3 Enero 2009, 10:21 PM
Lo último que escribió Cuchito sobre deportes
El NacionalA mediados del año recién pasado, y con motivo de la anual Feria del Libro, fui invitado junto a los colegas Tomás Troncoso y Altagracia Salazar a participar en un coloquio sobre anécdotas del beisbol dominicano auspiciado por el Centro Cultural León.
Interesado en comentar el incidente escenificado por José Arismendy Trujillo Molina, conocido como “La galleta de Petán”, llamé por teléfono al amigo Cuchito Alvarez para que me ofreciera algunos detalles de aquel acontecimiento del que había sido testigo.
Amable como siempre, y a pesar de su estado de salud, me dijo: “Moreno, te voy a escribir un relato de lo que recuerdo de ese caso y en media hora pasa a buscarlo donde Doña Grimilda”.
Creo, y así lo he consultado con su hijo Mario, que ese fue el último escrito deportivo producido por Cuchito, el amigo incondicional siempre dispuesto a ofrecer prudentes consejos a quienes trabajaron junto a él.
Como homenaje al gran amigo recientemente fallecido, deseo compartir con los lectores ese hecho que forma parte de la historia de la pelota dominicana de hace exactamente cincuenta años.
Aquí les va la carta que me remitió Cuchito y que fue leída in extenso por mí a todos los asistentes a ese coloquio:
Estimado amigo:
Te doy a continuación los datos que recuerdo del incidente famoso en nuestro beisbol. Trabajo de pura memoria. Puedes verificar el asunto con Cuqui.
La génesis de esa pendejada es de varias semanas atrás de la fecha del incidente protagonizado por Petán Trujillo. En un partido Licey-Escogido, Guayubín Olivo le dio un bolazo a Felipe Rojas Alou y éste consideró que fue ex profeso. Corriendo Felipe en tercera, Olivo lanzó un wild y Felipe se desprendió rumbo al plato, que fue cubierto por Guayubín.
Felipe se tiró con clavos arriba y si Guayubín no deja el plato, lo hubieran lastimado en formas.
Yo era, a la sazón, Director de Deportes. Como amigo tanto de Felipe como de Guayubín, me propuse intervenir para que ambos reanudaran su amistad.
Hablé con Guayubín y éste me dijo que no tenía problema alguno para darle un abrazo en público a Felipe. Pero todo fracasó cuando Felipe, encuerdado, se negó a abrazar a Olivo en público.
Así las cosas, y por mediación desconocida para mí, en un partido Licey-Escogido, se presentó al Quisqueya Petán Trujillo y durante las prácticas abandonó el palco que ocupaba prácticamente pegado al dugout azul y descendió al terreno. El logró que Felipe y Guayubín zanjaran sus dificultades y el público saludó el hecho con nutridas ovaciones. Petán quedó un rato en el terreno conversando con jugadores y luego retornó al palco a presenciar el encuentro.
No recuerdo con detalles como estaba el partido, pero si que era en sus postrimerías. Un pitcher zurdo del Licey que creo que Bobby Smith era su nombre, le dio tremendo bolazo a André Rodgers, el bahameño torpedero y antesalista del Escogido. Rodgers le marchó al pitcher azul pero la intervención de los jugadores de ambos equipos limitó el pleito a puras discusiones. Rodgers se fue a la primera base y, sorpresivamente, Petán Trujillo bajó al terreno y se dirigió a la zona de primera base. Qué se habló allí, qué se discutió, es algo que ignoro, pero lo que sí el público vio fue cuando Petán, por encima de Norman Larker, primera base del Licey, le tiró un golpe a Rodgers, a quien los árbitros, el propio Larker, contuvieron. El público quedó como una momia, pues jamás nadie pensó que esa sería la reacción de Petán.
Esa noche hubo corre-corre, pues los jugadores extranjeros, tanto del Licey como del Escogido, dijeron que no volverían al terreno y que se marcharían del país al día siguiente. Sólo la mediación hábil de Paquito Martínez contuvo a los jugadores extranjeros. Como dato curioso, en San Isidro, Radhamés Trujillo ordenó preparar el batallón de tanques a que pertenecía, para “bombardear” el edificio de La Voz Dominicana. Petán Trujillo marchó a Bonao esa misma noche.
Al día siguiente, bien tempranito en la mañana, me llamó papá y me preguntó si el Palco Presidencial estaba bien acondicionado, pues el Jefe le llamó y le dijo que esa noche acudiría al Quisqueya, “para ver si era cierto que sus hermanos daban bofetadas a los jugadores”. Un poquitín antes de las ocho de la noche, Trujillo llegó al palco del Quisqueya y que recuerde, fue la primera vez que presenció un encuentro completo, lo que no hizo ni siquiera cuando inauguraron los tres estadios. Ese juego lo ganó el Licey para conquistar el torneo 1958-59. Si la memoria no me falla, el resultado final fue 3-2, con Pete Burnside tirando gran partido. Las dos carreras del Escogido fueron producto de un jonrón de Felipe con uno en base. Y, cosa rara, las tres carreras del Licey fueron anoradas por Carlos Dore.
Hasta aquí, amigo Roosevelt, lo que recuerdo del incidente y ojalá poder complacerte mejor en otra ocasión. Recibe un fuerte abrazo de,
Las actitudes violentas de Petán y de Rhadamés dejan claro el tipo de gente que eran.
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