Los 31 años que duró la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo estuvieron sustentados en el merengue, ritmo que la clase alta rechazaba, pero que el dictador llevó a los grandes salones de la alta sociedad.
Además, lo utilizó como estrategia política e ideológica para ganar adeptos a su régimen en la población humilde y campesina, como quedó demostrado durante su campaña por la presidencia del país en 1930, cuando empleó el popular género musical para criticar a las pasadas autoridades y presentarse como el hombre que garantizaría la paz y la tranquilidad de la nación.
Cuando Trujillo era guardia/ el teniente lo decía/ que él iba a ser presidente/ pa’ acabar la ñoñería así rezaba uno de los famosos temas compuesto por el merenguero típico Toño Abréu.
Un gusto inculcado. Trujillo se caracterizó por ser parrandero y fiestero, relata Mario Read Vittini en su obra Trujillo de cerca. En su juventud era muy común verlo en compañía de su tío Teódulo Pina Chevalier y un grupo de músicos bailando y bebiendo en algunos poblados de su natal provincia, San Cristóbal, relata el abogado y político.
Por su parte Rafael Chaljub Mejía, en su libro Antes de que te vayas
Trayectoria del merengue folclórico, sostiene que el dictador llevó el ritmo a los grandes salones porque había sido excluido de algunos centros de la alta sociedad donde la música popular dominicana tenía las puertas cerradas, por lo que lo promovió como una forma de vengarse del agravio recibido.
Joseíto Mateo, voz principal de la Súper Orquesta San José, dice que al Jefe también le gustaban el bolero y el danzón, dos géneros muy de moda.
Loa al Jefe. El maestro Rafael Solano, compositor de Por amor, precisa que mientras Trujillo fue presidente de la República, la producción de merengues giraba en torno al sátrapa. Estoy seguro de que una antología del género que abarque 1930-1961 sería el mejor recuento histórico de la atroz tiranía, ya que todo lo que hacía y decía Trujillo era recogido en un merengue, agrega.
El historiador Manuel Núñez en Peña Batlle en la Era de Trujillo afirma que la orquestación y las letras de los merengues se enriquecieron sobremanera con el apoyo del propulsor del género.
En Mito y cultura en la Era de Trujillo, Andrés L. Mateo señala que en la Antología de la música de la Era de Trujillo: 1931-1961, del músico Luis Rivera, hay casi 500 composiciones de merengue de las cuales 300 exaltan la figura del Jefe.
Artistas favoritos. El tirano no era inteligente, pero sí muy astuto, considera Rafael Solano. Él empleó toda su astucia para poner a su servicio lo mejor del país. Si alguien se destacaba era llamado de inmediato a servirle al régimen. Por eso no estoy de acuerdo con que se critique a una persona por haberle servido a Trujillo, ya que no había forma de negarse sin que hubiera represalias, argumenta quien dirigió la Orquesta Angelita para poder estudiar en el Conservatorio.
Tanto Joseíto Mateo como Rafael Solano citan al compositor y músico vegano Luis Alberti como la persona que -por petición de este caudillo- llevó el merengue de las fiestas campesinas a la alta sociedad.
Tanta era la fascinación de este hombre con Alberti que, según precisa Mateo, hizo que su orquesta se trasladara a San Cristóbal y la bautizó primero como Presidente Trujillo y luego como Generalísimo Trujillo.
Solano cuenta que Trujillo motivó a Alberti a tocar merengue diciéndole: Aquí no estamos para tocar danza; tócalas, pero tócame merengue, que esa es la música dominicana.
Refiere el cantautor puertoplateño que Luis se vio forzado, a pesar de que no se tocaba merengue en los salones, a hacerlo. Decidió buscar temas en los campos y empezó a hacer sus propias composiciones.
Para encabezar sus orquestas, el dictador eligió a los merengueros típicos Toño Abréu y Ñico Lora.
Dotado bailador. Trujillo se destacó por ser un excelente bailador de merengue. El historiador Aliro Paulino, afirma que lo danzaba a pasito lento.
Además, recuerda Joseíto, Al Jefe le gustaba el jaleo y hacia figuras, es decir, un baile con trazos perfectos y ligeros. Solano señala que las orquestas tenían un código: si Trujillo se paraba, tocaban merengue; si se quedaba agarrando la mano de la dama, un bolero, y si tomaba y permanecía en la pista, un set completo de merengues elogiándolo.
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