vuelco inesperado, con el caso del famoso del “Crimen del Mirador”, cuando un chofer moribundo que trabajaba para Johnny Abbes García y cobraba vía la Embajada Dominicana de Guatemala, confesó ante las autoridades policiales, la participación dominicana en el crimen del presidente guatemalteco, ofreciendo datos y pruebas de esa conexión homicida, y luego de la escapada olímpica de Abbes de Guatemala, rehusando ser investigado por las autoridades de ese país, así como la huida de su asistente el gánster criminal cubano, Carlos Gacel Castro, así como la desaparición de Gloria Bolaños, el personaje más fascinante de aquella historia, que no tuvo participación en ese crimen, y quien amaba a Castillo Armas, pero fue víctima de la manipulación de Abbes para los fines de crear confusión en relación con el hecho. Bolaños de mano de Gacel huyó clandestinamente por la frontera con El Salvador, rehuyendo el pedimento investigativo de las autoridades judiciales, para luego reencontrarse con Abbes, rumbo a Ciudad Trujillo.
El nombre del Generalísimo Trujillo era mencionado como el responsable del magnicidio. Todos los indicios, investigaciones y pruebas apuntaban firmemente hacia el dictador dominicano.
El Congreso de Guatemala lo acusó, las autoridades judiciales lo señalaron como el responsable del crimen, con pruebas irrefutables. Trujillo maniobró para colocar en el Poder de Guatemala a su aliado y cómplice, el General Miguel Ydigoras Fuentes, adversario de Castillo Armas, quien sobreseyó el proceso judicial, abortando el curso legal de las indagaciones y la ejecución de las penas de estos criminales acaudillados por el tirano dominicano. En mi obra, “La rapsodia del crimen”, están los datos e informaciones que corroboran la participación dominicana, con detalles, con la debida reseña de todo aquel interregno histórico, con las citas, con los documentos desclasifi cados, con la correspondencia de la Cancillería trujillista, con legajos de las autoridades judiciales guatemaltecas, que hasta hoy permanecían en las opacidades, sin castigo moral ni político. En esta obra están claramente definidas las razones que tuvo Trujillo para perpetrar aquel crimen.
El general J. Arismendy Trujillo Molina, hermano del dictador dominicano, quien tuvo que huir en noviembre de 1961, acorralado por la lucha democrática del pueblo dominicano, igual que sus familiares y esbirros materiales e intelectuales de la tiranía descabezada el 30 de mayo de 1961, por un grupo de héroes, hizo una extraña visita a Guatemala en el mes de mayo de 1962. El señor J. Arismendy Trujillo, mejor conocido como Petán, era, comparado con su hermano dictador, un verdadero patán, ágrafo, sin el don de mando, la inteligencia, los dones de poder de Trujillo y su infinita capacidad de maldad. Petán fue una especie de padre de la radiodifusión dominicana, su obra cumbre fue “La Voz Dominicana”, antigua “Voz del Yuna”, que impactó modernamente, por su exquisita programación cultural, y por un evento que pasó a ser patrimonio intangible de la memoria artística del país, llamada “La Semana Aniversario”, donde los más afamados cantantes populares y liricos, las más deslumbrantes compañías de arte, las fi guras más sobresalientes del continente, deleitaron al pueblo dominicano en medio de aquel clima asfi xiante y omnímodo. Por ello, Petán, que era tosco, no concitó el odio acérrimo que generó su hermano al mando del Estado.
Cinco años después del asesinato del presidente Castillo Armas, ordenado y cubierto por Trujillo y sus agentes, aliados a una pequeña facción del ejército de ese país, hizo su presencia intempestiva en ese país el señor Petán, constituyendo una provocación, aunque estaba protegido por los militares que detentaban el poder, cómplices del extinto Trujillo.
En un cable de “Prensa Asociada AP”, fechado en Guatemala el 16 de mayo de 1962, el partido político del asesinado presidente Castillo Armas, llamado “Movimiento de Liberación Nacional” de extrema derecha, pidió al gobierno la inmediata expulsión del país de Petán y de los familiares de Trujillo que lo acompañaban. El señor Ramiro Padilla, director general del MLN, dirigió un mensaje al jefe de Gobierno, coronel Enrique Peralta Azurdia, quien había sustituido al general Ydigoras, diciendo que “la dictadura trujillista fue la responsable del asesinato el presidente Castillo Armas”, y agregando que “es una afrenta a la nación su permanencia, ello signifi ca abrir la puertas a pistoleros internacionales que pondrían en peligro la vida y la seguridad de los ciudadanos.
Por otro lado, el diario guatemalteco “Prensa Libre”, publicó que José Trujillo Molina urdió una falsedad contra el reportero y el fotógrafo del diario, que pretendieron entrevistarlo, diciendo que lo habían asaltado, penetrando a su apartamento. “Prensa Libre” editorializó con el título, “La sombra de Trujillo”, diciendo que había rumores en el sentido de que, el hijo de Trujillo, Ramfi s, también se proponía venir a Guatemala.
Una parte importante de los trujillistas y algunos Trujillo, se habían refugiado en Nicaragua, donde permanecieron bajo la sombra tutelar de los hermanos Somoza, hasta 1965, entre ellos, el tristemente célebre Johnny Abbes García, En Nicaragua permaneció Abbes hasta meses después de concluida la “guerra patria de abril de 1965”. A diferencia de Ramfis, Negro Trujillo, y Doña María Martínez viuda Trujillo, Petán lo tenía todo invertido en su país y murió en la indigencia. Nunca se supo qué hacía Petán en Guatemala en mayo de 1962, país del que tuvo que salir precipitadamente bajo el repudio de los guatemaltecos, por la responsabilidad de Trujillo en el magnicidio de Castillo Armas.
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