Zoé Valdés
También leo que en Egipto toquetearon en la Plaza Tahrir, nuevamente, a una periodista francesa, agrediéndola sexualmente. No se podría esperar otra cosa de esos sádicos bárbaros formados en el islamismo radical, cuya única divisa es la del odio (un odio visceral contra las mujeres, ¿dónde están los movimientos feministas que no protestan masivamente?), el abuso y el crimen.
Por otro lado, me entero de que un grupo de emigrantes cubanos arremete contra los ‘falsos mitos’ de su país, y continúo leyendo pensando que los ‘falsos mitos’ no podían ser otros que el Che y los Castro, pues no, para estos espías infiltrados, pingueros y jineteras sin oficio y con mucho beneficio, los falsos mitos son los disidentes y los opositores, así como el verdadero exilio, que si nos ponemos a ver, todavía suman unos cuantos miles más que ellos. Pero que si seguimos dejándonos ahí estarán para hacerle el juego a sus verdugos, y pasarnos la cuenta a nosotros, los que hemos defendido, apoyado, y hasta costeado con nuestros impuestos, su salida del país.
Nada, que muy pronto, ya lo verán, el verdadero sentido del derrumbe de las tiranías, el de la libertad, se irá transformando en la simplona nostalgia por los dictadores, en mayor y más sofisticada opresión. Pero como en Cuba siempre llevamos un paso de avance y cinco hacia atrás, ya algunos sienten esa nostalgia de dos viejos cañengos que tenemos como tiranos. Nostalgia desde lejitos, por supuesto, aunque con el estómago lleno, pero todavía amordazados.
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