Santo Domingo, sábado 30 de
mayo del 2015.
Muy buenas tardes
(autoridades civiles y militares);
Distinguidas
viudas, hijos y familiares de los hombres a cuya memoria se celebra este acto
de elevado sentido patriótico;
Señoras y señores:
El escritor dominicano Félix Mejía en su libro Viacrucis de un Pueblo expresó: “Gloriosos son aquellos que se
inmolan por el bien común, los que tratan de romper la cadena que denigra;
quienes se echan a sus únicas espaldas el fardo que es oprobio común y mueren
aplastados a su peso”. Hace Exactamente
54 años en este mismo lugar, un grupo de dominicanos cambió el curso de nuestra
historia al iniciar, con el ajusticiamiento de Rafael L. Trujillo, el final de
una de las más nefastas tiranías que
se haya conocido jamás en el continente latinoamericano. Hoy, rendimos tributo a los valientes hombres
de la Gesta del 30 de Mayo, quienes
lograron rescatar la dignidad del pueblo dominicano que, bajo el
yugo del tirano Trujillo, se encontraba
envilecido en el aspecto moral, político
y humano.
La hazaña del 30 de Mayo de 1961
constituye la
materialización de los diferentes
intentos de aquellos patriotas que les precedieron en su propósito para derrocar la tiranía: El plan armado de Cayo Confites, el
desembarco de Luperón, las heroicas expediciones de Constanza, Maimón y Estero
Hondo y el valeroso Movimiento Clandestino 14 de Junio. Es evidente, que el
exterminio de la mayoría de los expedicionarios del 14 de Junio, la represión desatada contra los jóvenes del
Movimiento del mismo nombre y el
horrendo asesinato de las Hermanas
Mirabal y Rufino de la Cruz, fueron
el detonante para que los hombres del 30 de Mayo expusieran sus
vidas, sus posesiones y sus familias, con la finalidad de legar a las futuras generaciones una patria
libre. Tras el ajusticiamiento del
tirano se desató una cacería humana contra los participantes en la Gesta
heroica y sus familiares. Se
llenaron las tenebrosas cárceles del país y los conjurados sufrieron durante meses las más espeluznantes torturas que se pueda imaginar. Pagaron con sus vidas sus anhelos de libertad
y justicia, sin que hasta la fecha se
haya tenido información alguna de dónde fueron a parar sus restos por más
esfuerzos que han realizado sus familiares para obtener información precisa que
les permitan rescatar los despojos mortales de sus parientes y, así, darles
cristiana sepultura. Los ejecutores y
cómplices se han llevado su secreto a la tumba y, el silencio de los que aún viven indica que persiste el miedo, o la lealtad a
sus actuaciones y a los esbirros de la
época. Qué necesaria es la Comisión de
la Verdad!
Es un deber para esta Fundación
velar por la consolidación de los logros alcanzados en el proceso de
construcción de la democracia y el Estado de Derecho que en nuestro país se
iniciara a partir de la noche del 30
de Mayo de 1961. Basta comparar el pasado y el presente: el derecho a la vida,
la libertad de tránsito, la libertad de asociación y reunión, la libertad de
empresa y derecho de propiedad, el ejercicio del sufragio, el derecho a la dignidad humana, la libertad
de expresión e información, el acceso de los estudiantes a diversas carreras
universitarias para su superación
profesional y el derecho a la libertad.
Está claro, que no hay un sólo dominicano que no haya resultado beneficiado
con estos logros democráticos, que son el resultado directo de la decapitación
de la tiranía de Trujillo.
Recientemente, la República Dominicana
ha celebrado con diversos actos
el cincuenta aniversario de la insurrección y victoria cívico-militar que dio
inicio a la Revolución de Abril de 1965, cuando los dominicanos y
dominicanas se sublevaron ante la
opresión del gobierno de facto, exigiendo el respeto a la Constitución de 1963
y la vuelta al poder del Profesor Juan
Bosch, el primer presidente elegido democráticamente después de 31 años de
dictadura. La Fundación Héroes del 30 de Mayo se une a esta
magna celebración. A lo largo de
su historia, nuestro país ha transitado por caminos tortuosos, pero ha sabido superar los obstáculos con valentía, de cara a un futuro promisorio.
