Por: DARÍO MORÓN DÍAZ
28 de Octubre de 2017 12:00 am
En Santiago de Chile la Clínica Santa María tiene a su haber dos hechos catalogados como criminales. La muerte de dos personajes de la cultura y la política chilena: el poeta Premio Nobel Pablo Neruda y el expresidente demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva.El poeta murió el 23 de septiembre de 1973 debido a un “cáncer de próstata”. Sin embargo, el 8 de abril de 2013, un juez ordenó exhumar los restos de Pablo Neruda; debido a que existía una versión que afirmaba que, durante su hospitalización, en pleno régimen dictatorial de Augusto Pinochet, lo habrían envenenado. Insólitamente la historia clínica del fallecido desapareció del nosocomio. La investigación acudió a expertos internacionales, entre ellos un laboratorio de Canadá y otro de Dinamarca que analizaron el ADN de la bacteria ‘estafilococo dorado’, un microorganismo altamente agresivo y resistente a la penicilina, encontrado en la osamenta del poeta durante el estudio de la necropsia, después de la exhumación del cadáver. Por ello la justicia sigue en la investigación del caso.
El expresidente Frei Montalva se convirtió en uno de los más férreos enemigos del dictador Augusto Pinochet. En 1982 fue llevado a la susodicha clínica e intervenido debido a una hernia, durante la hospitalización se infectó gravemente y falleció el 22 de enero de ese año. Con los antecedentes conocidos del caso Neruda, la exsenadora Carmen Frei, hermana del expresidente y su esposo Eugenio Ortega, iniciaron la investigación. El juez de la causa tiene a seis acusados del homicidio.
El juez consideró que había un crimen y a la vez había ‘presunciones fundadas’ de la participación de los inculpados; entre los cuales está el chofer del expresidente, agente de la policía secreta, el médico que operó al paciente, Patricio Silva, viceministro en el gobierno de su víctima. Raúl Lillo, de la Dirección de Inteligencia, el médico Pedro Valdivia de la Central de Informaciones, además de dos investigadores de la Universidad Católica. Los esbirros de Pinochet y los medios de prensa afines a la dictadura, sostuvieron siempre que la muerte de Frei se produjo de forma natural. El tribunal los desmiente al concluir que se debió a una septicemia generalizada, la cual fue inducida mediante la inoculación de gas mostaza.
Las dos investigaciones continúan, en el caso del poeta Neruda, es menester agregar que no se encontró la caquexia propia del cáncer y sí el “estafilococo dorado”, inoculado por el personal de la clínica.
Un químico de la Dina, organismo que afectó a la dictadura, dijo: “¡Si quieres eliminar a un insoportable, aplícale estafilococo dorado!”.
*Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.
DARÍO MORÓN DÍAZ*
dmorond@gmail.com
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