Estamos ante una herramienta para acercar a gobernantes y gobernados
POR La Colmena
Por CLAUDIO GIRÁLDEZEn pleno siglo XXI, en el año 2012, con más de una década transcurrida en el nuevo milenio futurista, en el que parecía que los coches volarían, que las casas serían transportables y que las personas seríamos, prácticamente, inmortales, lo único que nos distingue de épocas pasadas son las redes sociales.
Esos espacios virtuales creados, casi de casualidad, son, sin duda, el invento más revolucionario de esta nueva era. Más allá de avances tecnológicos, de hitos médicos o de logros químicos, lo que ha causado auténtica sensación son esas redes intangibles.
La llegada de Internet, ese mercado libre de comunicación, esa fuente de datos anónima, instantánea e inagotables, fue lo que marcó un antes y un después en la vida de la mayoría de nosotros, pero dentro de su aparición, Facebook, Twitter o Tuenti, dispararon la trascendencia mediática de este medio.
A principios de los 90, algunos avanzados compraron un teléfono móvil. Un aparato que sin cables permitía comunicarte con cualquier punto del planeta era un auténtico lujo por aquel entonces. Años después su uso estaba normalizado, todos teníamos uno de esos en el bolsillo, es más, el que lo tuviese grande aún y con antena, es que estaba anticuado. Hoy está en otra onda el que no tiene Internet, wifi o cámara de fotos en su celular.
A este carro se ha subido más de un político como es lógico e inteligente. El modo de contactar con el pueblo más rápido, directo y cercano es la red social. Son muchos los que por el Facebook se ganaron adeptos pero es el modo más de moda, el Twitter, el que está acortando las distancias entre los gobernantes y los gobernados.
Obama fue el primero en usarlo y en beneficiarse de él para las elecciones que ganó. Este fabuloso feedback fue fundamental en la campaña del actual presidente de los Estados Unidos. En principio la política se unió a este avance con fines propagandísticos, meramente propagandísticos, sin pararse a interactuar con el votante. Se usaban los 140 caracteres para anunciar mítines o para explicar el programa. Posteriormente, se buscaba acercarse a los jóvenes, pero, hoy en día, es un método de conectar con todos los públicos mostrando la ideología de un determinado político y la respuesta de los internautas a ésta.
Últimamente, se ha ido un paso más allá, y las figuras políticas muestran experiencias o actuaciones de su cotidianidad. Este es el caso de Cristina Fernández de Kirchner de Argentina (nombre de usuario@CFKArgentina) quién suele comentar su vida diaria, no sólo la política, para hacerse más cercana y, por decirlo de alguna manera, terrenal. A la población le gusta saber aspectos personales de los encargados de representarles, qué libros leen, qué música les gusta o qué suelen comer. Eso les hará gente del entorno, no personajes públicos alejadísimos de la vida ciudadana.
Es importante que los políticos si se embarcan en este juego acepten las normas , es decir llenarse de humildad y de paciencia para encajar críticas, para aceptar conversar en cualquier situación que les ataña, con respeto, pero con mano izquierda para basándose en el humor en muchas ocasiones ser un twittero más. Y es que si algo logran estos nuevos medios de comunicación masivos es rebajarnos a todos al mismo escalón, sin privilegios ni desventajas.
Parece ser el tiempo del político 2.0, el político micro-blogging, el político que se moja como uno más, que opina, debate y hasta ironiza. La presencia de gobernantes como Hugo Chávez, Presidente de Venezuela, (nombre de usuario @Chavezcandanga), goza de miles de seguidores en Twitter, pero Obama sigue siendo el más seguido. Entre los dirigentes españoles es Rajoy con más de 245.000 seguidores, seguido por Patxi López con más de 140.000, Rubalcaba con unos 105.000 o Esperanza Aguirre con 81.000.
Muchos son lo que siguen a los gobernantes, pero poco son los gobernantes que han entendido todos los beneficios de estas redes. Todavía no han exprimido todo el jugo que pueden sacar de este utensilio social. Se gastan mucho dinero en las campañas publicitarias y este medio está incluido en el presupuesto de promoción pero deberían buscar la manera de fructificar más este recurso. Se trata de un motor gigante, mucho más poderoso de lo que se piensan, que representa el futuro, que puede ser el nexo de la juventud y la participación social y que, probablemente, sea el método de incentivar la credibilidad del político.
Dentro de todas las ventajas que nos proporcionan estas tecnologías, no debe ser un modo de vida, y menos en la política. Estas herramientas deben complementar y facilitar nuestra vida, a diferencia de lo que provoca en muchos, sobre todo en jóvenes: la prioridad absoluta en nuestros actos. No nos olvidemos de la realidad y pese a que es bueno el contacto permanente, no monopolicemos la comunicación, como comunicación online. ¿Por qué mirarnos a través de una webcam cuando podemos hacerlo directamente a los ojos?
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