Hoy es necesario advertir a la
conciencia nacional, al Poder Ejecutivo,
a los ejecutores de las leyes y a
quienes supuestamente las hacen cumplir
que el imperio de la ley se necesita de manera urgente. Sólo el cumplimiento
estricto de las leyes, sin miramientos ni favoritismos, pueden devolvernos un país con seguridad
ciudadana. Se necesita castigar de manera real y efectiva a quien delinque. Debemos despertar conciencia de los orígenes
de la delincuencia en muchas partes del mundo, y nuestro país no es una
excepción. En los últimos años, la
delincuencia es una problemática que se ha intensificado en la República
Dominicana, por lo que es necesario
enfrentarla con firmeza y sin privilegios. Hay que organizar todas las fuerzas
disponibles, para buscar soluciones
efectivas que nos protejan de las agresiones a que somos sometidos a
diario. ¿Cuáles han
sido las medidas adoptadas
recientemente para el fortalecimiento de esos planes de seguridad, en respuesta
a las demandas de la ciudadanía? ¿Qué resultados se han obtenido? La familia
dominicana merece desarrollar sus actividades dentro de un marco de seguridad y
protección, con una presencia policial eficiente y confiable. La seguridad ciudadana debe ser prioritaria. Hay que llegar a la raíz del mal, tomar
medidas más enérgicas, e
implementar programas a los cuales se destinen
los recursos necesarios para
encaminar de mejor manera las iniciativas en desarrollo. El pueblo clama a una
voz: ¡Que de una vez por todas termine la impunidad! ¡La seguridad ciudadana es un reto para el
país! Debemos encaminarnos hacia una sociedad donde la convivencia pacífica, la
seguridad de los ciudadanos, el
bienestar social y el desarrollo humano sean el sustento del progreso
socioeconómico y del fortalecimiento de
las instituciones.
Es oportuno aprovechar este escenario para reflexionar respecto a
otro problema de especial relevancia que
aqueja nuestra sociedad: La seguridad jurídica. Tanto la independencia externa
como interna del poder judicial están más comprometidas ahora que nunca. La
justicia en general debe garantizar la credibilidad y la imparcialidad en sus
actuaciones y decisiones, y que éstas se
adopten, no sólo en un marco de legalidad y legitimidad, sino que contribuyan a superar la crisis de
confianza que aqueja a la sociedad dominicana. ¡Es nefasto el precedente que establecen los
fallos emitidos por el sistema judicial! Se rinde un servicio a la impunidad y
se premia la corrupción… ¡se premia la
delincuencia en general! Y la población sufre la repercusión social de estos vergonzosos
hechos. El actual código penal es
garantista para aquellos que delinquen
en cualquier sentido de la palabra.
Es necesario que enfaticemos aquí, esta tarde, que el progreso económico
requiere de un orden jurídico y una justicia independiente que proteja a los
ciudadanos contra los abusos. El quebrantamiento de la seguridad jurídica
origina incertidumbre y promueve inestabilidad. La inseguridad jurídica es una
lacra que nos hiere a todos. Y estamos a tiempo para curarnos de esa punzante
herida.
Como dominicanos, tenemos un gran reto.
Y ese reto es contribuir al
fortalecimiento de nuestras instituciones. Combatiendo la corrupción a como dé lugar. Para lograrlo,
deben ponerse en práctica de manera real y sin parcialidad los mecanismos de control por un lado y, por
otro, activar las instancias de
persecución y castigo para frenar la cultura de la impunidad que desde hace
tiempo ha minado nuestras entrañas.
Al rememorar el acontecimiento
extraordinario en que los hombres de la
Gesta del 30 de Mayo demostraron un coraje sin igual, arriesgando
conscientemente sus vidas, las de sus familiares y las de sus colaboradores más
cercanos, justo es recordar sus nombres como demostración de imperecedero
agradecimiento:
Antonio de la Maza y sus hermanos Ernesto, Mario, Pablo y Bolívar de la
Maza, Amado García Guerrero, Huáscar Tejeda,
Juan Tomás Díaz, Luis Amiama Tió, Luis Manuel Cáceres Michel (Tunti),
Miguel Ángel Báez Díaz, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pastoriza,
Salvador Estrella Sadhalá, Antonio
García Vásquez y Ángel Severo Cabral. Nuestro
reconocimiento a don Antonio Imbert Barrera.
Asimismo, agradecemos a todos los que, movidos por un sentimiento de patriotismo,
colaboraron con la causa del 30 de mayo. Esta tarde rendimos un merecido
homenaje a algunas de las personalidades que tuvieron una participación valiosísima en aquella gesta y quienes, además, durante años permanecieron en el anonimato,
en un gesto inconmensurable de humildad e integridad. Nuestro respeto, también, a todos
aquellos que padecieron exilio, prisión y persecución durante la
tiranía, dignamente representados por
las Federaciones Patrióticas aquí presentes.
