Por Franklin Báez Brugal
Elpasado 16 de agosto, el gobierno del Lic. Danilo Medina, arribó a su tercer año de gestión gubernativa. El Presidente cumple este período con un altísimo nivel de aceptación y con todas las probabilidades a su favor para ser reelecto por cuatro años más.
Uno de los grandes logros exhibidos por su gobierno es “La Revolución Educativa” que vive la República Dominicana. Es una realidad que se ha continuando cumpliendo con la asignación presupuestaria del 4%, así como con la construcción de nuevas aulas, y el establecimiento de la tanda extendida. Estos son hechos positivos que es necesario reconocer. Ahora bien, existen evidentes rezagos en primera infancia y en el mejoramiento de la calidad educativa.
Para la verdadera transformación de una nación, la calidad educativa es el ingrediente fundamental, es esencial contar con ciudadanos mejor educados que puedan ser agentes de innovación y cambio.
En la actualidad, nuestro país continúa ocupando los últimos lugares en las mediciones que se realizan a nivel internacional sobre rendimiento escolar y calidad educativa. Esto indica que nuestra juventud no está siendo preparada como es debido.
Las cifras que se disponen señalan que hemos dado un salto hacia adelante en cobertura escolar, el cual no ha estado acompañado de una mejoría en el nivel docente. Los resultados que obtienen los estudiantes nos dicen que tenemos maestros con una mala formación y si esto no se resuelve no podremos avanzar. La buena calidad de los docentes es esencial para tener mejores estudiantes que no solo alcancen buenas calificaciones, que también estén preparados para enfrentar el mundo que les espera.
Para asegurarnos el tener profesores bien formados y con capacidad de enseñar, es imperativo que se establezca un sistema independiente de evaluación, que periódicamente mida conocimientos, rendimiento y actualizaciones, para a partir de sus resultados promover ascensos y determinar necesidades de formación.
Estamos conscientes que los cambios en el sistema educativo son lentos, viéndose pocos resultados en el corto plazo. Por eso es importante que esta necesidad nacional no sea vista como el proyecto de un político o un partido en particular, porque en la continuidad de su aplicación está el futuro de la patria.
Los países que han sido exitosos en la ejecución de planes a largo plazo han dado buenos ejemplos de concertación entre los sectores público y privado, en donde estos armonizaron sus intereses en pro de la consecución de los grandes propósitos nacionales. Japón y Corea del Sur son dos casos interesantes de este accionar.
A pesar de los evidentes problemas que arrastramos con el deficiente sistema educativo que tenemos, la República Dominicana continúa mostrando cifras de crecimiento económico notables, estando entre los países de América Latina que más crece. Pero también entre aquellos con peor distribución del ingreso.
Por eso es importante lograr un cambio, en donde el país progrese a partir de competencias basadas en el saber, no en base a una mano de obra barata, ignorante y sin futuro.
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