- Los estudiantes ven a Franco como una figura casi irreal; conocen lo básico sobre la dictadura pero se lían en los detalles
Por Maite Gutierrez
El retrato de Francisco Franco Bahamonde queda desplegado ante la mirada atenta de un grupo de doce estudiantes de 4º de ESO de Barcelona.
- ¿Lo conocéis?
- “¡Es Mussolini!”.
Carla, la primera en responder, se confunde de dictador. “Que no, que es Franco”, le corrigen algunos compañeros. Ella trata de justificarse: “bueno, es que se parecen, ¿no? Todos los dictadores se parecen, son bajitos y llevan un bigote pequeño; el de Franco es como el de Hitler. Franco era muy fan de Hitler”.
Los alumnos de la escuela Virolai, en Barcelona, aceptan el reto de someter a examen sus conocimientos sobre la Guerra Civil y la dictadura. Saben de los grandes acontecimientos pero fallan en los detalles. En su defensa, cabe recordar que el currículo de Secundaria deja para el final esta etapa de la historia. En el último curso de ESO deben aprender todo lo ocurrido en Europa desde 1700 hasta ayer, a razón de tres horas semanales de clase.
Franco aparece como un villano de cine ante los ojos de estos quinceañeros, una figura casi irreal o mitológica. Para ellos, Franco y todo lo que significaba forma parte del pasado remoto. “Te lo cuentan y cuesta de creer, todo lo de la Guerra, las muertes, la dictadura, como si nunca hubiera podido ocurrir algo tan horrible”, reconocen.
Y aquí su descripción del personaje: “Un militar de extrema derecha que odiaba a los comunistas y a la República”.
“La República era de izquierdas, de izquierdas radical más bien”, dice Daniel. “Bueno, no todo el mundo era muy radical, había matices, diferentes grados de izquierdismo”, aclara una compañera. Explican que en la República no había Rey, sino un presidente del Gobierno, que Franco encabezó un golpe de Estado y que el país se dividió entre Nacionales y Republicanos. La guerra duró tres años, de 1936 a 1939. La ganó Franco porque le ayudaron “alemanes e italianos”.
“Mi abuela tuvo que irse a Francia, la perseguían, y cuando quiso volver a casa entró por Portugal”, cuenta Laura. “Mucha gente se marchó –continúan–, si no te marchabas te mataban, o te podían meter en la cárcel si pensabas diferente, o castigarte de alguna manera; Franco lo controlaba todo, él era la ley, la policía hacía lo que le daba la gana y la gente no tenía libertad, había mucha censura”.
-Y no se podía hablar en catalán. A Joan Companys lo mataron por hablar en catalán y defender la independencia de Catalunya.
–Que no, que es Lluís Companys.
- Bueno, Lluís. Lluís Companys. La represión era brutal.
- Sí, a Lorca también lo mataron por hablar en catalán.
-No, lo mataron por ser gay.
-No, por ser catalán.
-Que era andaluz. ¿No escribió Verde que te quiero verde?
-Y Tres sombreros de copa.
-¡Qué dices! Escribió Bodas de Sangre.
La conversación deriva hacia los abuelos. Son ellos los que les han hecho llegar anécdotas y retazos de historia, aunque con cuenta gotas. “Sí, con cuenta gotas porque yo veo que han pasado muchos años pero la gente aún tiene miedo. Mi abuelo no me habla mucho de todo aquello, yo le pregunté una vez y se puso a llorar. Y yo no lo entendía. Luego mi abuela me lo explicó todo. Cuando mi abuelo era pequeño los franquistas fueron a buscar a su padre, ¡Y lo mataron delante de él! Imagínate, imagínate cómo sufrió”. “Pues a mi abuela le pegaron una paliza por llevar una senyera”. “La mía tuvo que dejar su pueblo en Aragón y venir a Barcelona, porque allí lo perdieron todo, los franquistas se lo quitaron todo, y ella tenía que mantener a toda la familia”. “¡Y todo por culpa de Franco!”. “Pues mi bisabuelo fue un militar franquista”. Silencio.
Queda claro que el franquismo significó un retroceso social y cultural, con un fuerte ensañamiento sobre el bando vencido. Pasamos ya al final de la dictadura. Saben muy bien cómo murió el Generalísimo: “¡De viejo!”. “Fíjate, murió el 20 de noviembre, el día de mi cumpleaños. Mis abuelos siempre me recuerdan que cuando yo nací Franco ya llevaba 25 años muerto, y estaban muy contentos de que estuviera muerto”. “Yo lo que no entiendo es por qué no lo mataron antes, por qué nadie se rebeló”. “Pues porque no se atrevían, la gente estaba asustada, y Franco tenía cómplices, ahora todo el mundo parece muy guay pero entonces había muchos fachas, y todavía quedan, no te creas”.
Afirman que uno de sus mayores compinches fue Tejero, “un guardia civil que intentó otro golpe de estado a principios de los 80, un 27 de septiembre, o un 20 de enero...”, e insisten en su “conexión” con la casa real.
-Franco y el Rey de antes eran amigos.
- Sí, sí. Hay muchas imágenes de Francisco Franco con Juan Pablo. Si tenemos una monarquía es porque Franco lo quiso. Hasta su nieta salió el otro día en el programa de Bertín Osborne hablando del dictador como si nada.
Después de Franco dicen que llegó la Democracia, una constitución (no aciertan el año de su aprobación) que tiene que reformarse “para adaptarse a los cambios sociales” y la memoria histórica. Este último concepto les suena y tratan de definirlo: “el recuerdo del pasado, aprender del pasado”. Se sorprenden, eso sí, cuando les dicen que en España quedan decenas de fosas comunes con muertos de la Guerra. “Pensábamos que ya no quedaba nada de eso, que todos los que murieron están enterrados en el cementerio”.
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