Hoy, vísperas del día de las
Madres es oportuna la ocasión para
rendir tributo a todas aquellas madres
víctimas de la tiranía de Trujillo, algunas
encarceladas y torturadas. (Ej.
Tomasina Cabral, Sina) A todas las
mujeres que fueron depositarias de la confianza de sus esposos participantes en
gestas libertadoras, a las esposas de los conjurados, quienes después del
tiranicidio fueron víctimas de
cárcel y vejámenes por parte de la tiranía
trujillista. A las esposas de los
prisioneros de la gesta heroica, sometidas a presión psicológica. A todas esas
mujeres a quienes un renombrado historiador ha llamado:
“Mujeres-coraje del 30 de Mayo”, que lo perdieron casi todo como consecuencia
del heroísmo de sus esposos, y adoloridas por la impunidad reinante, se
dedicaron a educar a sus hijos y a fortalecer a sus familias dentro del marco
de la nueva sociedad que se comenzó a construir a partir del 30 de mayo de
1961. Su ejemplo de madres abnegadas
prevalecerá siempre.
Felicidades a todas las madres
dominicanas, sin excepción.
Nunca podrá el pueblo dominicano
olvidar el significado de la hazaña que
decapitó la tiranía trujillista el 30 de Mayo, bien reconocido como Día de la
Libertad, señalada muchas veces como
el acontecimiento más importantes de la
historia dominicana del siglo XX. Por más que se trate de desempolvar una
memoria maliciosa de las supuestas luces de Trujillo, son muchos los testimonios de los que en carne propia
sufrieron el escarnio, la humillación y la tortura, el despojo de sus bienes, fruto
de una vida de trabajo. Todavía algunos de edad centenaria, y que vivieron la
dictadura, hacen sus relatos en voz baja por el miedo y por la desconfianza que persisten en sus
entrañas. Hay otros que narran a viva
voz sus memorias reales, cotidianas, destacando, por ejemplo, el caso de las
desapariciones misteriosas disfrazadas de accidentes. Son muchos los jóvenes de nuestro país que
se interesan en indagar,
ahora a través de las redes
sociales, la realidad de la Era de Trujillo,
realidad que ha sido llevada a la pantalla grande por
algunos productores cinematográficos.
Son impresionantes las escenas de quienes cayeron en redadas de muerte, como
los Panfleteros de Santiago y los
participantes en la Conspiración de los Sargentos, que eran jóvenes valiosos
hastiados de la cruel dictadura, por sólo mencionar algunos, y que pagaron con
sus vidas el invaluable gesto de combatir a la dictadura. Esto es evidencia fehaciente del estado de
terror a que estuvo sometido el pueblo dominicano durante 31 largos años. Basta visitar el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana para conocer a
fondo lo aberrante de la Era de Trujillo.
Ningún dominicano que se precie de serio, podrá anhelar la paz y el
orden al costo que se vieron obligadas a pagar tantas generaciones sojuzgadas.
Vamos a agotar todas las acciones necesarias contra aquellos que,
aprovechando los valores democráticos reconocidos en nuestra Constitución,
procuran espacio político, a través de entelequias para revivir el
ensangrentado legado del sátrapa. Es inadmisible, que se desconozcan las
décadas de lucha y sacrificio y que se falte a la memoria de nuestros héroes y
heroínas. En vista de las manifestaciones constantes de legitimización del
régimen, hoy esta Fundación y todas las
entidades que componen la Federación de Fundaciones Patrióticas hacemos de
público conocimiento que agotaremos todas las acciones legales que sean
necesarias para impedir el retorno de
sus descendientes y adláteres al manejo de la cosa pública. Con nosotros aquí,
no pasarán.
La enseñanza de la acción heroica
del 30 de Mayo es el valor supremo de la libertad, el respeto a la vida humana
y a nuestra dignidad como nación. Es un
compromiso de cada ciudadano, preservar y defender nuestros derechos
fundamentales. Es la forma más idónea de
honrar la memoria de los Padres de la Patria,
de todos los que lucharon por nuestra soberanía y de los Héroes del 30
de Mayo. Tenemos que impregnarnos de
optimismo, esperanzados de que nuestro país se encauzará por mejores rumbos. Hagamos hoy, ante Dios, el firme y unánime compromiso de trabajar y velar por una mejor
nación. Por una mayor educación para nuestro pueblo. Porque sólo
con educación, fe y auténticos valores, lograremos el país que
merecemos. Es imprescindible que todo
dominicano realice un esfuerzo sin
límites para enaltecer la nación y cumplir el compromiso de entregar a las
futuras generaciones una patria siempre libre, justa y soberana.
Muchas gracias,
Santo Domingo, D.N., 30 de mayo del 2015
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