Un grupo de 16 expertos internacionales con mandato de la justicia chilena concluyó el viernes que la muerte del ganador del Premio Nobel Pablo Neruda, poco después del golpe de Pinochet en 1973, no se debe a un cáncer como se indica en su acta de defunción.
“Lo que es cierto, categóricamente 100% seguro, es que el certificado no refleja la realidad de la muerte”, dijo el Dr. Aurelio Luna, hablando en nombre de los expertos a cargo de determinar si el poeta chileno fue asesinado por la dictadura del general Augusto Pinochet.
Sin embargo, estos especialistas de Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, España y Chile no pudieron determinar las causas reales de la muerte de Pablo Neruda.
Los expertos han descubierto una nueva bacteria no cancerosa que se está analizando en laboratorios en Canadá y Dinamarca, lo que debería proporcionar una mejor comprensión de las causas de la muerte de Neruda, dijo Luna.
La familia de Pablo Neruda sospecha de envenenamiento por parte de la dictadura (1973-1990).
Los restos del poeta y ganador del Premio Nobel de Literatura, fallecido en una clínica en Santiago en 1973, pocos días después del golpe de estado contra el presidente socialista Salvador Allende, de quien era cercano, han sido objeto de numerosos informes de expertos en los últimos años.
Exhumados en 2013, finalmente fueron enterrados nuevamente en abril de 2016 sin que el misterio se haya resuelto por completo.
En mayo de 2014, un equipo de investigadores españoles reveló la presencia masiva de bacterias Staphylococcus aureus, que podrían haber sido inoculadas por agentes de la dictadura.
Según el certificado de defunción emitido por la junta militar que estaba en el poder, el poeta murió a los 69 años de cáncer de próstata.
Pero en 2011, su chofer en ese momento y asistente personal, Manuel Araya, afirmó que su muerte se debió a una misteriosa inyección realizada el día antes de su partida a México, donde planeaba ir al exilio para liderar a la oposición al general Pinochet.
“Neruda fue asesinado”, dijo Araya a la AFP en 2013.
Luego se abrió una investigación judicial, mientras que otros testigos sembraron dudas al asegurar que Pablo Neruda estaba en forma hasta la famosa inyección.
La muerte en 1982, en la misma clínica del ex presidente Eduardo Frei (1964-1970), que fue por una operación de rutina y que pudo haber sido envenenado, reforzó la tesis de un asesinato del poeta.
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