ESTA
semana hemos conocido, gracias al libro "Las presas: en el harén de
Gadafi", que acaba de publicar la periodista francesa Annick Cojean, del
diario Le Monde, otra faceta más del tirano, que añade horror al perfil
de la monstruosa personalidad de este personaje. El coronel mantenía
cientos de jóvenes confinadas en las bóvedas de su residencia en un
especie de harén, que Gadafi renovaba constantemente. Según Cojean, el
dictador enviaba a sus hombres a 'cazar' a las niñas en los colegios,
las peluquerías, en las fiestas y bodas. A algunas, las escogía
personalmente. Bastaba con que les pusiera la mano sobre la cabeza para
que sus escoltas entendieran que estaba diciendo "la quiero".
Violaciones, sadismo y horror durante años, eran el destino de estas
mujeres. Este perfil de depravación sexual, machista y violenta, se
añade a su crueldad, su ambición y su mente de asesino, muy común a la
de otros dictadores. De lo que no cabe duda es de la personalidad
claramente psicopatológica de los dictadores, con infancias muy
problemáticas, y también con alteraciones importantes, aunque
diferentes, de su vida sexual.
Lo inquietante, es como pueden llegar al poder este tipo de personajes, y cómo algunos se mantienen en ese poder, décadas interminables, a pesar de todos su desmanes y del horror que siembran a su alrededor. Cierto es que algunos de ellos llegaron al poder después de golpes militares, pero otros como Hitler o el filipino Marcos, lo hicieron a través de las urnas, aunque luego las suprimieron. Está claro que el miedo y la intimidación constituyen un importante mecanismo estabilizador, para los dictadores. Pero no basta. En un conocido experimento de psicología social, se pidió a un grupo de personas que apreciara cuál de un conjunto de varillas que les mostraba, era más larga que las demás. Los investigadores contaban con cómplices, que siguiendo sus instrucciones, elegían todos a propósito la varilla equivocada. Esto influía claramente la opinión de los demás. Este experimento fue repetido varias veces, cambiando la edad, el sexo y el nivel cultural de los sujetos, y fue que el 76 por 100 de los individuos se dejaron arrastrar por la opinión de los cómplices.
Los dictadores que saben utilizar este mecanismo, se perpetúan con la complicidad consciente de algunos, y la complicidad de muchos, claramente manipulados. Y esta manipulación prende mucho mejor en un campo abonado por la ignorancia. Por eso la educación y el conocimiento, son claros antídotos contra las dictaduras. Y por eso es tan importante una educación pública, gratuita y equitativa. Si perdemos esto, seremos más vulnerables a la manipulación de los poderes fácticos. Y ahora desgraciadamente esta educación está claramente amenazada. Quizás, interesadamente.
Lo inquietante, es como pueden llegar al poder este tipo de personajes, y cómo algunos se mantienen en ese poder, décadas interminables, a pesar de todos su desmanes y del horror que siembran a su alrededor. Cierto es que algunos de ellos llegaron al poder después de golpes militares, pero otros como Hitler o el filipino Marcos, lo hicieron a través de las urnas, aunque luego las suprimieron. Está claro que el miedo y la intimidación constituyen un importante mecanismo estabilizador, para los dictadores. Pero no basta. En un conocido experimento de psicología social, se pidió a un grupo de personas que apreciara cuál de un conjunto de varillas que les mostraba, era más larga que las demás. Los investigadores contaban con cómplices, que siguiendo sus instrucciones, elegían todos a propósito la varilla equivocada. Esto influía claramente la opinión de los demás. Este experimento fue repetido varias veces, cambiando la edad, el sexo y el nivel cultural de los sujetos, y fue que el 76 por 100 de los individuos se dejaron arrastrar por la opinión de los cómplices.
Los dictadores que saben utilizar este mecanismo, se perpetúan con la complicidad consciente de algunos, y la complicidad de muchos, claramente manipulados. Y esta manipulación prende mucho mejor en un campo abonado por la ignorancia. Por eso la educación y el conocimiento, son claros antídotos contra las dictaduras. Y por eso es tan importante una educación pública, gratuita y equitativa. Si perdemos esto, seremos más vulnerables a la manipulación de los poderes fácticos. Y ahora desgraciadamente esta educación está claramente amenazada. Quizás, interesadamente.
Todo un tirano!!!
ResponderEliminarJuan
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