Humillados y ofendidos. Así nos sentimos los colombianos con lo que está ocurriendo en la frontera con Venezuela, donde nuestros compatriotas son víctimas del manejo fascista e inhumano del gobierno de Nicolás Maduro.
Esta actitud nos indigna, pero por lamentable no sería de extrañar si se tiene en cuenta la historia caudillista y dictatorial de la hermana república. Una historia de dictaduras que, como en otras oportunidades lo he dicho, ayuda a entender el libro “Mi Compadre”, de Fernando González. Por eso, cuando algo ocurre allí o cuando, como tantas veces a lo largo de la historia, y de manera tan deplorable por estos días, se tornan hirsutas las relaciones entre Colombia y Venezuela, recurro a su lectura para tratar de entender lo que pasa.
El escritor envigadeño estuvo en Venezuela desde septiembre de 1931 hasta enero de 1932, rastreando a Bolívar (su libro “Mi Simón Bolívar” había aparecido precisamente en 1930) y documentándose para estudiar in situ y en vivo la figura del dictador Juan Vicente Gómez, cuya personalidad le interesaba como expresión del caudillismo latinoamericano.
Juan Vicente fue padrino por poder de su hijo Simón González Restrepo, nacido en Envigado durante su periplo venezolano, y de ahí el título del libro. Admirador y crítico de su compadre dictador, decía de él: “Es un ángel y una tigra parida”. En 1934, siendo cónsul en Marsella (Francia) se encierra durante tres meses y escribe el libro. En mayo de ese año le comentó en una carta a su suegro, el presidente colombiano Carlos E. Restrepo: “El libro les aterró en Venezuela. No lo dejarán vender”.
La lectura del libro de González, repito, ayuda a entender el fenómeno de los recurrentes regímenes dictatoriales que se han tomado el poder en el país hermano casi desde su nacimiento. Páez, el general Castro, Juan Vicente Gómez, Pérez Jiménez, Hugo Chávez y el chavismo con sus lamentables consecuencias, se inscriben dentro de esa especie de genética histórica.
Los países nacen con genes que los marcan. En Colombia, por ejemplo, como organismo social, se aprecian genes de violencia, de corrupción, de politiquería. En Venezuela está siempre latente el gen del caudillismo, de la dictadura. Nosotros, herederos de Santander; ellos de Bolívar.
“Mi compadre” es un penetrante ensayo sobre Suramérica que demuestra esa genética histórica y nos ayuda a entender la historia y la actualidad de una nación. Fernando Gonzálezrecorre la historia de Venezuela y destapa el gen caudillista y dictatorial que tentó a Bolívar, fue realidad histórica con sucesivos dictadores y golpes de estado, hasta Hugo Chávez y su heredero, el “inmaduro dictador Maduro”, como lo llamó el expresidente Belisario Betancuresta semana.
Repudiamos y nos duele el trato que se está dando hoy a los colombianos en Venezuela, que, según González, es “una leonera con el domador adentro”. Las guerras y las tragedias (sobre todo las tragedias) no nacen por generación espontánea. La historia ayuda a entender los desafueros y las demencias de los pueblos y de sus gobernantes.
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